Maravillosa Espa?a

Apareci¨® la selecci¨®n espa?ola en la Copa del Mundo y se puso a jugar como si fuera la mejor de las favoritas, por no decir la campeona. Leipzig no es una ciudad cualquiera, ni siquiera para el f¨²tbol, y as¨ª lo entendi¨® Espa?a, que se marc¨® un partidazo solemne en un momento crucial. Luis le hab¨ªa dado tantas vueltas a la alineaci¨®n que pod¨ªa salir cualquier cosa. Le dio el seleccionador al bot¨®n y el equipo funcion¨® de maravilla. La suya fue una actuaci¨®n exquisita, jovial, futbolera como ninguna otra, tan aseada como saludable. As¨ª es Xavi, y as¨ª jug¨® la selecci¨®n.

Ning¨²n jugador reflej¨® mejor el memorable partido de ayer que el azulgrana. Xavi se asoci¨® con los defensas y los delanteros, y con el saber estar de Xabi Alonso, activ¨® al grupo con tanta facilidad que parec¨ªa jugar de memoria, como si llevaran practicando toda la vida, imposible que fuera la primera vez que se juntaban en la cancha. Nadie repar¨® en el calor, ni en el c¨¦sped, ni en la extra?eza del bal¨®n porque el f¨²tbol espa?ol no admit¨ªa distracci¨®n de tan divertido como era para una hinchada tan festiva que acab¨® cantando: "S¨ª, s¨ª, s¨ª, nos vamos a Berl¨ªn".

El ¨²ltimo gol de Torres result¨® especialmente agradecido porque Puyol se arranc¨® como si fuera Beckenbauer: rob¨® la pelota en la l¨ªnea de medios, elimin¨® a dos rivales con una roulotte que s¨®lo se le supon¨ªa a Zidane, y tir¨® dos paredes, la ¨²ltima de cabeza, para habilitar al ariete rojiblanco, espl¨¦ndido con el gatillo. Ausente Ra¨²l, Puyol tom¨® el liderazgo indiscutible de un grupo al que le sali¨® un encuentro a pedir de boca por bonito y efectivo: 4-0. El equipo tiene una pinta tan excelente que invita a acompa?arle en la Copa hasta donde sea necesario.

Muy bien plantada y din¨¢mica, la selecci¨®n se despleg¨® desde el inicio con una determinaci¨®n y fortuna desacostumbrada, y tambi¨¦n con un estilo novedoso porque utiliz¨® la pelota para da?ar y no para enredar, ni tampoco para alimentar al contrario. Pasado el cuarto de hora ya hab¨ªa contado dos goles a la salida de dos jugadas a bal¨®n parado, una suerte que no se le supon¨ªa, acostumbrada como estaba a combinar insustancialmente. Ayer fue un equipo directo, profundo y vertical incluso en ocasiones, para nada especulador. Aseada desde la salida, la selecci¨®n busc¨® la porter¨ªa de Shovkovsky desde los distintos sectores de la cancha, por alto y por bajo, siempre agresiva con el cuero, en defensa y en ataque, porque el buen juego de posici¨®n avalaba su decidida actitud.

Mezclaban muy bien los tres medios, jugadores diferentes y complementarios, y enganchaba Luis Garc¨ªa como falso media punta, sacando a los centrales, aliviando a los centrocampistas, tocando para la subida de los laterales, facilitando el desmarque de Villa y Torres, que barr¨ªan certeramente el frente de ataque. Torres dot¨® de un dinamismo y una continuidad al ataque espa?ol que desorient¨® y acab¨® erosionando a la defensa ucrania.

Aunque los goles no fueron nada ortodoxos, los dos jugadas retrataron lo bien que jugaba Espa?a y lo mal que lo hac¨ªa Ucrania, sorprendentemente vulnerable, falta de un Shevchenko, entre lastimado y ninguneado por la zaga contraria.

Aguardaba el equipo de Blokhin a que la selecci¨®n espa?ola equivocara el pase y le regalara la pelota en la divisoria para tirar la contra hacia la carrera de Shevchenko. Ocurri¨®, sin embargo, que los jugadores de Luis no se equivocaron ni una sola vez. Eligieron siempre el momento oportuno, tanto para descargar en ataque como para recogerse en defensa, y dejaron a Ucrania sin munici¨®n.

El asunto era as¨ª de simple: jugaban para acabar la jugada, igual daba que fuera en gol o en c¨®rner, en falta o en fuera de banda. Xabi Alonso se maneja igual en corto que en largo, a Xavi nunca le caduca el bal¨®n en los pies y lo juega con sentido com¨²n, y Senna aporta contundencia, tiro y eficacia. Los tres gobernaron el encuentro con una gran autoridad futbol¨ªstica porque alternaron los cambios de orientaci¨®n con el pase interior.

Ucrania nunca tuvo tiempo para reaccionar. In¨²tilmente esper¨® que el equipo espa?ol se equivocara en alguna ocasi¨®n a la hora de tirar el fuera de juego y qued¨® noqueada nada m¨¢s volver al campo tras el descanso en un contraataque terminal que fue rematado por el colegiado: penalti a Torres despu¨¦s de una asistencia de Villa, expulsi¨®n de Vashchuk y gol, tres sanciones que parecieron demasiado disuasorias para una jugada confusa. Villa no perdon¨® y mat¨® el partido. Luis dio cancha acto seguido a Ra¨²l para que participara de la fiesta, y meti¨® a Albelda para que aburriera al contrario. Y as¨ª pas¨® el rato, perpleja la hinchada por cuanto hab¨ªa visto, feliz por un partido deslumbrante, hasta que apareci¨® Puyol y le puso el mejor punto y final a una tarde para recordar largamente, al menos hasta el pr¨®ximo partido.