V¨ªsperas de nada
Jiuston, tenemos un problema. El Ayuntamiento est¨¢ convencido de haber realizado no ya el mejor de los programas de fiesta posibles, sino el mejor. Punto. En cambio, la ciudadan¨ªa opina otra cosa. Seg¨²n la encuesta realizada por un rotativo local, el 84% de los entrevistados declar¨® que no le gustaba el programa de la Semana Grande. Y, claro, algo falla para producirse semejante divorcio. Seguro que la encuesta no era todo lo cient¨ªfica que mandan los c¨¢nones, pero agarrarse a eso es querer vendarse demasiado los ojos. Todas las ciudades y pueblos en fiestas proyectan una imagen de s¨ª mismos en la que se reconocen sus habitantes. Otra cosa es que luego participen en ellas o se larguen a Benidorm o a Marbella (si son de Benidorm). En cambio, Donosti en fiestas no proyecta ninguna imagen y desde el Ayuntamiento se quiere hacer creer que todo se arregla con el programa. Uno ha visto fiestas consistentes apenas en un concurso de mus o en una recogida de basura colectiva rematada por la comida en com¨²n, pero se notaba que hab¨ªa orgullo detr¨¢s y sentimiento de colectividad. Donde no llegaba el presupuesto, llegaba el entusiasmo.
Hasta el propio programa relega las fiestas al atardecer, como si se avergonzase de ellas
Aqu¨ª el entusiasmo parece correr detr¨¢s del presupuesto, pero sin ninguna esperanza de alcanzarle. Pero si hasta el propio programa relega las fiestas al atardecer, como si se avergonzase de ellas. Durante el d¨ªa apenas hay alg¨²n evento para los chavales y encuentros deportivos que s¨®lo interesan a los participantes. Al atardecer, como si fu¨¦semos vampiros, somos invitados a ir detr¨¢s de alguna charanga desconectada de cuadrillas, pe?as o similares. Los donostiarras s¨®lo se reconocen en los fuegos, pero es mucho pedir a un evento que dura menos de media hora que se convierta en el motor y las se?as de identidad de las fiestas, a menos que hubiera fuegos en el desayuno, tracas en el aperitivo, masclet¨¢s en la sobremesa y escupidores de fuego in the evening.
Los toros tienen su p¨²blico y se celebran lo suficientemente lejos del cogollo como para que no atraigan ni a los antitaurinos, que este a?o se han superado a s¨ª mismos con un cartel que representa a un ser humano a cuatro patas con banderillas en la espalda y vomitando sangre. S¨ª, repulsivo a m¨¢s no poder. ?Habr¨¢n querido decir que los toros son como los seres humanos o que hay seres humanos que se merecer¨ªan eso, por ejemplo los partidarios de los toros?
Uno de los escas¨ªsimos momenticos donostiarras -de hecho, no creo que haya ninguno m¨¢s- es el canto del Festara, pero eso lo entona una sociedad privada, aunque lo haya cooptado la comisi¨®n de fiestas. En cuanto a la Salve -Salbea, reza el programa-, que anta?o era el acto en que la ciudad se representaba mediante la procesi¨®n, se ha convertido en algo cerrado y casi oculto por verse circunscrito a la iglesia donde se desarrolla. Y en esas estamos, tan cada uno a su bola y tan desprovistos de cemento com¨²n que mejor ser¨ªa que sali¨¦ramos embozados. ?Acaso costar¨ªa mucho elevar a categor¨ªa de s¨ªmbolo lo que constituye la realidad de las fiestas? Hasta han disminuido las ofertas que realizaban los restaurantes para celebrar la famosa cena de la v¨ªspera de la Virgen. Ahora se cena en casa, o sea en privado. Y gracias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.