El negocio debe continuar
La industria del cine se enfrenta a la nueva era digital con una mezcla de desconcierto y sensaci¨®n de oportunidad
Desconcierto. Es la palabra que mejor describe la situaci¨®n de la industria del cine, seg¨²n sus protagonistas. Despu¨¦s de que la revoluci¨®n digital destruyera los cimientos del negocio musical, ahora le llega el turno al cinematogr¨¢fico. La noticia de que Apple vender¨¢ pel¨ªculas por Internet es un paso m¨¢s hacia un incierto futuro, en el que ser¨¢ dif¨ªcil mantener el proceso para exprimir una pel¨ªcula, que puede prolongarse a?os y que implica a decenas de actores. La digitalizaci¨®n hace que sea m¨¢s barato y sencillo realizar pel¨ªculas y distribuirlas, pero facilita tambi¨¦n su copia. Productores, distribuidores y exhibidores discuten c¨®mo hacer dinero en un entorno en el que cae la venta de entradas y DVD, y crece la producci¨®n y la descarga por Internet. S¨®lo hay una cosa clara: a los espectadores les gusta el cine, pero quieren verlo de otra manera.
La recaudaci¨®n en taquilla ha ca¨ªdo cerca de un 10% en un a?o. Los videoclubes aseguran haber reducido sus ingresos a la mitad
La industria del cine lleva 111 a?os enfrent¨¢ndose a los cambios tecnol¨®gicos. Primero fue el sonido. Despu¨¦s lleg¨® el color. M¨¢s tarde tuvo que luchar contra un dur¨ªsimo rival, la televisi¨®n, y para ello se invent¨® el cinemascope y el cinerama, que ampliaban la imagen en pantalla hasta el infinito. Despu¨¦s lleg¨® el v¨ªdeo, que introduc¨ªa un elemento nuevo: el espectador pod¨ªa decidir qu¨¦ quer¨ªa ver y cu¨¢ndo pod¨ªa hacerlo. Ahora llega la revoluci¨®n digital. Y la industria se plantea, de nuevo, c¨®mo sobrevivir.
"Es un momento de transformaci¨®n y desconcierto", confirma Enrique Gonz¨¢lez-Macho. Productor de pel¨ªculas como La noche de los girasoles, es premio Nacional del Cine y fundador de la productora y distribuidora Alta Films, due?a de 180 pantallas, entre ellas las de los cines Renoir. "La tecnolog¨ªa va m¨¢s r¨¢pido que la industria", explica. "Y ahora, el cambio en la econom¨ªa del cine est¨¢ siendo brutal".
Hace menos de 20 a?os, una pel¨ªcula espa?ola ganaba dinero gracias a las taquillas (cerca del 60%) y por las subvenciones (alrededor del 35%). Ahora, los ingresos de las salas rondan el 18% y las subvenciones se han reducido al 16%. ?lvaro August¨ªn, director de la divisi¨®n de cine espa?ol y europeo de Telecinco, advierte, adem¨¢s, de que "el peso del v¨ªdeo pr¨¢cticamente ha desaparecido". Entonces, ?d¨®nde est¨¢ el negocio?
Este mercado se basa en un sistema muy particular de ventanas de exclusividad, que exprimen las pel¨ªculas hasta sus l¨ªmites. El camino de un filme puede durar dos a?os y medio, y empieza en la sala de cine. Contin¨²a con la venta y el alquiler (a los seis meses de su estreno), la televisi¨®n de pago (un a?o) y la televisi¨®n generalista (algo m¨¢s de dos a?os). En cada una de esas etapas hay una o varias empresas que pujan por los derechos de emisi¨®n o venta en exclusiva. Y eso ha provocado que, en la actualidad, la parte del le¨®n de los ingresos de una pel¨ªcula se deba a la venta de derechos de emisi¨®n en las televisiones (cerca del 45%).
Esta cadena, sin embargo, se est¨¢ rompiendo y los plazos se est¨¢n acortando "a toda velocidad", explica Luis Alegre, profesor de econom¨ªa de la Universidad de Zaragoza y escritor especializado en el cine espa?ol. El culpable est¨¢ claro: la era digital. La producci¨®n, distribuci¨®n y exhibici¨®n de pel¨ªculas comienza a digitalizarse, y este cambio t¨¦cnico est¨¢ provocando un terremoto econ¨®mico. En el caso de la producci¨®n, los expertos explican que el celuloide morir¨¢ antes o despu¨¦s (el ¨²ltimo en confesar que no volver¨¢ a utilizarlo ha sido el director David Lynch). Y es que la grabaci¨®n digital tiene grandes ventajas: reduce los costes y "democratiza" la realizaci¨®n de filmes, "cuyo ¨²nico l¨ªmite es ya la imaginaci¨®n", explica Iv¨¢n de Crist¨®bal, gerente senior en Accenture. El n¨²mero de producciones aument¨® en 2005 en Espa?a hasta los 142 largometrajes, la cifra m¨¢s alta de los ¨²ltimos 20 a?os. Tambi¨¦n hay m¨¢s empresas productoras, seg¨²n los datos del INE (Instituto Nacional de Estad¨ªstica): 160 frente a las 142 de 2004.
Pero las nuevas pel¨ªculas digitales tienen, al menos, dos grandes inconvenientes para la industria, seg¨²n explica De Crist¨®bal. El primero es que va a obligar a las salas de cine a una total reconversi¨®n de sus equipos de exhibici¨®n. Tendr¨¢n que gastarse entre 10 y 50 millones de euros, seg¨²n diversas fuentes del sector, en adaptarse.
