Las monta?as de las marmotas

?Mar o monta?a? ?Agua salada o dulce? ?Arena caliente o fresquita hierba? Todos los veranos nos asalta la ineludible decisi¨®n. Ante el panorama de unas playas saturadas y unos precios desorbitados en la costa, la alternativa monta?era se presenta igual de atractiva y, seguramente, menos ruidosa y estresante. Los Altos Pirineos franceses, justo en el centro de la cordillera, ofrecen su exuberancia natural a aquellos que busquen verdor, relax (y aventura, ?por qu¨¦ no?) y buena mesa.

1 TARBES

La regi¨®n de Altos Pirineos est¨¢ situada al otro lado de la frontera, tras el t¨²nel de Aragnouet-Bielsa. Otra opci¨®n para acceder consiste en volar hasta San Sebasti¨¢n y conducir por autopista (A-64) hasta llegar a su capital, Tarbes, una ciudad acogedora donde sobresale el flamante hotel Rex, con su dise?o ultrafashion y una fachada acristalada, de colorido mutante, que anima las noches del centro hist¨®rico: su restaurante-bar se convierte en epicentro de animadas actuaciones. Las habitaciones, con el ba?o acristalado y los muebles de vengu¨¦, se inundan de los colores de la fachada al colarse por la ventana.

Aqu¨ª, en la noble Tarbes, los aficionados al arte ecuestre pueden visitar las caballerizas que prove¨ªan de purasangres a Napole¨®n I. Milagrosamente activo desde 1806, se trata de un complejo de ocho hect¨¢reas de edificios se?oriales, jardines floridos y caballerizas centenarias. Un paseo por sus instalaciones descubre secretos de la cr¨ªa de caballos, lo dif¨ªcil que resulta mantener una raza pura o la cotizaci¨®n de algunos sementales. Un museo interactivo, la herrer¨ªa y la docilidad de algunos ejemplares enriquecen el periplo.

2 ZOO EN ARGEL?S GAZOST

Otro sitio donde los ni?os pueden disfrutar a lo grande es el zoo de animales de los Pirineos, en Argel¨¨s Gazost. Para llegar desde Tarbes se pasa cerca de Lourdes, el c¨¦lebre santuario mariano, seg¨²n los lugare?os una de las ciudades con m¨¢s hoteles del mundo y el segundo im¨¢n de peregrinaje cristiano, despu¨¦s de Roma. La gruta de Massabielle es visitada a diario, desde 1858, por miles de fieles que esperan se repita alguno de los m¨¢s de cien milagros que hasta la fecha se le atribuyen a la Virgen. En cuanto al zoo, mejor ir a primera hora de la ma?ana, porque no hace calor y hay poco p¨²blico. All¨ª, am¨¦n de un museo de la fauna mundial, se puede dar de comer a las marmotas: cuanto m¨¢s avanzado est¨¦ el verano, m¨¢s voluminoso ser¨¢ el contorno de sus cinturas. Y sus gritos, de sonoridad casi humana cuando luchan entre ellas por unas hortalizas, provocar¨¢n la hilaridad de cualquier visitante. Lo que puede provocar algo m¨¢s cercano al miedo es la presencia del lobo, del lince y, sobre todo, de una pareja de osos pardos. Pero para los m¨¢s asustadizos no faltan las ¨¢giles nutrias y palomas, chivas y otras especies m¨¢s dom¨¦sticas en la zona de la granja.

Los escandalosamente verdes Altos Pirineos que podemos disfrutar en verano se ocultan, como las marmotas, durante los meses g¨¦lidos, bajo una cubierta inabarcable de hielo y nieve. Y lo mismo sucede con los sudorosos ciclistas que ahora serpentean por sus carreteras, pues en invierno son relevados por abrigados esquiadores. Porque el Tour de Francia visit¨® esta regi¨®n ahora, en julio: el d¨ªa 13 pas¨® por Tarbes, y previamente, el 11, en una de sus etapas m¨¢s duras, por el puerto de Tourmalet, en cuya cima reina el monumento al ciclista, una escultura de tres metros de altura y 350 kilos de peso, obra de Jean-Bernard M¨¦tais.

3 BAGN?RES DE BIGORRE

La gigantesca escultura de M¨¦tais tambi¨¦n se ha contagiado del s¨ªndrome marmota y, durante los meses inclementes, se refugia en el hotel que el campe¨®n franc¨¦s de esta disciplina, Laurent Fignon, ha abierto en el edificio de una antigua f¨¢brica textil en la localidad de Bagn¨¨res de Bigorre. Es un establecimiento especialmente equipado para jinetes de la bicicleta, con estancias donde los deportistas pueden guardar sus veh¨ªculos y repararlos, as¨ª como repararse ellos mismos con sesiones de masajes, jacuzzi o sauna.

Los Altos Pirineos ofertan muchas tentaciones para hiperactivos: desde practicar el puenting entre los desfiladeros de la regi¨®n hasta lanzarse en parapente por el bell¨ªsimo valle de Louron, darle al trekking por sus m¨¢s de 400 kil¨®metros de senderos (entre los que sobresale El Camino de las Estrellas) o surcar las aguas de los bravos r¨ªos entre altas monta?as.

4 PIC DU MIDI

Y hablando de alturas, a 2.877 metros se encuentra el museo astron¨®mico del Pic du Midi de Bigorre, al que se accede por telef¨¦rico desde la estaci¨®n de La Mongie, con escala en el Taoulet, de 2.341 metros. El centro permite, am¨¦n de admirar la cordillera desde sus terrazas, observar el sol y engullir mucha informaci¨®n sobre constelaciones, estrellas y galaxias. Este observatorio se empez¨® a levantar en 1878 y cuenta con el telescopio m¨¢s grande de Francia.

Pero las pistas de la regi¨®n no acaban aqu¨ª. Abundan las ciudades-spas (como Bigorre, con ocho balnearios), los pueblos con encanto (como Arreau, con sus dos r¨ªos y sus bellas casas de tejado gris) y los lagos, como el de Payole, uno de los parajes m¨¢s relajantes de la zona. Con aguas fr¨ªas todo el a?o, un bosque circundante y la cordillera al fondo, invita a tumbarse en sus orillas mientras vacas y caballos te vienen a saludar. El impresionante entorno relaja m¨¢s que un mes d¨¢ndole al taichi. S¨®lo falta dejarse seducir por la sabrosa cocina local para ganar un par de kilos. Pero qu¨¦ diablos, ya adelgazaremos cuando llegue el fr¨ªo, como las amigas marmotas.