Rumbo a la rep¨²blica pirata
Desembarco en la bah¨ªa malgache de Diego, donde Daniel Defoe situ¨® Libertalia
A veces, la historia recompensa a quienes menos se lo merecen. Diego Su¨¢rez fue un marino portugu¨¦s que lleg¨® al extremo norte de Madagascar hacia 1543. All¨ª encontr¨® un maravilloso puerto natural, una de las mayores bah¨ªas del mundo, que aprovech¨® para desembarcar, asesinar a gran parte de la poblaci¨®n y esclavizar al resto. De paso, bautiz¨® el lugar con su nombre.
Cuatrocientos a?os m¨¢s tarde, la bah¨ªa de Diego Su¨¢rez, Antsiranana para los malgaches, que albergaba desde 1885 el principal astillero y puerto militar franc¨¦s en el oc¨¦ano ?ndico, obedec¨ªa las ¨®rdenes de la Rep¨²blica de Vichy y era el principal obst¨¢culo de la Royal Navy brit¨¢nica en la ruta a la India. Por eso, el 5 de mayo de 1942 se desencadenaba la Operaci¨®n Ironclad: 46 barcos de guerra, 101 aviones y 13.000 hombres emprendieron la primera gran operaci¨®n combinada de la II Guerra Mundial. El tiempo transcurrido desde entonces ha borrado las huellas de los encarnizados combates, pero el espectacular paisaje de la zona invita al turista contempor¨¢neo a seguir la ruta de los invasores y descubrir esta regi¨®n y su capital, considerada la ciudad m¨¢s cosmopolita de Madagascar.
PLAYAS
El ¨²nico acceso por mar a la inmensa bah¨ªa de Diego Su¨¢rez es desde el Este, por un estrecho paso que estaba fuertemente defendido. Al Oeste, s¨®lo un estrecho istmo la separa de la Baie des Courriers, as¨ª que el plan brit¨¢nico era cruzar el istmo por tierra y atacar la base desde el interior. La larga y acogedora playa de esa abierta bah¨ªa fue, pues, el lugar elegido para el desembarco. Tras ba?arse en sus tranquilas aguas, la vuelta a la arena ofrece el mismo escenario que el que encararon las tropas brit¨¢nicas: una suave pendiente que avanza tierra adentro y que apenas ofreci¨® resistencia. Sin embargo, a la izquierda se cierne un imponente promontorio que los invasores pronto llamaron Windsor Castle, en cuya cima un grupo de soldados franceses resisti¨® durante dos d¨ªas el bombardeo de barcos y aviones. A¨²n hoy, sin fuego enemigo, y protegidos del sol por nubes cargadas de lluvia, es una subida muy dura por una escarpada ladera que presume de varios baobabs. Unas escaleras de cuento de hadas que surgen de la nada permiten superar el ¨²ltimo tramo y alcanzar el peque?o puesto de vigilancia, apenas dos casetones, que tanto resisti¨®. El panorama que ofrece es espectacular: desde sus casi 400 metros se contempla al Este toda la bah¨ªa de Diego, con sus entrantes y playas, y el islote llamado, a la brasile?a, Pan de Az¨²car; al Norte, el Cap d'Ambre, el punto m¨¢s septentrional de Madagascar; al Oeste, el oc¨¦ano, y al Sur, un despejado paisaje de playas y llanuras.
Hacia all¨ª se dirigieron las tropas, en direcci¨®n sureste buscando la ciudad de Diego, a apenas 30 kil¨®metros. Primero, cruzando las salinas, un terreno de una belleza ocre, dura y seca, salpicado de peque?as chozas, impracticable con la marea alta o con las fuertes lluvias del tr¨®pico, que convierten lo que parece un desierto en un inmenso lodazal. Enseguida llega como contraste el exuberante verdor de las plantaciones de mango de Namakia, que desde la llegada de los criollos de Reuni¨®n a finales del siglo XIX abastece de esa fruta a todo el pa¨ªs. De camino se pueden ver restos del desastre que supuso el hurac¨¢n Kyrina en 1984, y el Gafilo, en 2004. Por fortuna, ya no existe la l¨ªnea de fortificaciones que detuvo el ataque brit¨¢nico y oblig¨® a las fuerzas de su majestad a terminar la conquista entrando finalmente en la bah¨ªa por mar. As¨ª que se puede seguir desde Namakia, una vez provistos de fruta, y por fin alcanzar la ciudad.
LA CIUDAD
Diego, aislada del resto del pa¨ªs por una cordillera y unida al mundo por el puerto, es una mezcla de razas y religiones: ¨¢rabes, criollos descendientes de europeos, indios, chinos y comorenses. All¨ª ubic¨® Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe, la legendaria capital de la rep¨²blica pirata de Libertalia. En su obra Historia general de los robos y asesinatos de los m¨¢s famosos piratas (1724), el escritor ingl¨¦s mencion¨® a esta comunidad antiestatalista y autogestionaria cuya supuesta existencia, entre los siglos XVII y XVIII, se debate entre la realidad y el mito. Su lema rezaba extra?amente A Deo a Libertate, "Por Dios y por la libertad".