El segundo problema es quiz¨¢ m¨¢s grave, porque afecta a toda la industria: la digitalizaci¨®n facilita la copia veloz e infinita de pel¨ªculas, sin merma de su calidad. Y da alas a la pirater¨ªa. Todos los actores del sector coinciden en que la venta ilegal de DVD y el intercambio de archivos entre usuarios a trav¨¦s de Internet son los dos desaf¨ªos m¨¢s graves a los que se enfrentan. En opini¨®n de Almudena Arp¨®n de Mend¨ªvil, abogada de G¨®mez-Acebo y Pombo, la pirater¨ªa "es inevitable y ataca de forma directa el modelo de negocio de la industria, lo debilita". La Motion Picture Association of America (MPAA), que representa a los grandes estudios, asegura que la venta ilegal de pel¨ªculas representa 2.400 millones de d¨®lares en p¨¦rdidas (casi 1.898 millones de euros), entendidas como ingresos no obtenidos. Las copias personales a trav¨¦s de Internet representan unos 1.400 millones de d¨®lares (1.107 millones de euros).
Este problema es el causante, en buena parte, de que el cine no sea ya totalmente digital desde su filmaci¨®n hasta su exhibici¨®n en salas y, despu¨¦s, su descarga por la Red. No hay ya impedimentos t¨¦cnicos para ello, pero este sector "se mueve por intereses; lo que falta es la voluntad", dice De Crist¨®bal. Cada uno de los implicados en el proceso de explotaci¨®n de una pel¨ªcula teme perder su ventana de negocio. Y aunque la revoluci¨®n ha llegado m¨¢s tarde al cine que a la m¨²sica (porque no hab¨ªa suficientes l¨ªneas de banda ancha), el cambio ser¨¢ m¨¢s brutal porque hay m¨¢s agentes implicados. Este negocio "se basa en la venta de exclusividades para los diferentes visionados", recuerda Eduardo Berrocal, fundador de la tienda en Internet dvdgo.com.
Gran parte de ese proceso, que antes duraba dos a?os e implicaba a decenas de actores, ha quedado reducido a cuatro o cinco meses y un espectador con un PC y un home cinema. En Espa?a, m¨¢s de un 30% de los usuarios de Internet descarga archivos, seg¨²n datos del informe eEspa?a 2006 de la Fundaci¨®n France Telecom.
Menos espectadores
El primer afectado de esta nueva era digital es la sala de cine. Seg¨²n datos del Ministerio de Cultura, la recaudaci¨®n en taquilla cay¨® en 2005 un 10%, hasta los 627 millones de euros, mientras que el n¨²mero de espectadores descendi¨® un 13%, hasta los 126 millones de personas. Tambi¨¦n lo es el DVD, particularmente el alquiler. La cadena estadounidense Blockbuster ya ha cerrado sus puertas en Espa?a y, seg¨²n explica Francisco Javier Lozano, gerente de la FEVICA (Federaci¨®n Espa?ola de Videoclubs Asociados), "no pasa una semana sin que uno de los asociados se d¨¦ de baja". "Los videoclubes han reducido su facturaci¨®n cerca del 50%", a?ade, "y su situaci¨®n futura es poco halag¨¹e?a". La asociaci¨®n se est¨¢ planteando manifestarse este mes en Madrid para pedir mano dura contra la pirater¨ªa.
El cambio en el patr¨®n de distribuci¨®n y consumo afecta, tambi¨¦n, al gran aliado del cine: la televisi¨®n. El creciente tiempo que los navegantes dedican a la Red lo roban (en un 67%) del que antes dedicaban a ver la tele.
A pesar de todo ello la situaci¨®n del cine no es terminal. La proyecci¨®n digital es casi anecd¨®tica, y la descarga de pel¨ªculas es inferior a la de las canciones (un 31% del tr¨¢fico las redes de intercambio frente a un 32%). Los DVD de los estrenos que vende el top manta o los mochileros que rondan los bares de las grandes ciudades son, en su mayor¨ªa, de muy mala calidad. Pero el sector no se enga?a: es cuesti¨®n de tiempo. "No sabemos cu¨¢l va a ser el futuro ni tampoco cu¨¢ndo va a llegar. S¨®lo sabemos una cosa: que ser¨¢ digital", explica Gonz¨¢lez-Macho. Las pel¨ªculas ser¨¢n distribuidas, a trav¨¦s de conexiones de cable de alta velocidad o v¨ªa sat¨¦lite directamente a las salas, y despu¨¦s podr¨¢n ser descargadas por los usuarios a trav¨¦s de Internet. Y habr¨¢ negocio. En Espa?a, el mercado mover¨¢ 1.910 millones de euros en 2010, seg¨²n PricewaterhouseCoopers. La cuesti¨®n para la industria es c¨®mo zambullirse en ese futuro digital sin perder el control. Como explica Jos¨¦ Manuel M¨¦ndez, director general en Espa?a de The Boston Consulting Group, muchos usuarios ya no hablan por tel¨¦fono a trav¨¦s del tel¨¦fono, ni compran peri¨®dicos para leer el peri¨®dico, ni van al cine para ver cine. Lo que hacen es utilizar el PC. Y seg¨²n coinciden sus protagonistas, las argucias t¨¦cnicas destinadas a evitar este hecho no servir¨¢n durante mucho tiempo, al igual que el cinemascope no fren¨® a la televisi¨®n. El secreto est¨¢ en que la industria sea capaz de convertir al PC en su primer aliado en lugar de su gran amenaza. Como hizo con la televisi¨®n.
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