Hermoso, colosal
Una demostraci¨®n plet¨®rica de Pablo Hermoso con el segundo. Sali¨® con muchos pies el de Boh¨®rquez y pronto qued¨® templado para los restos. Lo encel¨® con magia y, como hipnotizado, el toro se entreg¨®. Desde ese momento, la lidia se convirti¨® en algo m¨¢gico e imaginativo. El c¨¦nit lleg¨® cuando sac¨® a Chenel en banderillas. Todo muy reunido, de sorprendente perfecci¨®n. Acert¨® en el segundo rej¨®n de muerte, pero el premio pareci¨® cicatero.
Al impetuoso quinto, que sali¨® con ganas de comerse la plaza, le recet¨® una dosis exacta de jarabe de temple que dej¨® al toro en disposici¨®n. De nuevo luci¨® Hermoso, aunque la faena no quedara tan rematada. El toro, sin renunciar a colaborar del todo, se le neg¨® en alguna ocasi¨®n. Incluso le puso en cierta tesitura nada f¨¢cil. Un par de las cortas a dos manos y un certero rejonazo coronaron otra gran obra que el presidente no supo premiar como merec¨ªa.
Boh¨®rquez / Boh¨®rquez, Hermoso, Cartagena.
Toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez: bien presentados y nobles. Ferm¨ªn Boh¨®rquez: palmas y ovaci¨®n. Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y oreja con dos vueltas y fuerte petici¨®n de la segunda. Andy Cartagena: palmas y una oreja. Plaza de Alicante, 17 de junio. 2? de feria. Lleno.
Al primero de la tarde s¨®lo le cost¨® sentir el primer rej¨®n para entrar en el juego. A partir de ah¨ª, uno toro de templada embestida, tambi¨¦n con calidad. Ferm¨ªn Boh¨®rquez lo aprovech¨® con sobrada dosis de oficio. Labor de veterano. Certero al clavar y con distinguida monta. Fall¨® al matar y el conjunto se diluy¨®.
El cuarto manse¨® de principio a fin y no le facilit¨® las cosas a Boh¨®rquez. De nuevo el oficio le sirvi¨® para superar con dignidad el trance.
Templado de salida y correcto con los rejoncillos, Andy Cartagena abri¨® la caja del espect¨¢culo en banderillas. Mas la fiesta no fue completa porque el toro, soso y parado, no respondi¨® conforme. Tampoco import¨® demasiado. Cartagena puso lo suyo y lo del toro, y los quiebros llevaron al tendido el delirio. Arriesg¨® demasiado y pas¨® apuros, que a punto estuvieron de costarle un disgusto. Desacertado al matar, perdi¨® el premio.
Punto de apoyo
Las banderillas volvieron a ser el punto de apoyo de su actuaci¨®n en el sexto. Otra vez llev¨® la alegr¨ªa a la gente, en un derroche sin soluci¨®n de continuidad poniendo los palos, normales y de los cortos, en todo lo alto. El toro tambi¨¦n colabor¨®. En esta ocasi¨®n estuvo rotundo con el rej¨®n de muerte.
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