El puerto de Diego, hist¨®ricamente uno de los m¨¢s importantes del ?ndico, tambi¨¦n dota al enclave de un mayor dinamismo que otras partes de Madagascar, y la presencia de una guarnici¨®n militar francesa desde 1885 propici¨® el establecimiento de numerosos colonos y negociantes. Muchos edificios a¨²n conservan restos de ese esplendor colonial art nouveau, aunque las espectaculares ruinas del m¨¢s impresionante, el hotel des Mines, a¨²n languidecen junto al Ayuntamiento, a la espera de un destino acorde con su pasado y con su constructor, el aventurero Alphonse Mortales, que logr¨® fabulosas riquezas tras descubrir oro en el norte de Madagascar y protagoniz¨® despu¨¦s no menos fabulosas ruinas.
Restaurantes como La Rosticceria, el Tsara Be o el Vanilla, y los hoteles, mejores que la media malgache, permiten disfrutar de Diego con calma, y descubrir sus mercados, caf¨¦s y bares, el bullicio de las calles y la tranquilidad del hermoso cementerio militar brit¨¢nico. All¨ª, y en su equivalente franc¨¦s, situado en la cima de una colina, la Montaigne des Fran?aises, descansan los muertos en las luchas que empezaron en mayo de 1942. Entonces, ca¨ªdo Diego Su¨¢rez, las tropas galas mantuvieron una feroz resistencia que se prolong¨®, pese a sucesivas derrotas, hasta la madrugada del 6 de noviembre. La legislaci¨®n militar francesa concede una medalla y una pensi¨®n superior a quienes combaten en una campa?a de al menos seis meses. Garantizada esa recompensa, el general Annet no tuvo mayor problema en rendirse. Resulta muy instructivo comprobar la proporci¨®n de combatientes originarios de las colonias brit¨¢nicas y francesas; en ambos casos es abrumador
Los encantos de la regi¨®n, sin embargo, van m¨¢s all¨¢ de la ciudad. Unos veinte kil¨®metros al este de Diego, la playa de Ramena es una parada obligatoria, ideal para relajarse despu¨¦s de desembarcos anfibios y dem¨¢s inconvenientes de la vida moderna, bien provista de peque?os bungal¨®s al borde del mar y sencillos restaurantes que ofrecen pescado fresco y langosta a precios inencontrables en el hemisferio norte.
RESERVAS
Un poco m¨¢s all¨¢, la Baie des Sakalava y la Mer d'Emeraude acogen en sus claras aguas a los amantes del submarinismo. Al sur esperan dos de los para¨ªsos naturales que Madagascar esconde: el parque nacional de la Montaigne d'Ambre, un extraordinario ejemplo de selva tropical monta?osa (la altura oscila entre los 900 y los 1.500 metros), y el colindante parque del Ankarana. ?ste es un impresionante macizo calc¨¢reo donde, entre l¨¦mures, camaleones, baobabs y cascadas, la erosi¨®n natural del suelo calizo ha creado un surrealista paisaje rocoso de picos conocido como tsingy, y varias inmensas cuevas repletas de estalactitas y estalagmitas. All¨ª, protegidos por miles de murci¨¦lagos, descansan los esp¨ªritus de los guerreros Antankarana, que prefirieron perecer de hambre escondidos en las grutas a rendirse al invasor Merina, quien acabar¨ªa unificando la isla. En el profundo interior de la cueva mayor, cuando el gu¨ªa obliga a apagar las linternas como muestra de respeto por los antepasados, en la impenetrable oscuridad se impone el silencio. Entre esta mezcla de misticismo local e incomodidad por el inescapable sentido del rid¨ªculo occidental, la cueva es sin duda muy buen lugar para dar por cerrada la visita al norte de la Isla Roja.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo llegar- Air France (www.airfrance.es;902 20 70 90) tiene en octubre vuelos desde Madrid y Barcelona, con una escala, a la capital de Madagascar, Antananarivo, a partir de 1.422,99 euros, todo incluido.- La agencia Club Marco Polo (934 12 25 50; www.clubmarcopolo.es) ofrece un paquete de 26 d¨ªas / 24 noches por toda la isla, que incluye alojamiento y visita a Diego Su¨¢rez y a la playa de Ramena (dos noches) y la reserva de Ankarana, la monta?a del Ambre y los tsingy (dos noches de acampada). El paquete cuesta a partir de 3.795 euros, e incluye vuelo desde Madrid o Barcelona hasta Madagascar, vuelos internos, traslados, gu¨ªas, material de acampada y aventura. Salidas,de agosto a octubre.- De abril a noviembre, la agencia Urgo World (www.urgoworld.com) ofrece un recorrido de 15 d¨ªas / 12 noches por el norte de la isla, con visitas y alojamiento en Diego Su¨¢rez (tres noches), el parque de Ankarana, la monta?a del Ambre y los tsingy (dos noches de acampada). El paquete cuesta a partir de 1.940 euros por persona, pero no incluye el vuelo de Espa?a a Madagascar.Informaci¨®n- Oficina nacional de turismo de Madagascar (00 26 10 02 26 60 85; www.madagascar-tourisme.com).
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