El esp¨ªritu de Ginebra
Cumplir con el esp¨ªritu de una ley no es suficiente para que un Gobierno asegure que lo hace por mucho que el nuevo portavoz de la Casa Blanca, el ex periodista de la Fox Tony Snow, se esforzara ayer en justificar el cambio radical de pol¨ªtica sobre los presos de la base naval de Guant¨¢namo (Cuba) y en otros centros de detenci¨®n bajo custodia militar americana que a partir de ahora va a aplicar Estados Unidos. El Supremo se lo indic¨® el pasado mes a Bush al fallar en contra de las comisiones militares de excepci¨®n montadas por el Pent¨¢gono para dar una apariencia de juicio contra los detenidos en Guant¨¢namo.
El Gobierno de George W. Bush ha violado sistem¨¢ticamente el derecho militar estadounidense y las cuatro convenciones de Ginebra (1864, 1906, 1929 y 1949), que regulan el trato a los prisioneros de guerra, desde que la Casa Blanca obtuviera poderes especiales para combatir el terrorismo a ra¨ªz del 11-S. "Todos los detenidos han sido tratados de manera humanitaria, pero queremos hacer las cosas bien", ha declarado el portavoz del presidente Bush. Tal aserto es inexacto como se ha visto tras las denuncias de abusos cometidos por militares americanos no s¨®lo en Guant¨¢namo, sino tambi¨¦n en Abu Ghraib, as¨ª como en los presuntos casos de tortura de personas trasladadas en los vuelos irregulares de la CIA.
La Administraci¨®n de Bush sosten¨ªa hasta el fallo dictado por el Supremo el pasado mes que los militantes de Al Qaeda y otros sospechosos de terrorismo deb¨ªan ser considerados como "combatientes ilegales" y por consiguiente, aun cuando en esp¨ªritu el presidente asegurase que su Gobierno acataba la Convenci¨®n de Ginebra, no les reconoc¨ªa ninguna protecci¨®n al no ser soldados de ning¨²n pa¨ªs ni llevar uniforme. El Pent¨¢gono y la Casa Blanca se extralimitaron con el establecimiento de esos tribunales de excepci¨®n, en violaci¨®n del art¨ªculo 3 ginebrino, y, adem¨¢s, sin tener la plena autorizaci¨®n del Congreso sobre esa cuesti¨®n. Tanto el presidente Bush como el secretario de Defensa Rumsfeld desoyeron en su d¨ªa los consejos de los abogados militares que advirtieron de que pod¨ªan estar incumpliendo la ley. El Supremo as¨ª lo dictamin¨® y ahora se ven obligados a cambiar de ruta.
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