Oveja descarriada
La paciencia papal no es infinita por mucha santidad que el cargo impregne. El clero debe obedecer las normas eclesi¨¢sticas, de lo contrario est¨¢ sujeto a sanci¨®n. As¨ª lo piensa la Curia romana y as¨ª se lo ha hecho saber al arzobispo Emmanuel Milingo, excomulgado por haber ordenado obispos a cuatro sacerdotes casados en Washington. El castigo del prelado africano es el primero impuesto por Benedicto XVI desde que lleg¨® al papado hace un a?o y medio. El jubilado arzobispo de Lusaka (Zambia), conocido por sus misas con rituales exorcistas ind¨ªgenas, ha respondido diciendo que para ¨¦l la notificaci¨®n de excomuni¨®n es un simple papel, pues piensa seguir contribuyendo al desarrollo de una asociaci¨®n contra el celibato sacerdotal. Milingo se encontraba desde hace tiempo al l¨ªmite de la ruptura con la Santa Sede. Su regreso a la obediencia pontificia tras el esc¨¢ndalo monumental que produjo su matrimonio con una mujer de la secta coreana Moon en 2001 ha durado poco. Su eminencia ha vuelto a las andadas conviviendo con ella y casando sacerdotes. A pesar de que el papa Ratzinger discrepaba de la comprensi¨®n que tuvo su antecesor con el exc¨¦ntrico prelado africano, el Vaticano no quer¨ªa romper lazos por miedo a que el remedio fuera peor que la enfermedad. No est¨¢ del todo cerrado el cisma con los seguidores del fallecido arzobispo Lefebvre y lo que menos le conviene ahora a la Iglesia de Roma es abrir otro con un representante de ?frica, continente donde su presencia est¨¢ viva. Es evidente que la personalidad de Milingo no ha ayudado mucho a quienes desde dentro y fuera de la Iglesia cat¨®lica consideran igual de anacr¨®nico el celibato del clero o la prohibici¨®n del sacerdocio femenino.
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