De altos vuelos

Las empresas espa?olas est¨¢n saliendo con fuerza a invertir en Europa, despu¨¦s de d¨¦cadas de hacerlo con ¨¦xito en Latinoam¨¦rica, en mercados tan vitales para las econom¨ªas de la zona como los de las telecomunicaciones o la energ¨ªa. La operaci¨®n de compra de British Airport Authority (BAA), el mayor grupo de gesti¨®n de aeropuertos del mundo, con sede en el Reino Unido, por parte de un consorcio liderado por la constructora espa?ola Ferrovial, no s¨®lo confirma la capacidad espa?ola para afrontar negocios en Europa en condiciones ventajosas con las operadoras europeas, sino la excepcional potencia financiera que acumulan las empresas constructoras de nuestro pa¨ªs.

El consorcio comprador deber¨¢ pagar por el grupo brit¨¢nico 10.110 millones de libras esterlinas, m¨¢s de 14.500 millones de euros. Es una operaci¨®n de una envergadura descomunal, que en ¨¦pocas no tan lejanas s¨®lo hubiera sido puesta en movimiento por grandes entidades financieras. BAA gestiona los aeropuertos de Heathrow, Gatwick y Stansted, en Londres, adem¨¢s de Southampton, Glasgow, Edimburgo y Aberdeen, con contratos de gesti¨®n de otros fuera del Reino Unido.

De la operaci¨®n econ¨®mica se desprenden varias lecciones de importancia. Ni las autoridades brit¨¢nicas ni el consejo de la compa?¨ªa comprada han obstaculizado la oferta. Simplemente, la han examinado y, en el caso del Consejo de Administraci¨®n de BAA, se ha limitado a confirmar que era mejor que otras recibidas. Por tanto, han dejado funcionar al mercado desde el primer momento, y sus accionistas, representados por el consejo, han sido informados de todos los pormenores de la operaci¨®n. Es el contraejemplo del llamado "patriotismo econ¨®mico" proclamado en otros casos y otros pa¨ªses, Espa?a incluida, un lastre ideol¨®gico del que los brit¨¢nicos se deshicieron hace tiempo. Compran y se dejan comprar.

Desde un punto de vista empresarial, confirma la tendencia imparable de los grupos de servicios de construcci¨®n espa?oles a instalarse en Europa para obtener ingresos y rentabilidad de actividades distintas de las del ladrillo. Las pruebas de la presencia de las empresas espa?olas en Europa son abrumadoras. Primero fueron los bancos y ahora son las compa?¨ªas de servicios de construcci¨®n quienes ampl¨ªan sus negocios en los otros pa¨ªses de nuestro entorno. No es bueno concentrar el capital en el ladrillo, ni en una sola zona geogr¨¢fica; mejor diversificarlo en actividades de rentabilidad futura. La globalizaci¨®n respalda el crecimiento del transporte a¨¦reo. Y la internacionalizaci¨®n de las empresas siempre es un movimiento inteligente.