De reconciliaci¨®n
Confieso que soy un bicho raro al decirlo, pero a m¨ª estas etapas son las que me reenganchan. Confieso tambi¨¦n que este a?o hab¨ªa perdido mucha ilusi¨®n, como creo que nos ha pasado a casi todos -algunos creo que la han perdido toda-. Yo, una vez perdida la ilusi¨®n por correrlo, la iba perdiendo tambi¨¦n como espectador. Y tambi¨¦n para escribir sobre ¨¦l; si no pod¨ªa vivirlo apasionadamente... ?c¨®mo iba yo a conseguir que lo que contase resultara cre¨ªble?. Adem¨¢s, las tardes de julio suelen ser golosas en planes para quienes pueden disfrutarlas, as¨ª que este a?o dar¨ªa menos pena que nunca perderse la etapa del Tour pertinente.
Pero resulta que ves una etapa como la de ayer y no te queda m¨¢s que coger la v¨ªa de la reconciliaci¨®n con este deporte. Una etapa de las que antes se hubiese dicho que hac¨ªa afici¨®n, aunque ahora no andamos mal si podemos decir que bastante es si llega a mantenerla. Y eso que aqu¨ª decir Tour es sin¨®nimo de monta?as, Alpes y Pirineos y poco m¨¢s.
Pero para m¨ª lo bonito de verdad son etapas como las de ayer, ¨¦sas en las que al final impera la l¨®gica cuando la il¨®gica parec¨ªa ganar la batalla. Etapas en las que al final terminas pegado a la pantalla como a un im¨¢n, con m¨²ltiples y variadas alternativas de victoria.
Primero fue la larga fuga del d¨ªa en la que se me col¨® un vecino, Aitor Hern¨¢ndez, del Euskaltel; se dio as¨ª a conocer al gran p¨²blico, aunque para m¨ª es Aitor, el del quinto. Le acompa?aba el c¨¢ntabro De la Fuente. Ambos en busca de un bot¨ªn ut¨®pico, la victoria de etapa, y de otro real, el maillot a lunares rojos de la clasificaci¨®n de la monta?a. Finalmente De la Fuente jug¨® su veteran¨ªa y consigui¨® su objetivo rompiendo as¨ª el sue?o de Aitor. Despu¨¦s el suizo Wegman, que ansiaba el mismo premio, trat¨® de poner en vilo a todo el pelot¨®n por una carretera plagada de toboganes. Y lo que realmente hizo fue preparar el terreno para el ataque m¨¢s duro del d¨ªa, el del alem¨¢n Kessler, que so?¨® con ganar pero que se despert¨® de golpe en los ¨²ltimos 200 metros.
Ah¨ª es donde triunf¨® la l¨®gica, la que obligaba a que esta etapa se decidiese al sprint. Un nuevo triunfo de la ciencia, y no se me entienda mal, de la ciencia pura, es decir, de la matem¨¢tica, del c¨¢lculo hecho por los equipos de sprinters para que nadie se escapase del redil. Gan¨® McEwen como pod¨ªa haberlo hecho Freire, o Boonen, o Hushovd, o Bennati, da igual. Qui¨¦n de verdad gan¨® fue la l¨®gica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.