La meca del turismo
Este verano han llegado m¨¢s turistas que nunca a Espa?a. Para repasar la temporada, un destino: Baleares, que sigue de moda desde hace 50 a?os. Y el diario de una familia de M¨²nich, como ejemplo de los cuatro millones de alemanes que visitan las islas anualmente
En verano, la factor¨ªa del ocio funciona con el habitual esplendor. El negocio de Baleares, el turismo de masas, se ampara en el sol, las playas y la noche. Estas islas mediterr¨¢neas son una vez m¨¢s la meca de las vacaciones europeas, un balneario interclasista. Es el veraneo de moda.
A lo largo de 2006 ser¨¢n 12 millones los visitantes. "Se trata de seguir estando de moda", anuncia el jefe de la patronal de los hoteleros de Mallorca, Pedro Ca?ellas, optimista por el alza en el n¨²mero de turistas: entre un 5% y un 10%. Ca?ellas no est¨¢ euf¨®rico, indica la necesidad de mejorar la rentabilidad y los precios en una actividad que tiene un siglo de vida y 50 a?os de alto rendimiento. De los turistas que a lo largo de este a?o se solazan en Baleares, cerca de cuatro millones llegan desde Alemania; 3,5 millones, del Reino Unido, y alrededor de 2,5 millones surgen del turismo interior espa?ol. Cada noche, una multitud -unas 400.000 personas- se aloja en los 2.600 establecimientos hoteleros existentes.
Baleares, con una poblaci¨®n de un mill¨®n de personas, sostiene sin agobios cada d¨ªa en verano m¨¢s de medio mill¨®n de turistas. La isla de Formentera multiplica por cinco sus 7.000 habitantes invernales; es un feudo de j¨®venes llegados de Italia, fascinados por la m¨²sica y el alcohol, del ocaso al alba en las playas caribe?as m¨¢s europeas. Ibiza y Formentera recibir¨¢n 1,7 millones en 2006; Menorca, m¨¢s del mill¨®n.
La peregrinaci¨®n al litoral se explica en cifras y tendencias. El turismo residencial crece, ajeno a los hoteles: decenas de miles habitan en casas y se embarcan en yates o cruzan el mar en los r¨¢pidos, de isla a isla o desde la Pen¨ªnsula. Una media de 100.000 pasajeros usa al d¨ªa, en temporada alta, los tres aeropuertos de Mah¨®n, Palma e Ibiza. Entre Ibiza y Formentera viajan por mar al a?o un mill¨®n de personas, una de las mayores densidades de tr¨¢fico mar¨ªtimo del Mediterr¨¢neo. Cada d¨ªa de julio y agosto entran y salen de Baleares 20.000 pasajeros en barcos de l¨ªnea.
Los contrastes existen. Cientos de turistas pasan por taquilla y visitan la catedral de Palma. Las cuevas del Drach y la cartuja de Valldemossa se llenan. La discoteca Privilege de Ibiza alberga hasta 10.000 clientes, y 3.000, BCM de Magaluf, al igual que el templo nocturno de Tito's, en el paseo mar¨ªtimo de Palma. "Pens¨¢bamos llenar la cesta hasta rebosar y no ser¨¢ para tanto", indica Tomeu Sbert, director de Cursach Ocio, que posee discotecas, restaurantes y parques tem¨¢ticos, donde cada d¨ªa se atienden a unos 7.000 clientes. La contenci¨®n de los precios de los paquetes vacacionales negociados con mayoristas y las ofertas para atraer m¨¢s turistas merman las cuentas de resultados del sector. Hay veraneantes extranjeros, los di¨¦sel, que caminan y consumen poco. A otros se les llama sedentarios: s¨®lo conocen la playa, la piscina y las paredes de la habitaci¨®n del hotel. Los hooligans y fren¨¦ticos ingleses y alemanes j¨®venes est¨¢n ¨¢vidos de aventuras. Sbert calcula que en el c¨ªrculo de sus ofertas un turista puede gastar 45 euros al d¨ªa. "El consumo ha bajado algo, el poder adquisitivo parece menor, pero observamos la entrada de nuevos turistas italianos, portugueses, suizos y espa?oles".
