A Espa?a le falta un cent¨ªmetro
La selecci¨®n femenina de baloncesto cae en el ¨²ltimo minuto ante Rusia en cuartos del Mundial
Espa?a muerde. Espa?a pega. Espa?a corre, vuela de su defensa a su ataque. Suda, llora, se trabaja a trancas y barrancas cada punto. Es un equipo tan duro, tan dif¨ªcil, un rival tan inc¨®modo, que Rusia, la subcampeona europea y mundial, una colecci¨®n de gigantes, tuvo que recurrir a una defensa zonal para frenar la sangr¨ªa, el traje, que le estaban haciendo las chicas espa?olas. El truco les sirvi¨® un cuarto, el segundo. Espa?a lo cerr¨® lamentablemente (6-20). Nadie se descompuso. La selecci¨®n recuper¨® la tensi¨®n defensiva, llev¨® el partido a su terreno, el del juego duro y sin concesiones, y tuvo varias oportunidades para cerrarlo a su favor. No supo hacerlo. Perdi¨® el cruce de cuartos de final del Mundial en el ¨²ltimo minuto. Cay¨® sepultada por los detalles. Fall¨® los tiros libres decisivos. Y se olvid¨® de la lucha por las medallas dejando la sensaci¨®n de que es un equipo completo, trabajado, una selecci¨®n que ser¨ªa casi imparable si tuviera ese plus de cent¨ªmetros y rebote que le sobra, precisamente, a Rusia.
ESPA?A 56 - RUSIA 60
Espa?a: Aguilar (14), Palau (8), Valdemoro (21), Montesdeoca (4), Monta?ana (7) -cinco inicial-, Mart¨ªnez (2), Segu¨ª, Fern¨¢ndez y Pascua.
Rusia: Rahmatulina (6), Korstin (14), Vodopyanova (14), Shchegoleva (12), Stepanova (14) -cinco inicial-, Arteshina, Demagina, Karpova, y Abrosimova.
Arbitros: Julien (Fra.), Dolinek (R. Ch.) y Boltauzer (Esl.). Sin eliminadas.
Encuentro correspondiente a los cuartos de final del Mundial 2006 femenino disputado en el pabell¨®n Ibirapuera Arena ante unos 500 espectadores.
1? CUARTO 21-11
2? CUARTO 6-20
3? CUARTO 19-10
4? CUARTO 10-19
La selecci¨®n femenina es un equipo que cree con fe ciega en el sufrimiento como v¨ªa hacia la victoria. Antes del partido, las espa?olas manejaban una teor¨ªa consecuente con esa filosof¨ªa: que las rusas son "unas se?oritas". Que les incomodan los partidos calientes, a cara de perro. Y se aplicaron a convertir la teor¨ªa en pr¨¢ctica durante todo el primer cuarto. Siempre que el bal¨®n estuvo en manos rusas lo tentaron manos espa?olas. No hubo tiros sencillos ni rebotes f¨¢ciles para las subcampeonas de Europa. Las rusas acabaron descentradas, flojas en su zona y blandas bajo el aro. Superadas. Maniatadas por Espa?a, que dominaba en defensa y resolv¨ªa en ataque. Hasta el segundo cuarto. Hasta que se par¨® el motor espa?ol. Hasta que lleg¨® la zona.
Nadie sufri¨® m¨¢s el cambio defensivo que Laia Palau. La zona rusa se convirti¨® en un bosque de brazos asfixiante, exigente, todos los caminos al aro ruso cerrados por una mano, un codo, un hombro. Ni Amaya Valdemoro, ni Palau. Nadie, encontr¨® soluciones. Todas se olvidaron de los espacios. Y mientras el ataque de Espa?a mor¨ªa en imposibles, Rusia sacaba la lima e iba reduciendo diferencias. El desfallecimiento, la muerte anunciada y casi certificada de Espa?a dur¨® diez minutos. Fue un espejismo.
La selecci¨®n se march¨® al descanso cabizbaja y volvi¨® con pinturas de guerra. Eva Montesdeoca se refugi¨® en el vestuario con una brecha, tras cargar en busca de un rebote imposible. Las p¨ªvots espa?olas, mezcla de esfuerzos espasm¨®dicos y voluntad inquebrantable, lograron parar a Stepanova, la estrella rusa, una jugadora a medio camino entre las pasarelas y las pistas, de brazos infinitos y movimientos determinantes. Todas las espa?olas, convertidas en una m¨¢quina sin fisuras en defensa, transformadas en un pollo sin cabeza en ataque, cerraron su aro siguiendo la consigna de su entrenador, Domingo D¨ªaz: "No regalar nada, no regalar nada", las repet¨ªa en el descanso. Y nada se regal¨®.
No import¨® que Rusia tenga dos jugadoras por encima de los dos metros y que Espa?a no tenga ninguna. Dio igual que las rusas tuvieran m¨¢s piernas, m¨¢s fuerzas, una rotaci¨®n m¨¢s fresca. Poco influy¨® que Stepanova despertara en el ¨²ltimo cuarto, cuando las rusas se lanzaron a la carga, fr¨ªas y profesionales, confiadas en su superioridad t¨¦cnica. Nadie se excus¨® en que la pista, resbaladiza, le diera un susto a Palau. Espa?a tuvo respuesta para todo. Perdi¨® en los detalles. Y dej¨® la sensaci¨®n de que es un equipo magn¨ªfico, grande y esforzado, al que s¨®lo un cent¨ªmetro le separ¨® de la victoria.
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