El arte primitivo toma el coraz¨®n de Par¨ªs
Se inaugura el Museo del Quai de Branly, considerado el legado cultural del presidente Chirac
El presidente Jacques Chirac dejar¨¢ en Par¨ªs una huella de su doble mandato culturalmente innovadora en contraposici¨®n a una acci¨®n pol¨ªtica err¨¢tica. Esa obra -que ayer inaugur¨® Chirac en un acto al que asistieron Kofi Annan, Rigoberta Mench¨² y Claude L¨¦vy-Strauss, entre otros, y que se abre al p¨²blico el viernes- es el Museo del Quai de Branly, aunque estaba previsto que se llamase de las artes primitivas o de las artes primeras. Est¨¢ dedicada a las manifestaciones culturales no occidentales. El museo, a orillas del Sena, en el coraz¨®n de Par¨ªs, es obra del arquitecto Jean Nouvel y cuenta con m¨¢s 300.000 obras -de las que se exhibir¨¢n 3.500- procedentes de los antiguos museos de L'Homme, des Arts d'Afrique et d'Oc¨¦anie y de donaciones privadas.
Jean Nouvel ha construido un espacio en el que conviven la magia y el orden
Nelson Goodman, autor del farragoso pero imprescindible Languages of Art, dice que "las obras de arte son obra del arte", es decir, de nuestra mirada y de la de las instituciones: museos, coleccionistas, galer¨ªas, cr¨ªticos...Desde el momento en que no se crea en relaci¨®n a un canon, a un ideal de belleza, que no se trabaja a favor o en contra de una Academia, puede decirse, como Chirac, que no existe "ninguna jerarqu¨ªa entre las artes, como no existe ninguna jerarqu¨ªa entre los pueblos" para mejor celebrar "la universalidad del genio humano a trav¨¦s de la deslumbrante diversidad de sus expresiones culturales". Chirac defendi¨® en la inauguraci¨®n su doctrina multilateralista y multiculturalista, y denunci¨® el etnocentrismo europeo como "pretensi¨®n no razonable e inaceptable", en un tiempo en el que "la estandarizaci¨®n gana terreno con el desarrollo planetario de la ley del mercado". "Las obras maestras del mundo entero nacen libres e iguales", escribi¨® en 1990 Jacques Kerchache, el hombre que educ¨® el ya existente entusiasmo chiraquiano por el arte "de los otros".
Hasta ahora, las creaciones de los pueblos de Asia, ?frica, Ocean¨ªa o Am¨¦rica ajenas a la influencia occidental eran material para etn¨®logos o antrop¨®logos. Serv¨ªan para remontar en el tiempo nuestro ADN pero, seg¨²n dijo un responsable del Louvre a mediados de los a?os 50 del siglo pasado, "ser¨ªa parad¨®jico equiparar esos balbuceos, por curiosos que sean, a las obras m¨¢s perfectas del genio humano para las que el Louvre apenas tiene lugar". Las esculturas o los bajorrelieves de egipcios, asirios, hititas, etc¨¦tera encuentran su justificaci¨®n en nuestros grandes museos debido a sus contactos -y derrotas- frente a la civilizaci¨®n grecorromana. El resto del mundo no exist¨ªa. Y es as¨ª como en 1788 la corona brit¨¢nica declara terra nullius (tierra de nadie, deshabitada) la futura Australia y su mill¨®n largo de abor¨ªgenes.
Es sabido que fueron Matisse, Derain, Vlaemink, Apollinaire, Giacometti, Brancusi, Kirchner, Ernst, Mir¨®, Breton y, sobre todo, Picasso quienes, al descubrir estatuillas de origen congol¨¦s, declararon haber comprendido "el sentido mismo de la pintura" ante esos "Cristos de otra forma y otra creencia" que "nos permit¨ªan liberarnos del arte griego y del Renacimiento, que eran el enemigo, y volver a comenzar con los primitivos".
En Par¨ªs se exponen permanentemente 3.500 obras en un espacio abierto de 6.500 metros cuadrados rodeado por una serpiente, una gruesa barandilla maciza, forrada de piel y en la que figura la informaci¨®n escrita, sonora y visual de car¨¢cter general, sobre una zona, tribu o civilizaci¨®n. Encima de esa gran plataforma, tres entreplantas pensadas para las exposiciones temporales. Y atravesando el conjunto, un gran cilindro de cristal en el que descansa una parte de los fondos que esperan para ser exhibidos. El edificio, que incluye dos teatros y una sala de proyecci¨®n y tiene en su techo una gran sala de lectura y un restaurante, forma parte de un conjunto de tres inmuebles. Los otros dos est¨¢n dedicados a almac¨¦n, administraci¨®n, tienda y, sobre todo, a centro de investigaci¨®n y ense?anza preparado para acoger a 250 estudiantes. El proyecto ha costado 263 millones de euros, dispondr¨¢ de 53 millones de gastos de funcionamiento anuales y espera atraer a un mill¨®n de visitantes al a?o.
