Marc Recha participar¨¢ en los festivales de cine de Locarno y Toronto con su quinto filme, 'Dies d'agost'
Dies d'agost, la quinta pel¨ªcula de Marc Recha, ha sido seleccionada para participar en las pr¨®ximas ediciones de la Competici¨®n Internacional de Locarno y del Festival Internacional de Toronto. En este filme, que no se estrenar¨¢ hasta oto?o, el cineasta catal¨¢n da un paso m¨¢s en la forja de un estilo tan personal¨ªsimo como dif¨ªcil de concretar en palabras. Recha llevaba meses recogiendo material para rodar un perfil del periodista Ramon Barnils, fallecido hace unos a?os. Ten¨ªa grabadas m¨¢s de 100 horas de conversaciones con personas que conocieron a Barnils, lector voraz muy interesado en la Guerra Civil. No obstante, no sab¨ªa c¨®mo contar su historia.
Aturdido por el trabajo, Recha llam¨® a su hermano David para irse juntos de vacaciones. Dies d'agost es la cr¨®nica de aquellos d¨ªas en los que recorrieron las tierras del Ebro, comarca literaria del desaparecido Jes¨²s Moncada. Eso, y mucho m¨¢s. Los papeles promocionales de la pel¨ªcula la tildan de road movie, pero es s¨®lo una etiqueta. Los protagonistas son el director y su hermano, que se interpretan a s¨ª mismos, y la gente con la que se encuentran. Aunque parezca lo contrario, no se trata de un documental: tras pasar por la sala de montaje la andanza se ti?e con el barniz de la ficci¨®n.
El filme se fue conformando de manera espont¨¢nea, sin gui¨®n previo y realizado en muy poco tiempo: cuatro semanas. "Me pregunt¨¦ c¨®mo crear espacios de ficci¨®n a trav¨¦s de la realidad. Todo es fruto de la observaci¨®n", explic¨® ayer el director. Recha emparent¨® su propuesta con los textos autobiogr¨¢ficos de Josep Pla, aqu¨¦llos en los que el escritor no s¨®lo narraba su vida, sino que le serv¨ªan para construir su propio personaje.
La pel¨ªcula tambi¨¦n se puede leer como una met¨¢fora del proceso de creaci¨®n, un ejercicio de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica al transitar por los parajes del frente del Ebro, un anhelo por recuperar para¨ªsos perdidos sugeridos con la torre del campanario del viejo pueblo de Mequinensa, sumergido hoy en un pantano... Marc y David se topan en su marcha con personas at¨ªpicas, como una autostopista que trabajaba de bailarina de flamenco en el metro de Nueva York, un guarda forestal aficionado a la trompeta o la camarera de un c¨¢mping que en su adolescencia fue cantante de rock. El paisaje que les rodea, que tanto apreciaba Ramon Barnils y en el que se refugi¨® antes de morir, tiene un papel central. "Los paisajes son importantes como concreciones de la memoria colectiva y por su capacidad de evocar historias y recuerdos", apunt¨® Recha. No faltan tampoco las referencias a los siluros, esos peces gigantescos introducidos furtivamente en el Ebro por un alem¨¢n en la d¨¦cada de 1970. Y todo contado sin prisas, con un tono que el director calific¨® de "¨¢crata".
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