9.000 euros por cada casa destruida
Hezbol¨¢ reparte enormes sumas de dinero, en cuyo origen muchos ven la mano de Ir¨¢n, para reconstruir L¨ªbano
Con una gorra calada y una mascarilla que le tapa la boca y la nariz, Nadia, de 23 a?os, observa cubierta de polvo c¨®mo una excavadora remueve los escombros de lo que fue un bloque de viviendas de 10 pisos, arrasado por los bombardeos israel¨ªes contra los suburbios del sur de Beirut. "Trato de encontrar el disco duro de mi ordenador, pero no creo que se haya salvado. De paso, ayudo a mis vecinos, porque he estudiado ingenier¨ªa", explica. Su vecino, Emad, de 42 a?os, busca objetos personales, como las fotos que relatan la vida de su familia. Ante cada mont¨®n de ruinas, en medio del ruido de las m¨¢quinas y de un polvo denso que se mete por todas partes, hay grupos de personas que observan unas operaciones de reconstrucci¨®n, que Hezbol¨¢ est¨¢ dirigiendo con una rapidez incre¨ªble.
"Lo reconstruiremos todo mucho mejor que antes. El futuro ser¨¢ mejor", dice Ammar
El partido islamista ha pagado 9.300 euros en efectivo al 90% de las 4.000 familias sin casa
La eficacia de la respuesta del islamista Partido de Dios ha desarmado al Estado liban¨¦s, que cuenta con la conferencia de donantes celebrada ayer en Estocolmo para comenzar a recuperar el terreno perdido. El martes el primer ministro, Fuad Siniora, prometi¨® una ayuda de 40.000 d¨®lares (34.000 euros) por cada vivienda destruida, y en unas palabras que sonaron a disculpas reconoci¨® "la lenta respuesta del Estado". El Gobierno cifra en 500 millones de d¨®lares los fondos necesarios para la asistencia inmediata. Los da?os totales que ha padecido el pa¨ªs superan los 3.600 millones de d¨®lares.
Pero Hezbol¨¢ ya ha pagado 12.000 d¨®lares (9.300 euros) en efectivo al 90% de las 4.000 familias que han perdidos sus casas en los suburbios bombardeados del sur de Beirut. "Aqu¨ª hay arquitectos, ingenieros, t¨¦cnicos que est¨¢n estudiando la situaci¨®n casa por casa", se?ala Firas al Badawi, un estudiante de ingenier¨ªa de 22 a?os que ha respondido a la llamada de Yihad al Bina (La Batalla de la Reconstrucci¨®n), la rama de Hezbol¨¢ que se ha movilizado en las zonas destruidas por la guerra.
S¨®lo en Haret Hreyk y Chiayh, los bombardeados suburbios chi¨ªes del sur de Beirut, trabajan 300 personas en Yihad al Bina, sin contar los que se ocupan de gestionar los pagos que se cobran, en efectivo, 48 horas despu¨¦s de aceptar la solicitud. "Cuando viene la persona afectada, nos muestra d¨®nde estaba su casa en el plano. Nosotros ya hemos estudiado los da?os que tiene cada edificio. Tras demostrar que la vivienda es suya, comprobamos todos los datos, abrimos un expediente y pagamos", explica uno de los encargados de la escuela donde Hezbol¨¢ ha instalado el centro de ayuda.
Al preguntar por los pagos a las familias que escrutan los escombros en busca de sus pertenencias -una ni?a sale feliz con un oso de peluche cubierto de polvo, mientras que un adolescente recupera unas botas de deporte-, la respuesta, en ingl¨¦s, es inmediata: "12.000 d¨®lares, cash (en efectivo)".
Las previsiones indican que en dos meses terminar¨¢ la retirada de escombros para que comience la reconstrucci¨®n de las viviendas. "En un a?o nos han prometido darnos la casa, y hasta ahora siempre han cumplido lo que prometen", asegura Rawin Tabel, una mujer de 43 a?os, que junto a sus hijas lleva dos d¨ªas frente a los escombros. En la mano acarrea una bolsa de tela con todo lo que ha podido recuperar.
El Partido de Dios ya ha comenzado a trabajar tambi¨¦n en los pueblos del sur de L¨ªbano que han resultado arrasados durante los 33 d¨ªas de guerra. Adnane Sammouri, el jefe de los equipos de Yihad al Bina en el sur, explic¨® al diario liban¨¦s L'Orient - Le jour que 6.000 viviendas han sido destruidas y otras 13.000 se encuentran muy da?adas. Su intenci¨®n es enviar cuadrillas de obreros la semana pr¨®xima a 133 localidades y comenzar a repartir indemnizaciones. Los fondos parecen ilimitados y, aunque los dirigentes del Partido de Dios aseguran que provienen de las donaciones, muchos ven la mano de Ir¨¢n detr¨¢s de las enormes sumas que maneja la organizaci¨®n.
En las casas da?adas de Jiam, una importante ciudad del sur, arrasada por la artiller¨ªa israel¨ª, aparecen dos n¨²meros: uno marcado por el Gobierno, y otro por los t¨¦cnicos de Yihad al Bina, que circulan por las calles con inconfundibles gorras amarillas. Los n¨²meros significan que las viviendas ya han sido inspeccionadas y que se est¨¢n calculando los da?os; pero todav¨ªa no ha cobrado nadie. Tampoco hay agua corriente, y la luz el¨¦ctrica es esperada en los pr¨®ximos d¨ªas, pero todav¨ªa no ha llegado.
"A m¨ª me han proporcionado todo el material que necesito", asegura Abdul¨¢ Haidar, de 52 a?os, sentado frente a su comercio de repuestos de autom¨®viles. Su casa est¨¢ en el portal de enfrente y es un milagro que la estructura del edificio haya sobrevivido. En su bloque de viviendas los vecinos ya han comenzado a cambiar las puertas exteriores, arrancadas de cuajo por la onda expansiva, para evitar los robos (aunque hay militantes de Hezbol¨¢ por todas partes, que se ocupan de la seguridad). Su piso no tiene ventanas, las puertas est¨¢n rotas, ha perdido muebles y el polvo se ha incrustado en las paredes; pero Haidar considera que es afortunado, porque al menos su familia sigue teniendo una casa.
Bajo una carpa, Hezbol¨¢ ha instalado una sede provisional donde no paran de llegar visitas y notables del partido. Cubierta con un chador, Jamal al¨ª Ammar, de 40 a?os, est¨¢ casada con un diputado y es una de las responsables de la organizaci¨®n de mujeres del Partido de Dios. "Siempre hemos sido los primeros en todo. Nuestra respuesta ha sido la forma de demostrar que nos preocupamos por la gente", asegura antes de continuar con su discurso: "Lo reconstruiremos todo mucho mejor que antes. El futuro ser¨¢ mejor. Hemos ganado incluso con los m¨¢rtires, porque son nuestros l¨ªderes, su sangre ser¨¢ el perfume que nos llevar¨¢ a la libertad". Y, al final, acentuando la sonrisa que ha acompa?ado sus palabras, afirma: "Y si Am¨¦rica nos necesita para que le ayudemos a reconstruir, no tienen m¨¢s que llamarnos. Terminaremos aqu¨ª enseguida e iremos para all¨¢".
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