Pilar Mir¨®: biograf¨ªa a coraz¨®n abierto
Luces y sombras de una mujer que fue adorada por sus amigos y odiada por sus enemigos
Los amores de Pilar eran febriles... y de escasa duraci¨®n. Una vez estuvo empe?ada en casarse y busc¨® un apartamento con tal fin: a ¨²ltima hora cambi¨® de intenci¨®n; en otras ocasiones intent¨® convencer a sus parejas de que anularan sus matrimonios y se quedaran a vivir con ella; otra vez tir¨® por la calle de en medio y envi¨® una explosiva carta a su amado... que lleg¨® a manos de la esposa, quien no dud¨® en dirigirse a Pilar: "He le¨ªdo una carta que le has enviado a mi marido". La respuesta dej¨® de una pieza a la esposa ofendida: "No tengo por qu¨¦ hablar contigo de mi vida privada". (...)
Durante un breve tiempo viaj¨® cada fin de semana a Barcelona para verse con un actor al que amaba. Una de aquellas ma?anas, temprano, son¨® el tel¨¦fono en la habitaci¨®n de hotel que compart¨ªan. Pilar descolg¨® con mal humor: "?Qui¨¦n llama a estas horas?". Y dirigi¨¦ndose al hombre dormido, le espet¨®: "Es para ti, te llama tu mujer. Dile que no son horas de llamar". El actor, asustado, decidi¨® romper la relaci¨®n con su amante. Pilar s¨®lo lo supo a la semana siguiente, cuando lleg¨® de nuevo a Barcelona. Adolfo Marsillach fue testigo de la ruptura. "Pilar era una extraordinaria encajadora y asumi¨® la nueva situaci¨®n sin mover un m¨²sculo", cont¨® luego. Como ella no hab¨ªa previsto otro alojamiento en la ciudad, Marsillach la acogi¨® en su propia casa. "Una madrugada", recordar¨ªa ¨¦l, "nuestra amistad se convirti¨® en algo m¨¢s", hasta que otra buena madrugada en que ¨¦l lleg¨® con una copa de m¨¢s, "ella se march¨® dando un portazo".
Pilar Mir¨®. 'Nadie me ense?¨® a vivir'
Editorial Plaza & Jan¨¦s
A partir de documentos privados y testimonios de quienes rodearon a la que lleg¨® a ser directora general de RTVE, se sigue la vida de esta mujer obstinada, valiente, que fue operada dos veces a coraz¨®n abierto y procesada por un tribunal militar. Falleci¨® el 19 de octubre de 1997. Ten¨ªa 57 a?os. Su biograf¨ªa aparece esta semana.
"No quiero necesitar a nadie para que nadie me decepcione", se prometi¨® a s¨ª misma, pero jam¨¢s dej¨® pasar de largo a quienes se cruzaron en su vida provoc¨¢ndole un chispazo
El premio en Montecarlo no le sirvi¨® de gran cosa. Adolfo Su¨¢rez le hab¨ªa advertido: "Que no se te suban los humos con el premio", y le dej¨® tres meses sin trabajo
La temperatura sobre el 'caso Mir¨®' subi¨® cuando ¨¦sta declar¨® ante la comisi¨®n de control parlamentario que consideraba l¨®gico que sus gastos de vestuario fueran por cuenta ajena
En marzo de 1981 finaliz¨® el calvario de 'El crimen de Cuenca'. Se levant¨® el secuestro que pesaba sobre la pel¨ªcula y se sobresey¨® el proceso, que ya no era militar, sino civil
Fue en Roma cuando la Mir¨® supo que se hab¨ªan publicado en la prensa espa?ola tres facturas de su compra de ropa. De la noche a la ma?ana se arm¨® un revuelo sin precedentes
Pilar consideraba que sus amores estaban condenados al fracaso: "Soy el amor imposible, verdadero o eterno de cuatrocientos se?ores. Y ninguno da un paso. Qu¨¦ peque?os son todos. ?Hay que fastidiarse!", escribi¨®. "No quiero necesitar a nadie para que nadie me decepcione", se prometi¨® a s¨ª misma, pero jam¨¢s dej¨® pasar de largo a quienes se cruzaran en su vida provoc¨¢ndole un chispazo. Pocos se le resistieron.
