Una mala defensa de Vargas Llosa
Quiero agradecer a don Jes¨²s Vegas S¨¢nchez que se haya hecho eco de mi carta de fecha 7 de junio sobre Havel, Vargas Llosa y los fundamentalismos, pero no puedo menos que lamentar que no haya le¨ªdo la carta que comenta. En efecto, en ning¨²n lugar me atribuyo la condici¨®n de izquierdista, ni autosatisfecho ni reticente, y de hecho esa calificaci¨®n no figura en mi texto ni casi en mi vocabulario. Las raras veces que me autodefino, lo hago con una designaci¨®n que impugna mi amigo Vicente Verd¨²: me digo inscrito en la opci¨®n de la cr¨ªtica y del progreso. Tampoco existe en el mismo ninguna descalificaci¨®n a la derecha, entre otras cosas porque su existencia me parece fundamental en cualquier paisaje democr¨¢tico. Mi rechazo se dirig¨ªa y se dirige a la extrema derecha, que siempre he considerado ajena e incluso enemiga de la derecha democr¨¢tica, aunque es posible que el se?or Vegas S¨¢nchez opine lo contrario. Tampoco he escrito que el art¨ªculo de Vargas Llosa sea "consecuencia de su contaminaci¨®n aznarista", sino s¨®lo que la acritud de sus adjetivos corresponden al belicismo ret¨®rico del segundo mandato de Aznar, tan lejos de las posiciones consensuales que mantuvo y que yo elogi¨¦ en su primer mandato. Me acusa mi corresponsal de que no argumento, sino que simplemente increpo y desacredito, y se niega en cambio a aceptar los datos que aporto a mi argumentaci¨®n, calificando de ?peligrosa? la informaci¨®n necesaria para el juicio del lector del extremismo derechista de la se?ora Hirsi Ali o el fundamentalismo neoconservador del Enterprise Institute que parece la llevar¨¢ muy pronto al equipo del vicepresidente Cheney.
Si mi interlocutor lee alguna vez mis art¨ªculos, pero sobre todo mis libros, comprobar¨¢ que lo m¨ªo no es evaluar, aprobatoriamente o descalificatoriamente, aquello de que doy cuenta, sino atenerme a lo que sucede con los datos que lo avalan, aunque ¨¦stos tambi¨¦n enga?en. Por lo dem¨¢s, su prop¨®sito de encerrarme, de manera herm¨¦tica e inmisericorde en el gueto de la izquierda m¨¢s cerril e irrecuperable, se compadece mal con la amistad de que me honro con tan peligrosos radicales como Guillermo Luca de Tena, Marcelino Oreja, Fernando ?lvarez de Miranda, Rafael Ruiz Gallard¨®n, Jos¨¦ Luis ?lvarez y un largo etc¨¦tera, y con mi larga contribuci¨®n a las actividades antifranquistas de la derecha dem¨®crata-cristiana, sin pertenecer a dicho partido ni compartir su ideolog¨ªa. Desde esta historia personal de convivencia con la derecha civilizada espa?ola, me parece injurioso que se afirme que justifico la persecuci¨®n y la violencia ejercida contra personas de derechas. Ni de derechas ni de extrema derecha, pues la violencia por ning¨²n motivo me parece aceptable.
Y para terminar, se?or Vegas S¨¢nchez, dos s¨²plicas: usted, que parece militar por Vargas Llosa, ay¨²denos a convencerle de que ponga su incontenible notoriedad al servicio del buen entendimiento y de la pacificaci¨®n de nuestro pa¨ªs; y usted, que sin duda es lector concienzudo de EL PA?S, puesto que hasta lee las cartas al director, d¨¦jese contagiar por la lealtad a los hechos que nuestro diario profesa, aunque alguna vez pueda olvidarlo.
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