La duda y el lamento previo est¨¢n imbricados en el car¨¢cter comercial de los miles de peque?os y grandes empresarios del turismo insular, siempre floreciente, con los dientes de sierra comunes a otras actividades. Paco Pic¨®, due?o de tiendas de frutas, licores y recuerdos, y otro comerciante de delicatessen, Ant¨°ni Adrover, se quejan de los turistas "de la pulserita", clientes de hoteles y resorts que contratan el todo incluido, el consumo libre en el interior del establecimiento. "Y dejan de comprar en los alrededores del hotel. Un problemazo. Hay hoteles que venden vacaciones integrales y adem¨¢s te ponen un coche de alquiler en el mismo aeropuerto. Entran, se pasean y se van de la isla, sin dispendio local", observa Paco.
Los hoteleros insulares tradicionales, de proyecci¨®n internacional, dise?aron la distribuci¨®n interior con varios bares consecutivos alrededor de la entrada y la piscina, y redujeron las terrazas de las habitaciones, para intentar motivar el consumo de los turistas en el interior de los hoteles. Es confesi¨®n de un arquitecto.
La Consejer¨ªa balear de Turismo minimiza el impacto en el sector de la f¨®rmula todo incluido: "Es el 2,2% de la oferta, 162 hoteles, el 10,9% de las plazas". Pedro Ca?ellas, portavoz de los hoteleros de Mallorca, destaca que "se trata de una oferta que el mercado reclama, una necesidad del turista, que se ha criminalizado". Los consumidores, alemanes en especial, son adictos y exigentes. La primera semana de agosto, una familia espa?ola, padres y dos hijos menores, pag¨® 4.000 euros, con billetes desde Madrid, por una semana de vacaciones en un resort de todo incluido de cuatro estrellas sobre la playa. En temporada baja, cada habitaci¨®n cuesta 40 euros, y los ni?os, gratis.
?lvaro Midelmann, presidente del Fomento del Turismo de Mallorca y director de Air Berlin, la compa?¨ªa a¨¦rea de bajo coste que transporta a Baleares 2,5 millones de pasajeros, sentencia: "?sta es una muy buena temporada en todos los sentidos". Las estad¨ªsticas favorables, unidas a "la ausencia de conflictos y de sobrecontrataci¨®n de plazas -el overbooking-, auguran que 2007 ser¨¢ a¨²n mejor. Los hoteleros no han de tensionar al alza la negociaci¨®n de nuevos precios porque podemos entrar en el efecto t¨²nel, la bajada oscura tras una punta alta", dice.
En la crisis del ¨¦xito, con p¨²blicos y precios muy dispares, est¨¢ Ibiza. Al sur, preafricana y multinacional, con un censo de 100.000 residentes, la isla vive de las oleadas de visitantes adictos a las macrodiscotecas sin horario y los bares de barra libre, y tambi¨¦n de los veraneantes de litoral y puertos. Es la confluencia de la alta sociedad de los negocios, el desenfreno juvenil y las masas populares, las tribus diversas. El mito y la fama cierta de Ibiza no peligra, pero se agrieta en alguna esquina. Pepe Tur Olmo, presidente del Fomento del Turismo, reclama que se mejore "la seguridad y se ampl¨ªe la capacidad de puerto y aeropuerto". Los portavoces empresariales apuestan por discriminar al sector de la clientela que genera l¨ªos callejeros nocturnos, "que duerme de d¨ªa y no gasta". Pero cada vez hay m¨¢s hoteles que se especializan en los segmentos baratos.
