Terapia italiana
Hace un par de semanas, Salvador P¨¢niker contaba en este peri¨®dico su ¨²ltima crisis de ansiedad y la terapia para combatirla. Voy a repetir los s¨ªntomas del ataque de P¨¢niker y su remedio para superarlo porque mucho me temo que el art¨ªculo del fil¨®sofo te¨®ricamente sereno, de gen¨¦tica tan budista, haya pasado inadvertido en medio de la estresante histeria pol¨ªtico-medi¨¢tica que organizamos aqu¨ª cuando se acaba el curso pol¨ªtico. Y hay que admitir que este fin de temporada est¨¢ siendo particularmente rico en producci¨®n y amplificaci¨®n del PEB (Producto Estr¨¦s Bruto), que como se sabe no s¨®lo es una de las variantes nacionales de nuestro Producto Interior Bruto (el PIB), sino la fuente principal y ¨²nica de todos los ataques de ansiedad y p¨¢nico, trastornos por angustias, fobias sociales o individuales, depresiones y dem¨¢s episodios relacionados con el famoso estr¨¦s post-traum¨¢tico.
Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que medir la fabricaci¨®n nacional de estr¨¦s con la misma precisi¨®n que se calcula para otros productos interiores y dividirla con el tambi¨¦n inexistente ¨ªndice FIB (Felicidad Interna Bruta) para saber con precisi¨®n matem¨¢tica qu¨¦ diablos nos pasa en este pa¨ªs, tanto individual como colectivamente. Los declin¨®logos espa?oles, que son bastante m¨¢s hist¨¦ricos que los franceses (de donde procede el t¨¦rmino catastrofista) y hasta tienen partido pol¨ªtico, nunca suelen relacionar la producci¨®n interna de estr¨¦s, del que son unos maestros, con los cada d¨ªa m¨¢s extendidos ataques de P¨¢niker que todos los ciudadanos de este pa¨ªs empezamos a padecer por estas fechas.
Todo empieza as¨ª, seg¨²n el fil¨®sofo. Cuando en el cerebro (individual/social) se nos mete una sola idea en la cabeza que roe el discernimiento, coloniza todo el territorio mental, expulsa el resto de las ideas plurales y, si uno no se anda con cuidado, se convierte en trastorno obsesivo y, a veces, tambi¨¦n compulsivo. Ataque de ansiedad o p¨¢nico que la psiquiatr¨ªa materialista relaciona exclusivamente con el exceso de serotonina en el cerebro, la ca¨ªda en picado de tus defensas inmunol¨®gicas, que tienen geometr¨ªa de burbuja, y, sobre todo, con los niveles de estr¨¦s ambiental (medi¨¢tico) al que est¨¢s sometido. Dado que nuestra producci¨®n nacional de estr¨¦s no controlado ni tolerado (carga allost¨¢tica, que la llaman) es todo un r¨¦cord en Eurolandia, s¨®lo se conocen tres terapias posibles y las tres muy caras. La terapia de la farmacia de guardia, la terapia Manolo Vicent y la terapia P¨¢niker.
Lo m¨¢s r¨¢pido es lo materialista, como siempre. Pedirle a la farmac¨¦utica de tu barrio pastillas con sufijos en -zac, -xat, -nac o derivados, y por cincuenta euros (+IVA) resolver tu problema de serotonina por culpa del politiquero estr¨¦s allost¨¢tico amplificado hasta el delirio por la enorme carga medi¨¢tica que aqu¨ª soportamos.
O ir como Vicent al psiquiatra tradicional, tumbarse a largar en el arcano div¨¢n freudiano y pagar una factura enorme (con IVA) que luego s¨®lo puedes recuperar escribiendo un libro magn¨ªfico (Ver¨¢s el cielo abierto) o dando un curso (deslumbrante) en la Universidad de Verano de Santander para aumentar la felicidad interna (FIB) de sus lectores, que somos legi¨®n. Pero ese viaje de ida y vuelta s¨®lo Vicent lo puede hacer.
En tercer lugar, el sistema P¨¢niker. La curiosidad intelectual o autoterapia cognitiva que consiste en mirarnos desde fuera por el m¨¦todo de la meditaci¨®n hind¨². Pero en este pa¨ªs los orientalismos terap¨¦uticos todav¨ªa no tienen IVA ni posible retorno literario porque las ra¨ªces cristianas, recientemente valencianizadas, rechazan de plano ese eurotao que proponen al mismo tiempo P¨¢niker y Sloterdijk, y que consiste en adoptar y conjugar el punto de vista de la cuarta persona del singular. El ¨²nico territorio donde la auto-iron¨ªa es posible, el estr¨¦s malo desaparece y la pesantez medi¨¢tica se esfuma. Tambi¨¦n es un m¨¦todo caro porque los viajes f¨ªsicos o espirituales a las estribaciones del Himalaya no est¨¢n al alcance de cualquiera.
Pero ahora que lo pienso y hablando de viajes, existe una cuarta terapia mucho menos cara y nada intelectual. Cuando llega la oleada de estr¨¦s espa?ol, como ahora mismo, cuando empiezan a manifestarse los primeros s¨ªntomas de las crisis de ansiedad y los ataques de P¨¢niker que nos introducen una sola idea en la cabeza, largu¨¦monos a Italia en uno de esos vuelos muy baratos.
Miren ustedes, nuestra carga medi¨¢tica/allost¨¢tica es rid¨ªcula al lado de la producci¨®n bruta de estr¨¦s en la pen¨ªnsula hermana, en comparaci¨®n con el PEB italiano. All¨ª todo est¨¢ en solfa permanentemente. Desde el modelo de Estado hasta el sistema pol¨ªtico y financiero, pasando por el actual maxiproceso futbolero a los dirigentes de la Juve, el Milan, la Fiorentina y la Lazio; el asunto de los nuevos capos de la Mafia recientemente desarticulada y vuelta a renacer; el inminente futuro penal de ese Berlusconi tan relacionado con Aznar y el yern¨ªsimo Agag; las muy horteras corrupciones mon¨¢rquicas de esos Saboya primos de los Borbones; el tambi¨¦n delicado sistema federal o confederal, y hasta las no menos merengues relaciones con Benedicto XVI.
El problema es que estos productos estresantes italianos, tan superiores a los nuestros, no generan all¨ª un estr¨¦s comparable al de aqu¨ª. Basta viajar por cuatro euros ah¨ª al lado, a la otra pen¨ªnsula, respirar el cargado y corrupto PEB italiano tomando un capuccino en una terraza de la plaza de la Se?or¨ªa de Siena mientras ojeas los titulares gordos del peri¨®dico, para luego regresar a la bella Terminal 4 vacunado contra nuestro peque?o estr¨¦s de fabricaci¨®n casera. Y sobre todo, regresar a nuestra neurastenia medi¨¢tica curado de espanto y con una sonrisa zen en los labios manchados de espuma.
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