"Me gustar¨ªa ser musa de alguien"
Tiene 63 a?os, una figura que emana calma y un sentido de la puntualidad relativo, quiz¨¢ ligado a esa figura de la diva de la que dice huir. Se atrevi¨® incluso a cantar tangos en un espect¨¢culo sobre Borges, porque, afirma, "a veces me sube la llama muy fuerte dentro de ese pozo tranquilo que soy". Parece contenta y en paz consigo misma.
Pregunta. Acaba de presentar en Madrid un cortometraje suyo y un homenaje a Fassbinder. ?A¨²n siguen mezclados?
Respuesta. No siempre, pero muchas veces, porque ese corto se ha hecho a base de un largometraje con ¨¦l que no lleg¨® a nacer.
P. ?Qu¨¦ tiene usted para haber sido su musa?
R. Si se pudiera definir, la musa no existir¨ªa. Ten¨ªamos afinidades profundas del alma, y muchas cosas en las que nos complement¨¢bamos.
P. ?Echa de menos estar en alg¨²n Parnaso?
R. Me gustar¨ªa ser musa de alguien. Pienso que a veces lo soy del p¨²blico.
P. Porque con Wim Wenders no era lo mismo. Ni con Saura, Wajda o Marco Ferreri.
P. Pues con Ferreri lo fui, al menos en una pel¨ªcula. Nos vimos justo el mismo d¨ªa en que muri¨® Fassbinder, aunque ten¨ªamos la cita desde cinco meses antes. Consider¨¦ que era una coincidencia m¨¢gica.
P. Rompi¨® con el cine por sentirse marioneta de Fassbinder. ?La abdujo?
R. Me sent¨ªa marioneta, aunque con vida propia. S¨®lo cuando sent¨ª que a la marioneta le faltaba movilidad quise parar. Pero nunca pens¨¦ que fuera para siempre.
P. Su primer papel, Ant¨ªgona. ?Alg¨²n complejo con su padre, Edipo?
R. No. Ant¨ªgona me gust¨® desde el colegio, por la rebeld¨ªa. Y por una frase que dice que naci¨® para amar y no para odiar.
P. De ni?a so?aba con ser cantante y bailarina. ?Y ahora?
R. Ahora sue?o con tener un oto?o de mi vida lindo y soleado. Y con permanecer en escena hasta el final, proyectando cosas que abran corazones.
P. ?Se ha sentido olvidada alguna vez?
R. S¨ª. Aunque no totalmente, porque siempre se acercaba la gente a mirarme con curiosidad y a decirme que no o¨ªan hablar de m¨ª. Y yo siempre dec¨ªa: cada cosa a su tiempo.
P. Eso mitiga mucho el punto diva.
R. S¨ª, pero nunca me gust¨® la noci¨®n de diva. Prefiero ser un espejo en el que se reflejan los dem¨¢s por lo que son o lo que querr¨ªan ser. O afrontar un papel con un fondo enigm¨¢tico, que me da ganas de vivir.
P. ?Los mitos er¨®ticos tienen edad?
R. S¨ª. Pero el erotismo no es s¨®lo sexo. Est¨¢ ligado a un magnetismo que existe hasta que te mueres; a las ganas de vivir y de amar.
P. ?De qu¨¦ quiere convencerse cuando se autohipnotiza?
R. De que cada cosa que me pasa tiene valor, y se puede llevar a un momento de plenitud si yo quiero.
P. ?Y si no se despierta?
R. Bueno, mi autohipnosis est¨¢ acompa?ada de vigilia: soy testigo, y no me quedo dormida.
P. Ya que naci¨® fronteriza, ?prefiere ser polaca como Wojtyla o alemana como Ratzinger?
R. Ah, no, Ratzinger no, por favor [r¨ªe]. Yo soy alemana de cultura y de ascendencia. Estoy tan mezclada como todos. Pero el Papa no me hace mucha gracia en ning¨²n caso.
P. A tenor de sus papeles, ?es m¨¢s Lili Marleen, m¨¢s Maria Braun o m¨¢s Petra von Kant?
R. Soy m¨¢s Hanna Schygulla.
P. Si Marlene Dietrich era los ojos l¨¢nguidos, ?qu¨¦ ojos son los suyos?
R. Mis ojos no tienen nada de particular. La mirada, s¨ª, porque dentro de m¨ª hay una mezcla de ternura e implacabilidad. Y hace que a veces mi mirada sea muy dulce y otras d¨¦ miedo, como pasa con las de los ni?os.
P. "Nunca he tenido una relaci¨®n de m¨¢s de tres a?os". ?Les espanta?
R. Eso era en mi juventud, porque yo quer¨ªa vivir s¨®lo momentos extraordinarios. Pero hoy pienso que la vida son olas, y que no puedes quedarte siempre en la parte alta.
P. ?Cu¨¢les son ahora sus momentos extraordinarios?
R. Cuando llegan las coincidencias, y cuando tienes un momento de emoci¨®n no amorosa, sino de amor. Con eso basta.
P. Descubri¨® el teatro a los tres a?os; se subi¨® a un escenario a los siete. ?Le han pasado las cosas demasiado pronto?
R. S¨ª [r¨ªe]. Y ahora me llegan con retraso.
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