Domina el esplendor luminoso del blanco Ibiza, lo fashion, el chill out y, tambi¨¦n, la depuradora de aguas residuales se desborda en diez ocasiones en verano. En Sant Antoni se produjo un tiroteo callejero, estilo Chicago a?os veinte, entre bandas de narcos pastilleros. Cinco j¨®venes de discoteca han volado en las islas desde las ventanas del hotel o se han ahogado ebrios en el mar. La isla m¨¢s tranquila es Menorca: el territorio balear menos urbanizado y m¨¢s protegido. Con 80.000 habitantes supera el mill¨®n de turistas, crece pausadamente, gracias al mercado ingl¨¦s y al auge del nacional. Las playas v¨ªrgenes y los distintos parajes salvajes acogen a decenas de miles de ba?istas cada d¨ªa, sin agobios. Joana Barcel¨®, presidenta de Menorca, batalla por mantener "el modelo sostenible y la eficacia econ¨®mica y social del turismo".
La clientela balear es familiar y de clase media europea. Muchos repiten. Los cuellos azules de las f¨¢bricas alemanas y de las urbes inglesas alimentaron el boom que no cesa. "El turismo hotelero es una historia de ¨¦xitos, rentable y con futuro. Mallorca es un basti¨®n, un valor seguro", observa Jaume Cladera, hotelero, ex consejero de Turismo. La llegada de alemanes sube cerca del 10% en 2006, algo menos la clientela inglesa. "Y el flujo de turistas espa?oles es espectacular", se dice desde el Gobierno de Baleares.
"No hay turistas tontos, manejables. La mayor¨ªa navega desde casa por Internet, busca destinos, compara precios y dise?a la ruta. Los barcos de pasajeros compiten en precios con los aviones, en la telara?a de traves¨ªas en los puertos del levante espa?ol y balear". Lo indica Joan Cerd¨¤, portavoz de la naviera Balearia, que lidera el tr¨¢fico insular por delante de Acciona, con dos millones de pasajeros. La fluidez de salidas y la rapidez de los nav¨ªos, con sus ofertas para trasladar coches, han abierto un poderoso mercado alrededor de Baleares. "El verano de 2006, pese al disparo del precio del combustible, tendr¨¢ un balance muy interesante. Por ejemplo: Balearia sostiene siete trayectos al d¨ªa entre Denia e Ibiza. Desde Barcelona hay gran demanda hacia Menorca y Mallorca", dice Cerd¨¤.
El tipismo de gu¨ªa y manual de viajeros hist¨®ricos no domina el veraneo: la masa se tuesta al sol, se zambulle en el mar, queda deslumbrada y derrengada en las discotecas y harta de espuma en las cervecer¨ªas. La selecta minor¨ªa tiene inter¨¦s en penetrar en las maravillas de los paisajes monta?osos, de las cuevas; conocer las calles hist¨®ricas de Palma, Mah¨®n, Ibiza, Ciutadella de Menorca o Valldemossa; los monumentos megal¨ªticos de Menorca, los museos arqueol¨®gicos de Ibiza, o dejarse llevar al pasado en el tren de S¨®ller.
Los veraneantes fragmentan sus vacaciones y hacen estancias m¨¢s breves, seis d¨ªas de media. Esta moda, unida a ofertas, billetes baratos y compa?¨ªas de bajo coste, influye en la extensi¨®n del calendario tur¨ªstico a la primavera y el primer oto?o, m¨¢s all¨¢ del pleno normal del ferragosto. "Baleares ha dejado de ser un destino ex¨®tico para ser un lugar seguro, con calidad, servicios sanitarios, carreteras y asistencia. El pesimismo ha desaparecido y los hoteleros reinvierten", dictamina Pedro Ca?ellas. Hay ejemplos de diversificaci¨®n. En la populosa playa de Palma ha nacido una nueva empresa hotelera, la de los hermanos Pascual, que comenz¨® con discotecas, engord¨® con una macrocervecer¨ªa en los balnearios y finalmente ha adquirido dos hoteles para alojar a sus clientes, el negocio circular. En Ibiza, Fernando Ferr¨¦ ha articulado la cadena Playa y Sol (controla 51 hoteles y apartamentos), en el segmento de bajo coste reformando viejos edificios. Las claves del ¨¦xito y de la larga supervivencia del negocio del turismo vacacional est¨¢n en las c¨ªclicas migraciones hacia el sur, en la necesidad de sol que se siente en el interior del continente fr¨ªo y gris.
