Creador de videojuegos
En el colegio le llamaban maquinitas. Y es que, aunque a los ni?os de ahora hay que arrancarles de las manos sus consolas port¨¢tiles, pocos escolares de los a?os setenta pod¨ªan presumir ante sus amigos de poseer una m¨¢quina de videojuegos. Ignacio P¨¦rez Dolset era uno de ellos. Su padre ten¨ªa un negocio de distribuci¨®n, as¨ª que ¨¦l y su hermano Javier (el fundador de Lanetro) se han "criado con ellos", explica. La familia P¨¦rez Dolset debe de tener una de las mayores colecciones de Espa?a, digna de un museo: tiene unos 10.000 videojuegos, entre ellos el que ha dado fama y dinero -y tambi¨¦n muchos dolores de cabeza- a Ignacio, el hermano peque?o, creador de Commandos, el videojuego espa?ol m¨¢s influyente del mundo, que se ha traducido a 12 idiomas, se ha vendido en 50 pa¨ªses y ha alcanzado los tres millones de copias y los 63 millones de euros en ventas. Commandos acaba de cumplir 10 a?os.
Yo siempre iba al colegio con mis videojuegos, pero si hab¨ªa un bal¨®n de f¨²tbol me olvidaba de la m¨¢quina
El problema no es hacer videojuegos, sino hacerlos en Espa?a. Eso es lo que hace que la dificultad se multiplique por diez
Ignacio P¨¦rez Dolset (Ja¨¦n, 1970) empez¨® a trabajar en el negocio familiar, pero asegura que ha tenido en la cabeza la idea de Commandos "a?os y a?os. Siempre he sido un gran aficionado a la II Guerra Mundial, y a los soldados de plomo". El juego fue un ¨¦xito, lo que permiti¨® crear una serie y, tambi¨¦n, asegur¨® la supervivencia de su empresa, Pyro Studios. Y es que el videojuego puede parecer cosa de ni?os, pero crearlos es un trabajo arriesgado, duro, largo y extremadamente caro. Cada a?o se lanzan 1.500 t¨ªtulos al mercado, pero s¨®lo uno de cada cuatro hace dinero. P¨¦rez Dolset recuerda que el primer Commandos cost¨® alrededor de un mill¨®n de d¨®lares, y en ¨¦l trabajaron 20 personas durante 18 meses. El pr¨®ximo lanzamiento de Pyro costar¨¢ 12 millones de euros, y necesitar¨¢ el trabajo de unas 90 personas durante tres a?os y medio.
P¨¦rez Dolset sonr¨ªe cuando se le pregunta si sab¨ªa lo duro que era este negocio cuando desembarc¨® en ¨¦l. "No", responde sin dudar. "Y si lo hubiera sabido, no lo habr¨ªa hecho". El joven reflexiona: "El problema no es hacer videojuegos. Es apasionante, y tiene muchas gratificaciones. El problema es hacer videojuegos en Espa?a. Eso es lo que hace que la dificultad se multiplique por 10". Espa?a es una gran consumidora de videojuegos. Es, de hecho, el cuarto mercado europeo. Pero el 99,5% de los t¨ªtulos que se venden son extranjeros. La industria, por llamarla de alguna manera, se muere. "No hay gente para hacer videojuegos, estamos fuera de los circuitos de la creaci¨®n, no hay iniciativa, no hay apoyos a la formaci¨®n o la I+D o la exportaci¨®n de productos... Fallan muchas cosas", explica P¨¦rez Dolset. El ejecutivo cree que Espa?a parte de grandes carencias, como, por ejemplo, que no es una potencia exportadora de propiedad intelectual -"?alguien ha visto un tebeo de Mortadelo en Estados Unidos?"- y que la base de nuestra econom¨ªa sigue siendo el ladrillo. Pero, como el resto de los creadores espa?oles, se queja de la falta de inter¨¦s gubernamental y social por este problema. "Me pregunto qu¨¦ pasar¨ªa si ma?ana el 99% de los libros que se vendieran fueran de autores extranjeros". No es una pregunta rid¨ªcula, ni un negocio anecd¨®tico. Mueve 14.000 millones de d¨®lares y crece m¨¢s que ning¨²n otro sector del entretenimiento. Durante la presentaci¨®n del ¨²ltimo Commandos, P¨¦rez Dolset coment¨® con iron¨ªa la envidia que le daba la presencia de ministros en estrenos como el de Volver, [¨²ltima pel¨ªcula de Almod¨®var] mientras que de Pyro "s¨®lo se acuerdan los de Hacienda. En Espa?a, lo ¨²nico que hay es un inmenso mercado de consumo para que ese dinero se vaya a EE UU, Reino Unido o Jap¨®n, y que, con nuestro dinero, sus empresas sean mayores. Pero hay que pelear".
La nueva pelea es una pel¨ªcula de animaci¨®n, un proyecto de 50 millones de d¨®lares, 300 personas y seis a?os de producci¨®n, pero "¨¦se es el reto sencillo", explica. "Lo m¨¢s complicado es conseguir que se distribuya internacionalmente con la potencia suficiente para que compita con las americanas".
P¨¦rez Dolset es padre de dos gemelos de dos a?os, y de un beb¨¦ que tiene apenas unos meses. ?Le preocupa que jueguen a videojuegos? "No me preocupa en absoluto. Cero. Tampoco me preocupa que lean libros, o que salgan a jugar al f¨²tbol". Y reflexiona: "La interacci¨®n tiene un valor a?adido enorme, que es el de hacer participar al usuario. La hay en toda forma de arte, pero en el videojuego se consigue un nivel de inmersi¨®n incre¨ªble. Ese elemento participativo es muy bueno para estimular la psicomotricidad, los reflejos, la actividad mental, la capacidad de deducci¨®n y de resoluci¨®n de problemas, la empat¨ªa... La parte negativa es que tiene una capacidad de atracci¨®n enorme. Pero yo no creo", a?ade "que el videojuego genere adicci¨®n. Otra cosa es que haya alguien que se pase decenas de horas jugando porque no sabe controlarse". P¨¦rez Dolset cuenta que, cuando era peque?o, ¨¦l y sus amigos se iban a jugar a los recreativos y se quedaban "alelados". Pero ¨¦l, que lleva jugando desde los cinco a?os, lo tiene claro: "Cuando hay que jugar, se juega, y cuando hay que parar, se para. Y yo iba al colegio con mis videojuegos pero, si hab¨ªa un bal¨®n de f¨²tbol, me olvidaba de la m¨¢quina".
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