Sigui¨® viendo a Emma Cohen, especialmente en las tertulias de Jaime de Armi?¨¢n y Elena Santonja en el bonito jard¨ªn de su casa. Pilar sol¨ªa presentarse de improviso, con su cara severa. Oteaba la reuni¨®n y, seg¨²n quien hubiera en ella, decid¨ªa quedarse o no. (...)
Las prohibiciones estaban a la orden del d¨ªa. Y los esc¨¢ndalos. Por ejemplo, se levant¨® una buena polvareda en Murcia como reacci¨®n a unas frases de la obra Como las secas ca?as del camino, de Mart¨ªn Recuerda, que Pilar hab¨ªa dirigido para el espacio Estudio 1. El diario La Verdad resum¨ªa as¨ª el motivo del esc¨¢ndalo: "Aparecen unos individuos harapientos, ebrios, vagos, etc¨¦tera. En el di¨¢logo que las protagonistas sostienen ante esa deprimente escena, se llega a decir, entre otras cosas: '?Cuidado! ?sos son de Murcia o del barrio chino de Barcelona. Son gente ruin, que viven en el camino. ??chalos!".
El gobernador civil y la corporaci¨®n municipal de Murcia enviaron sendas protestas a TVE y al Gobierno. Llegaron a pedir "la entrega, para su destrucci¨®n, de la pel¨ªcula original por considerarla injuriosa y contraria a los fines culturales de la televisi¨®n, por cuanto su contenido y su forma suponen una lesi¨®n al buen gusto de los espa?oles". Se arm¨® la marimorena. "Exigimos dimisi¨®n responsables insultos a Murcia. ?Pilar Mir¨®, a la calle!", dec¨ªa un telegrama. Pilar, en respuesta, se disculp¨®: "Afectad¨ªsima mala interpretaci¨®n y acogida por parte de Murcia de la obra de Mart¨ªn Recuerda. Lo lamento sinceramente", pero sus palabras ca¨ªan en saco roto. (...)
El premio en Montecarlo por Una fecha se?alada, que le entreg¨® en mano la actriz francesa Michelle Morgan, no le sirvi¨® de gran cosa. Adolfo Su¨¢rez le hab¨ªa advertido: "Que no se te suban los humos con el premio", y le dej¨® tres meses sin trabajo. "Qu¨¦ peque?os son los hombres", se dijo a s¨ª misma. "?Y pensar que ¨¦ste me hab¨ªa gustado! Debo dejar televisi¨®n y hacer por fin una pel¨ªcula". (...)
Hac¨ªa tiempo que se encontraba mal, con frecuentes ahogos y un cansancio inusual. No eran achaques psicosom¨¢ticos por lo mal que le iban los amores con Enzo, al principio tan alegre y divertido, y ahora, asustado y distante como todos, en cuanto aparec¨ªan sus leg¨ªtimas esposas. Esta vez sus dolencias iban m¨¢s lejos que las penas de amor. (...)
Era cierto que ella no dispon¨ªa del dinero para una operaci¨®n que parec¨ªa inevitable; el doctor R¨¢bago no ten¨ªa aspecto de equivocarse. Desde que le vio por primera vez supo que pod¨ªa fiarse de aquel m¨¦dico, que no se hab¨ªa andado con tapujos al hablarle de la realidad de su dolencia ni le ocultaba los peligros que corr¨ªa. Lo hizo de forma tan cuidadosa y elegante que ella hasta lleg¨® a sentir cierto bienestar al o¨ªrle, protegida por ¨¦l, en manos de un buen padre. El doctor R¨¢bago, rebautizado familiarmente como Yoyo, le dijo de sopet¨®n: "Pasado ma?ana te opero; no podemos esperar ni un d¨ªa m¨¢s".