La invenci¨®n del turismo actual de Baleares fue de los viajeros culturales del 1900, que segu¨ªan la senda de los pioneros ociosos rom¨¢nticos del siglo anterior. Las lunas de miel desde 1950, las vacaciones pagadas en las socialdemocracias, el Spain is different del franquismo y, en especial, el ¨¦xito modernizador de la democracia en los ochenta alimentaron la gallina de los huevos de oro, as¨ª se llam¨® al turismo.
El hotelero Ca?ellas advierte: "Ni en los buenos a?os hay que abandonar la promoci¨®n de nuestra marca tur¨ªstica. La Coca-Cola, la bebida m¨¢s vendida, no deja de publicitarse nunca". Midelmann cita el informe con que la revista alemana Stern celebr¨® los 50 a?os de turismo insular. "Pocos lugares pueden celebrar medio siglo de un triunfo social y econ¨®mico". Mateu Marilla, del agroturismo Es Pla, con 40 a?os en el sector, dice: "Sigo la televisi¨®n alemana y anuncian vacaciones en Turqu¨ªa m¨¢s caras que aqu¨ª. Hay que espabilarse".
Cincuenta y cinco millones de visitantes Por Rafael Ruiz
Estamos ah¨ª arriba del todo, en lo m¨¢s alto. En esto s¨ª somos una potencia mundial. Espa?a, Francia y Estados Unidos son los principales destinos tur¨ªsticos del mundo. El cuarto, Italia. Con ellos nos peleamos a?o tras a?o en el podio. Las cifras son gigantescas. El a?o pasado recibimos 55,6 millones de turistas, un 6% m¨¢s que en 2004, seg¨²n los datos del Instituto de Estudios Tur¨ªsticos, dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Y en los primeros siete meses de este a?o el aumento ha sido del 5,3% respecto al mismo periodo de 2005. Ya hay estudios de la ONU que vaticinan que en 2025 nos llegar¨¢n 109 millones. Las llegadas se concentran en cuatro comunidades aut¨®nomas: Catalu?a, en primer lugar; Canarias y Baleares, casi a la par como segundo destino, m¨¢s Andaluc¨ªa, suman un 75% de las vacaciones de gente de fuera. "Nuestra gran ventaja es que nos siguen viendo como un destino con buen clima y seguro", se?ala Raimon Mart¨ªnez Fraile, secretario general de Turismo. "La tranquilidad es muy importante. Saben que aqu¨ª hay buenas carreteras, buena atenci¨®n sanitaria, higiene. Eso da confianza. Y adem¨¢s, una naturaleza poderosa, buenos paisajes. Nos preocupa c¨®mo se est¨¢n destrozando muchos espacios naturales, sobre todo en las costas, pero, comparados con pa¨ªses como Alemania, Holanda, Reino Unido, somos a¨²n un pa¨ªs con bajo nivel de ocupaci¨®n del territorio, y eso lo aprecian. Eso s¨ª, en todos los estudios nos piden que cuidemos el entorno. Debemos hacer un esfuerzo con los Gobiernos aut¨®nomos para que se logre construir de acuerdo con criterios sostenibles".
"Ya. M¨¢s de 55 millones de turistas. Pero el gasto medio por turista no aumenta; al contrario, cae; tenemos que dejar de medir as¨ª; lo importante es el gasto. Debemos tender a captar un turista que gaste m¨¢s", matiza Jos¨¦ Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, asociaci¨®n creada por 28 de las principales empresas tur¨ªsticas espa?olas (desde los hoteles Riu, Sol Meli¨¢ y NH hasta el Grupo Barcel¨®, Iberia, Renfe, Alsa, Avis y Viajes El Corte Ingl¨¦s), con el objetivo de mejorar la competitividad del sector y su reconocimiento econ¨®mico y social (supone el 11,4% del PIB espa?ol). Hay datos que ilustran esa inquietud. Los turistas aumentaron el a?o pasado un 6%, pero el gasto, s¨®lo un 4%. En 2004 respecto a 2003, los turistas crecieron un 3,4%; el gasto, s¨®lo un 0,4%. Este a?o vamos por el mismo camino. "Tenemos un reto importante. Seg¨²n los estudios que hemos hecho en nuestros mercados, minusvaloran nuestro potencial cultural. Nos colocan por detr¨¢s de Grecia, Italia y Francia. Debemos trabajar m¨¢s para revalorizarlo", apunta Mart¨ªnez Fraile.