El espacio de exposici¨®n, con cristaleras cubiertas por celos¨ªas met¨¢licas o por dibujos transl¨²cidos que evocan la jungla, es sombr¨ªo, misterioso, y sugiere la estrecha relaci¨®n entre los objetos y la naturaleza. El trabajo de museograf¨ªa concilia la presentaci¨®n est¨¦tica, el objeto aislado que es capaz de transmitir emoci¨®n gracias a su forma o textura, y la informaci¨®n cient¨ªfica pues la procedencia geogr¨¢fica es determinante del emplazamiento e, incluso, del color del suelo: rojizo para Ocean¨ªa, anaranjado cuando nos encontramos en Asia, amarillento en ?frica y azulado en Am¨¦rica, desde el ?rtico a la mesoam¨¦rica prehisp¨¢nica.
En el Louvre, en el llamado pavillon des Sessions, ya se presentan desde abril del 2000 y a modo de reclamo algunos centenares de obras maestras de ese "arte sin artista". En esta ocasi¨®n, el arquitecto Jean-Michel Wilmotte opt¨® por la transparencia, por un m¨¢ximo de claridad y un m¨ªnimo de informaci¨®n, renunciando a precisar la ¨¦poca de cada obra. En realidad, a los bambara, lunga, fang, bamu, kankanay, batak, sedang, beduinos, zul¨²s, comanches, yuricar¨¦, incas, mayas u hopis, que son algunas de las "familias" presentes, nunca les import¨® la originalidad ni la divisi¨®n del tiempo que aplican los occidentales.
En su d¨ªa, algunos etn¨®logos destacados denunciaron que "si el Mus¨¦e de l'Homme intentaba presentar culturas, el de Branly se contentar¨¢ con alinear obras". Es decir, que la visi¨®n cient¨ªfica y etnol¨®gica quedaba relegada en beneficio de la art¨ªstica y est¨¦tica. Al final, la intervenci¨®n de Claude L¨¦vi-Strauss y de su disc¨ªpulo Maurice Godelier sirvi¨® para reconciliar los dos mundos: para dejar que la emoci¨®n sea quiz¨¢s la primera v¨ªa de acceso para luego conducir al visitante a la curiosidad etnoantropol¨®gica. Y Nouvel ha construido el continente ideal para que coexistan la oscuridad m¨¢gica de los ritos secretos y la claridad de un discurso ordenado.
La capital econ¨®mica de las 'artes primeras'
El pasado fin de semana se subastaba en Drouot, Par¨ªs, la colecci¨®n de los marchantes Pierre y Claude Verit¨¦. Se trataba de m¨¢s de 500 obras de artes primeras o primitivas africanas y de Ocean¨ªa. El montante global -el m¨¢s alto hasta ahora conocido en el mundo para esa especialidad- fue de 43 millones de euros y una de las obras, una m¨¢scara ?gil, de la cultura Fang del Gab¨®n, se vendi¨® a 5.904.176 euros, un precio cuatro veces superior al indicado como precio de salida.
Coincidiendo con la inauguraci¨®n y apertura al p¨²blico del Quai de Branly, se celebraron otras tres subastas de colecciones tribales, oce¨¢nicas, africanas y de arte precolombino: en Sotheby's, en Christie's y en el hotel Dassault. Al mismo tiempo, y en nada menos que 13 galer¨ªas, salen a exposici¨®n y venta obras procedentes de Camer¨²n, de la cultura Fang, de la Mumuya, originarias de las riberas del N¨ªger, en formato miniatura o en gran formato, que pertenecieron a Jacques Kerchache o a Robert Lebel.
Los precios cubren una amplia gama: desde los asequibles 300 euros por unos pendientes o una escultura de cuatro cent¨ªmetros, hasta superar el mill¨®n de euros, como sucede con las obras presentadas conjuntamente por la parisiense galer¨ªa Alain Boris y su hom¨®loga madrile?a Arte y Ritual, algunas de ellas extraordinarias muestras del arte Fang, Nsopo Nsopo, Mumuya o Dog¨®n.
"Los coleccionistas muestran una especial predilecci¨®n por una serie de objetos concretos, lo que hace que aumente el montante global, pero esa tendencia no significa que el resto de los objetos o creaciones no sigan teniendo unos precios muy asequibles, explica uno de los galeristas. Otro de ellos matiza que "los compradores ya no se gu¨ªan por criterios vinculados a rituales, a las posibles connotaciones m¨¢gicas o, simplemente, emocionales. Quieren determinadas piezas en funci¨®n del periodo en el que se crearon y contextualiz¨¢ndolas en una escuela, en un corpus art¨ªstico. Como ocurre con el arte contempor¨¢neo".
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