Fingiendo tranquilidad, sin aspavientos, no quiso despedirse de nadie. S¨®lo algunos amigos cercanos fueron advertidos. El 13 de julio de 1975, Pilar Mir¨® se levant¨® temprano sin haber podido dormir y llam¨® a su fiel amigo Pedro Erquicia para que la acompa?ara a hacerse unos an¨¢lisis. Luego, tras una limpieza de cutis en la que se qued¨® adormilada, pas¨® por Prado del Rey para resolver temas pendientes de Los tres maridos burlados, el especial sobre Tirso de Molina en que andaba trabajando. Observ¨® las instalaciones de Televisi¨®n como si fuera la primera vez que estaba all¨ª, imaginando que tambi¨¦n pod¨ªa ser la ¨²ltima. Se acerc¨® m¨¢s tarde a su tienda preferida para comprar camisones, comi¨® sola en casa, baj¨® un momento a la piscina comunitaria y prepar¨® luego una maletita. Recuerdos y personas se le entremezclaban. Sinti¨® que hab¨ªa fracasado en todo, pero se neg¨® a llorar. "Estoy feliz de estar viva, pero estoy angustiada de estar sola, y obsesionada", escribi¨® en el diario.
Fue en taxi. En la cl¨ªnica de la Concepci¨®n le esperaban sus no menos fieles Blanca ?lvarez y Jes¨²s Mart¨ªn. Luego lleg¨® m¨¢s gente. Se hab¨ªa corrido la voz. Miguel ?ngel D¨ªez y Emilio Guti¨¦rrez Caba, de su mismo grupo sangu¨ªneo, se ofrecieron para posibles emergencias. Hasta hubo ambiente de fiesta en la habitaci¨®n. Tanto, que Pilar pidi¨® a Bernardo Ballester que impusiera orden en aquel sarao. Bernardo fue desde entonces el cancerbero, que decid¨ªa qui¨¦n pod¨ªa visitar a Pilar y qui¨¦n no.
Fueron dos d¨ªas en la unidad de cuidados intensivos en que R¨¢bago observaba c¨®mo el coraz¨®n de Pilar iba aceptando las v¨¢lvulas biol¨®gicas que le hab¨ªan implantado. Bernardo segu¨ªa haciendo guardia en la puerta de la habitaci¨®n, dominando la escena con elegante autoridad. Estaba preocupado: ten¨ªa la ingrata misi¨®n de hablar con Pilar cuando ¨¦sta se encontrase suficientemente repuesta.
-Tengo dos malas noticias que darte, Pilar.
-?Malas?
-La primera es que la operaci¨®n te va a costar 300.000 pesetas.
-?De d¨®nde las saco? ?Y la otra?
-Y... se ha muerto tu madre... Ayer. (...)
'El crimen de Cuenca'
El crimen de Cuenca se rod¨® mientras el pa¨ªs viv¨ªa con inquietud los rumores de un golpe militar que amenazaba a la incipiente democracia, que a¨²n hab¨ªa de legalizarse con una nueva Constituci¨®n. Los rumores tomaron cuerpo al descubrirse en noviembre de 1978 una trama golpista urdida por militares a cuya cabeza estaban el teniente coronel Tejero, de la Guardia Civil, y el capit¨¢n S¨¢enz de Ynestrillas, de la Polic¨ªa Armada. Pretend¨ªan secuestrar al Gobierno durante la reuni¨®n del Consejo de Ministros y obligar al Rey a aceptar un gabinete de salvaci¨®n nacional. La intentona, que se dio en llamar Operaci¨®n Galaxia, por el nombre de la cafeter¨ªa en que se hab¨ªan reunido los conspiradores, reafirm¨® a los dem¨®cratas, que votar¨ªan mayoritariamente la Constituci¨®n, mientras que los residuos de la derecha franquista so?aban con que el poder fuera tomado de nuevo por los militares.
Verdaderamente no era el contexto m¨¢s apropiado para filmar una pel¨ªcula en la que n¨²meros de la Guardia Civil ejerc¨ªan la tortura. Quiz¨¢ esa dificultad fuera entendida como un reto por Pilar Mir¨®, que no tuvo remilgos en coger el toro por los cuernos. Se sent¨ªa fuerte, volv¨ªa a rodar. S¨®lo le faltaba ser madre.
En marzo de 1981 lleg¨® el ansiado punto final al calvario de El crimen de Cuenca. Se levant¨® el secuestro que pesaba sobre la pel¨ªcula y se sobresey¨® el proceso, que ya no era militar sino simplemente civil. (...)
