Una Cenicienta vanguardista
Original, contempor¨¢nea y de una gran belleza pl¨¢stica result¨® La Cenicienta que Les Ballets de Monte-Carlo bajo la direcci¨®n de su core¨®grafo Jean-Christophe Maillot presentaron la noche del viernes en el Festival Jardins de Peralada (Alt Empord¨¤). Con esta actuaci¨®n finalizaron las funciones de danza de la presente edici¨®n del festival, y fue con broche de oro. Esta moderna versi¨®n de La Cenicienta de 1999 cautiva al espectador por la belleza de sus im¨¢genes y por este toque especial, mezcla de chic y sofisticaci¨®n, con que patina sus espect¨¢culos Maillot. S¨®lo hay que recordar sus fascinantes versiones de Romeo y Julieta y Miniatures, dos obras que se pudieron aplaudir en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), en Barcelona, en las ¨²ltimas temporadas.
Les Ballets de Monte-Carlo ofrecen una deslumbrante versi¨®n del cuento
Esta Cenicienta es una mujer actual con sus sue?os y sus realidades, marcada por la muerte de su madre y por unas fuertes contradicciones internas. El amor hacia su padre y hacia el pr¨ªncipe moldean el car¨¢cter de esta hero¨ªna, que est¨¢ magn¨ªficamente interpretada por Paola Cantalupo, una espl¨¦ndida bailarina con una fluida t¨¦cnica y una fuerte personalidad esc¨¦nica, que sabe en todo momento imprimir el registro adecuado a su personaje. Pasa de ser una mujer maltratada, a ser una mujer tierna y so?adora, hasta llegar a ser la mujer pasional y fuerte que vence todo los obst¨¢culos que la separan de la felicidad. El papel de padre, a cargo de Jens Weber, es de una gran fuerza dram¨¢tica. Generalmente este personaje no suele salir en otras versiones que se han realizado de este ballet. Otro de los personajes relevantes de la obra es el de la hada madrina a cargo de April Ball, un personaje protector y que cuida de la protagonista empuj¨¢ndola a vivir. El pr¨ªncipe, el bailar¨ªn vasco Asier Uriagereka, tambi¨¦n est¨¢ magnifico en su papel de enamorado. El trabajo coral de toda la compa?¨ªa es de una gran fuerza visual.
El grupo est¨¢ formado por excelentes bailarines que igualan su t¨¦cnica a la de los solistas. El baile de corte neocl¨¢sico muestra una depurada t¨¦cnica y, en el caso de las mujeres, unas seguras puntas. El filtreo de Maillot en algunos momentos del baile con la danza contempor¨¢nea imprime a la obra modernidad y agilidad.
La brillante y colorista m¨²sica de Sergei Prok¨®fiev se desliza por las diferentes situaciones del cuento con el car¨¢cter que inspir¨® al compositor esta partitura, que era el de mostrar a una mujer actual y no la de ilustrar una historia infantil. Se estren¨® por primera vez en el teatro Bolshoi de Mosc¨² en 1945.
Pero se?ores, no crean que la fantas¨ªa est¨¢ ausente de esta bella versi¨®n que brindan Les Ballets de Monte-Carlo; la fantas¨ªa con may¨²scula viene de la mano de la deslumbrante escenograf¨ªa de Ernest Pignon Ernest, el sofisticado vestuario de J¨¦r?me Kaplan y la acertada iluminaci¨®n de Dominique Drillot, los tres habituales colaboradores de Maillot. A lo largo de la obra, de casi dos horas de duraci¨®n, abundan las secuencias brillantes en cuanto a baile, escenograf¨ªa y vestuario, pero hay que destacar por su originalidad la escena de la visita a un taller de modistos. Los personajes van ataviados como competidores de esgrima y las clientas llevan una especie de miri?aque cubierto con tules de diversos colores. Otro fragmento impactante es la escena del baile en el castillo.
Es tambi¨¦n un aspecto interesante de este montaje es que no hay zapatito de Cenicienta, sino que la hero¨ªna calza una especie de malla trenzada de peque?os brillantes y tambi¨¦n que los personajes de ficci¨®n, en ocasiones, tienen un enfoque grotesco, por lo que lo on¨ªrico y lo real se mezcla en una hipn¨®tica visi¨®n.
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