Misma bandera, mundos distintos
Jos¨¦ Rujano, fan¨¢tico de Pantani, es venezolano como Unai Etxebarria, hijo de vascos y que mantuvo la nacionalidad para evitar la mili
Jos¨¦ Rujano y Unai Etxebarria defienden la bandera venezolana en el Tour de Francia, pero quiz¨¢ sea la ¨²nica cosa que tengan en com¨²n. El primero, de 24 a?os, es un "fan¨¢tico" de Marco Pantani que debuta con el Quick Step en la carrera francesa, un escalador bajito que guarda fuerzas para dar el golpe en los Alpes emulando a su ¨ªdolo. A Unai Etxebarria, de 33 a?os, le delata el nombre: hijo de vascos, naci¨® en Caracas porque sus padres viv¨ªan all¨ª tras marcharse como profesores voluntarios con una ONG. Al contrario que su compatriota, Unai es un rodador que participa en su sexto Tour con el Euskaltel-Euskadi, que aguanta la media monta?a y que espera su oportunidad en alguna escapada. Si se cruzan en medio del pelot¨®n, se saludan, claro, pero sin la efusividad que podr¨ªa esperarse de los dos ¨²nicos representantes de Venezuela en un pelot¨®n con 26 nacionalidades.
Rujano quiere ganar la monta?a en su debut y a Etxebarria se le ve como "gregario de lujo"
Unai lleg¨® con seis a?os al Pa¨ªs Vasco, al Durango que sus padres hab¨ªan abandonado para participar como voluntarios dando clases a los ni?os con menos recursos educativos en Caracas. La experiencia les gust¨® tanto que se quedaron a vivir. Unai y su hermana nacieron en el pa¨ªs suramericano, pero pronto regresaron a sus or¨ªgenes. El acento de Unai apenas ofrece pistas de su pasado. "He corrido los Mundiales con Venezuela y no he tenido inter¨¦s hasta ahora en pedir la nacionalidad espa?ola", asegura Etxebarria. En parte, porque gracias a eso se libr¨® de hacer el servicio militar. Su curr¨ªculo tampoco ha despertado mayor inter¨¦s entre los directivos espa?oles por reclutarle. En 1998 gan¨® dos etapas de la Vuelta a Portugal, otra de la Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¦ en 2001 y una de la Vuelta a Espa?a en 2003. En su sexto Tour, todos los que ha disputado el Euskaltel, elegir¨¢ un d¨ªa para buscar el protagonismo en una escapada y servir¨¢ en la sombra a Iban Mayo. "Es un gregario de lujo", asegura su director deportivo en el equipo vasco, Miguel Madariaga.
Cuando Unai acelera, Rujano aguanta. Y al rev¨¦s. Su hora llega cuando la carretera se empina. Entonces se agarra al manillar y ense?a los dientes. Y si es en Italia, la tierra de su idolatrado Pantani, mucho mejor. Le encanta que la gente le compare con El Pirata cuando le ve pasar. Por eso se ha afeitado la cabeza y luce un pendiente en su oreja izquierda. "Quiero parecerme a ¨¦l", asegura Rujano, tercero en el Giro de 2005 por detr¨¢s de los italianos Savoldelli y Simoni. Este curso debuta en el Tour para saldar una cuenta pendiente en su pa¨ªs. Ning¨²n venezolano ha llegado nunca a Par¨ªs con un maillot de campe¨®n en los m¨¢s de 100 a?os de historia de la prueba. "Para m¨ª, es un sue?o estar aqu¨ª entre los mejores del mundo. Espero dar lo mejor de m¨ª y estar arriba en la clasificaci¨®n en la ¨²ltima semana. Mi objetivo es ganar el maillot de la monta?a y, por mis condiciones, voy a intentar ganar una etapa en alto", dice Rujano.
El escalador de M¨¦rida ha marcado en rojo una fecha, el 18 de julio, y una monta?a, L'Alpe d'Huez, la cima en que Pantani machac¨® a sus rivales en 1995 y 1997. "?Qu¨¦ mejor homenaje!", piensa Rujano. "Me he cortado el pelo en memoria de Marco y lo hago con mucho orgullo. Realmente, le admiraba c¨®mo sub¨ªa. Si encuentro las fuerzas, har¨¦ una gran etapa", advierte el venezolano, admirador tambi¨¦n en su infancia de su compatriota Leonardo Sierra. Su f¨ªsico, sin embargo, recuerda al de Pantani.
Es el segundo corredor m¨¢s bajo del pelot¨®n (1,61 metros), s¨®lo por detr¨¢s del franc¨¦s Samuel Dumoulin (Ag2r, 1,59), y marcha octavo en la clasificaci¨®n de los j¨®venes. "Mi deseo por la bicicleta comenz¨® gracias a Sierra y Pantani. Ahora me toca superarme y mantenerme. Me considero un hombre de monta?a, aunque en la contrarreloj voy mejorando", afirma el Pantani de los Andes.
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