El PSOE se enfada
Las elecciones municipales del 10 de junio de 1987 significaron un duro rev¨¦s para el PSOE, que perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en 21 de las 27 ciudades conquistadas en las elecciones anteriores, y tambi¨¦n perdi¨® votos para el Parlamento Europeo. No tardaron en o¨ªrse voces responsabilizando a RTVE del desastre. En una reuni¨®n interna, "Alfonso Guerra se?al¨® el tratamiento que los medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica hab¨ªan dado al PSOE durante la campa?a electoral. Seg¨²n Guerra, TVE hab¨ªa discriminado al PSOE en los espacios informativos que segu¨ªan a los telediarios y permitido que dirigentes de partidos de la oposici¨®n que no eran candidatos para las municipales, ni para auton¨®micas ni tampoco al Parlamento Europeo, aparecieran en pantalla censurando al Gobierno".
Los colaboradores de su equipo aconsejaron a Mir¨® que conversara con Guerra para aclarar sus diferencias. "Que nos deje en paz porque estamos asfixiados", le pidieron. "Yo no puedo llamarle", replic¨® ella. "Pues no le llames", zanj¨® De Benito. Mir¨® hab¨ªa dicho en el Congreso que "Radiotelevisi¨®n Espa?ola debe facilitar una informaci¨®n que sea capaz de crear libertad de criterios, no dogmas establecidos", y "generar inteligencia, conocimientos, capacidad de raciocinio y libertad de pensamiento", y que "los servicios informativos deben hacer una separaci¨®n clara entre lo que es informaci¨®n y opini¨®n". Se estuviera o no cumpliendo en todos los aspectos, ¨¦se era, desde luego, el objetivo.
Con la frecuente compa?¨ªa y asesoramiento de Jes¨²s Mart¨ªn, director de TVE, Mir¨® organiz¨® encuentros en Lausana para hablar con el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, sobre los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos en Se¨²l; en Rabat, para tranquilizar a los marroqu¨ªes sobre la captaci¨®n en su pa¨ªs de TVE; en Copenhague, para deshacer entuertos con las gentes de la televisi¨®n danesa, y en Pek¨ªn, para establecer acuerdos de intercambio cultural con Eduardo Sotillos, al que hizo pasar por sin¨®logo, ante la risa c¨®mplice de la delegaci¨®n espa?ola.
Precisamente durante esa estancia en China, le llegaron a Mir¨® noticias del esc¨¢ndalo que estaba provocando en Espa?a su negativa a retransmitir el encuentro de f¨²tbol Real Madrid-N¨¢poles para la Copa de Europa. Era un tema candente para los aficionados puesto que el partido iba a celebrarse a puerta cerrada; la UEFA hab¨ªa decidido castigar al Real Madrid por la actitud beligerante de los grupos de hinchas ultrasur en partidos anteriores. Mir¨® arg¨¹¨ªa que no estaba dispuesta a que se emitiera ese partido, ya que su horario coincid¨ªa con otros que se celebraban en Oviedo, San Sebasti¨¢n y Barcelona. A no ser que los clubes de f¨²tbol llegaran a un acuerdo entre ellos, la decisi¨®n de no retransmitir era irrevocable.
Seg¨²n la prensa, fue Alfonso Guerra quien decidi¨® la pol¨¦mica emisi¨®n: Mir¨®, desde Pek¨ªn, desminti¨® indignada, dejando bien sentado que era ella y nadie m¨¢s quien tomaba esas decisiones. En cualquier caso, la oposici¨®n tom¨® la noticia al pie de la letra. Luis Ramallo, del Grupo Popular, fue el primero en denunciar la supuesta intervenci¨®n de Alfonso Guerra como prueba de que TVE no era un organismo independiente.
Llov¨ªan cr¨ªticas en todas las direcciones. Y arreciaron cuando se hizo p¨²blico que la directora general hab¨ªa decidido realizar ella misma el programa especial de fin de a?o. ?De d¨®nde iba a sacar tiempo para ese trabajo? ?Por qu¨¦ no dejaba que lo hiciera un realizador de la casa? Mir¨® hizo o¨ªdos sordos a las cr¨ªticas: "S¨¦ que me pondr¨¢n a parir y que jam¨¢s dir¨¢ nadie que algo est¨¢ bien". Y lo hizo a pesar de los pesares..., y su trabajo no gust¨®. (...)
