El pueblo que no dorm¨ªa nunca
En Sitges no todo el mundo duerme. Dentro del certamen conviven, como en c¨ªrculos conc¨¦ntricos no necesariamente infernales, universos muy distintos: por un lado, la prensa acreditada; por otro, los profesionales, y, en tercer lugar, los vehementes aficionados que velan por mantener vivo el esp¨ªritu de cuando el viejo Cine Retiro era el centro neur¨¢lgico de esta cita que, como una criatura del cine de los a?os cincuenta, ha crecido demasiado. Aficionados con uniforme ad hoc -uno de ellos luc¨ªa una estupenda camiseta de El poder de la sangre de Dr¨¢cula- que, por ejemplo, se pasaron la noche inaugural en vela, disfrutando con sonora vehemencia de la primera marat¨®n Midnight X-Treme, en la que se proyectaron cinco episodios de la serie televisiva de culto Masters of Horror. En suma, una madrugada llena de refinadas torturas japonesas, cad¨¢veres con erecciones y espect¨¢culos de cabaret protagonizados por muertos vivientes. A granel.
Sitges ha logrado integrar todos los friquismos en activo relacionados con el universo audiovisual de lo fant¨¢stico: los trekkies (que no siempre visten uniforme de lycra) tienen su propia zona habilitada bajo el nombre de Enterprise a la Fresca, donde pueden verse m¨ªticos episodios de la serie Star Trek al aire libre. No obstante, la exposici¨®n sobre el tema habilitada en el edificio Miramar no hace demasiada justicia a esa pasi¨®n.
Clase magistral
El s¨¢bado al mediod¨ªa Guillermo del Toro, acompa?ado de quien fuera coguionista de El espinazo del diablo, Antonio Trashorras, imparti¨® una clase magistral sobre lo g¨®tico y las ra¨ªces del miedo, acompa?¨¢ndose de im¨¢genes de su primera aproximaci¨®n cinematogr¨¢fica a la Guerra Civil espa?ola. Los grandes nombres del fant¨¢stico rara vez usan este certamen ¨²nicamente como escaparate: la comunicaci¨®n directa con los aficionados es una aut¨¦ntica se?a de identidad de Sitges. Y es que, en la mayor¨ªa de los casos, los directores han surgido de ese magma primigenio que es la afici¨®n radical: a?os atr¨¢s, Quentin Tarantino lograba ser el m¨¢s vociferante espectador en las sesiones de madrugada.
Estos d¨ªas pasea su pulcritud por el festival Ian Somerhalder, uno de los actores de Perdidos, en severo contraste con Nacho Cabana, director del documental sobre lucha libre mexicana Tres ca¨ªdas, que siempre aparece en p¨²blico con m¨¢scara de luchador. Un buen signo de que Sitges sabe que no ser¨ªa nada sin su p¨²blico es el hecho de que Marc Magem, un aficionado del Baix Llobregat, haya sido distinguido con el premio al m¨¢s freak. Su m¨¦rito: convertirse en el primer espectador que acudi¨® a la proyecci¨®n inaugural del espacio Brigadoon.
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