"No podemos dormirnos en los laureles. Hay s¨ªntomas preocupantes, el sector est¨¢ cambiando a un ritmo acelerado, y ahora que gozamos a¨²n de buena salud, que nos sentimos fuertes, debemos prepararnos, prevenir, porque hay s¨ªntomas preocupantes, y debemos reaccionar ya. Seguimos apostando por el modelo de sol y playa, y eso ya no es suficiente. Tenemos que complementarlo, dar algo m¨¢s, un valor a?adido. Una ruta gastron¨®mica, visitas culturales, la pr¨¢ctica de deportes", a?ade Zoreda. O sea: transformar la f¨®rmula sol y playa, que sigue representando el 70% de todo nuestro volumen de visitantes, en sol, playa y?
"Este sector es muy endog¨¢mico y autocomplaciente", explica Zoreda. "No es a¨²n para preocuparse, pero est¨¢n surgiendo con mucha fuerza otros destinos en el Mediterr¨¢neo que tambi¨¦n ofrecen sol y playa, a precios m¨¢s baratos. Como Turqu¨ªa, sobre todo Turqu¨ªa (ronda ya los 20 millones de turistas, con crecimientos anuales superiores al 20%). Y T¨²nez, Egipto, Croacia; Bulgaria comienza a sacar la cabeza [todos registran aumentos anuales superiores al 6%]. Por desgracia para ellos, nuestros principales competidores tienen el inconveniente de la inseguridad por el fundamentalismo islamista. Muchos turistas no viajan a esos destinos porque tienen la sensaci¨®n de que all¨ª no les quieren; y es desagradable pasar las vacaciones en un lugar donde no eres bien recibido. Luego, Canarias cuenta con la competencia del Caribe. Debemos estar alerta. Y cambiar. Ser controladores de nuestro propio destino. Nosotros ofrecemos seguridad, tranquilidad. Pero tambi¨¦n debemos dar m¨¢s, sobre todo para conseguir que el desembolso por turista sea mayor".
Igual que alertaba al principio el secretario general, el portavoz de Exceltur, que busca la excelencia tur¨ªstica, lanza un aviso serio: "El crecimiento insostenible lo vamos a pagar. La mitad de lo que se construye en Espa?a se localiza en la costa. Estamos perdiendo el encanto, empobreciendo los paisajes y deteriorando la identidad social de los pueblos, despersonaliz¨¢ndonos; en vez del peque?o puerto de pescadores, la tabernita y el mercado local, ofrecemos ladrillo y hormig¨®n. ?Qu¨¦ sentido tiene?".
Los ecologistas de Greenpeace coinciden. En su informe Destrucci¨®n a toda costa, presentado a comienzos del verano, denuncian que la fiebre urban¨ªstica amenaza todo el litoral, que se han concedido el doble de licencias que en 2005 y se est¨¢n construyendo mill¨®n y medio de viviendas, 300 campos de golf y 116 puertos deportivos. Zoreda critica el desembarco, sin orden ni concierto, de las inmobiliarias en el sector, para ofrecer a los turistas casas y apartamentos en vez de habitaciones de hotel. De hecho, casi un tercio de los turistas que recalaron en 2005 en nuestro pa¨ªs eligi¨® viviendas, bien de alquiler, bien de propiedad; un porcentaje que dobla el de hace una d¨¦cada. Desde Exceltur se critica esta tendencia: "Ha sido un cambio radical de nuestro modelo de turismo de costa que hemos realizado sin debate ni reflexi¨®n. Y debemos pens¨¢rnoslo dos veces: ?queremos ser el destino m¨¢s divertido para las vacaciones de los europeos o queremos ser el geri¨¢trico de Europa? Tenemos que saber qu¨¦ queremos ser de aqu¨ª a 25 a?os".
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