Fue en Roma, el 14 de octubre, cuando Mir¨® tuvo conocimiento de que se hab¨ªan publicado en la prensa espa?ola tres facturas de su compra de ropa, y de que r¨¢pidamente el diputado de Alianza Popular Luis Ramallo hab¨ªa solicitado en el Congreso de los Diputados una relaci¨®n exhaustiva de todos los gastos de vestuario de Calvi?o y Mir¨® imputados a los presupuestos de RTVE. A Ramallo le hab¨ªan llegado unas fotocopias de dichas facturas "por un canal diferente del habitual por el que recibo la informaci¨®n de TVE, es decir, de forma an¨®nima. No me extra?ar¨ªa nada que procedieran de los propios socialistas", dijo.
De la noche a la ma?ana se arm¨® un revuelo sin precedentes, un conflicto inesperado que cal¨® con rapidez en la opini¨®n p¨²blica, convencida la poblaci¨®n de que este posible caso de corrupci¨®n era s¨®lo uno m¨¢s de los muchos que se imaginaban. El diputado Ramallo proclam¨®: "En menos de treinta d¨ªas, la se?orita Mir¨® se gast¨® 711.368 pesetas. Esto es un esc¨¢ndalo similar al del uso del Myst¨¨re por parte de Alfonso Guerra para regresar de un viaje privado. Los socialistas han tomado la naci¨®n como si fuera su propio cortijo, y no tienen inconveniente en esquilmar al contribuyente cada a?o un poco m¨¢s".
La temperatura sobre el a¨²n incipiente caso Mir¨® subi¨® cuando ¨¦sta declar¨® en la comisi¨®n de control parlamentario que consideraba l¨®gico que sus gastos de vestuario fueran por cuenta ajena, de igual forma que su antecesor en el cargo hab¨ªa contado con un presupuesto para gastos de representaci¨®n sin especificar detalles; en cambio, sus compras hab¨ªan sido hechas a cara descubierta, con facturas. Expres¨® que no estaba dispuesta a gastar su sueldo en la ropa a la que le obligaba su trabajo, y que en lo sucesivo seguir¨ªa haci¨¦ndolo de la misma forma. "Hay unas facturas que est¨¢n bien, otras que est¨¢n mal y, desde luego, bastante torpemente hechas por mi parte en aquel momento y, seguramente, en sucesivas ocasiones. Pero yo no s¨¦ hacerlo de otra manera; es decir, creo que siendo m¨¢s habilidosa se pueden hacer estos gastos y muchos m¨¢s llam¨¢ndolos de otra manera".
"Hay que agradecer a Pilar Mir¨® su sinceridad y su desparpajo", se escribi¨® en un editorial de EL PA?S. "Y eso, a pesar de que la interventora general de Hacienda, Angustias Marug¨¢n, ha sido contundente: 'No hay partida presupuestaria que pueda amparar este tipo de gastos'. ?Qu¨¦ hacer ahora?". La oposici¨®n en pleno reclam¨® la dimisi¨®n de Mir¨®. (...)
"Las personalidades a las que tengo que atender van desde presidentes de Gobierno hasta personalidades de la cultura, el deporte y la m¨²sica. No har¨¦ p¨²blicos los nombres porque me parece una indelicadeza", respondi¨® Mir¨® en el Congreso ante las preguntas respecto al destino de sus regalos. (...)
Fin de la pesadilla
Hubo que esperar 10 d¨ªas desde el final de la vista para conocer la sentencia. La ma?ana del 6 de julio de 1992, Pilar Mir¨® volvi¨® a sentarse en el banquillo de los acusados. El ponente Carlos Ollero le¨ªa con voz cansina la exhaustiva relaci¨®n de imputaciones que hab¨ªan motivado el procesamiento, iniciado dos a?os atr¨¢s. La acusada escuchaba la retah¨ªla de datos con disimulado nerviosismo, s¨®lo delatado por el gesto con que se acariciaba las manos. Cuando finalmente oy¨® "por unanimidad, fallamos que debemos absolver y absolvemos, con todos los pronunciamientos favorables, a la acusada do?a Pilar Mir¨® Romero de los delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos de los que ven¨ªa siendo acusada en este proceso", Pilar cerr¨® los ojos y respir¨® hondo. (...)
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