"Es peor la soledad que el dolor f¨ªsico"
Inmaculada Echevarr¨ªa se qued¨® sola hace 26 a?os, sin nadie que la asistiera - Vive en hospitales desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas - Dice que vivir en sus condiciones "no es justo"
Duerme poco, se siente cansada, le cuesta respirar y le duele "todo el cuerpo". Pero asegura que mucho peor que todo eso es la soledad. "Mi vida est¨¢ llena de vac¨ªos, de silencio. No puedo hablar con nadie, nadie me entiende". Inmaculada Echevarr¨ªa, la mujer de 51 a?os que vive postrada en una cama de un hospital de Granada y pide ayuda para morir, cuenta que, en su caso, "es peor la soledad que el dolor f¨ªsico". Enferma de distrofia muscular progresiva desde los 11 a?os, ha ido perdiendo movilidad y desde hace nueve vive conectada a un respirador. "La vida ya no tiene valor para m¨ª. Estoy muy harta, no es justo vivir as¨ª", asegura.
Inmaculada abandon¨® ayer por la tarde durante unos minutos su habitaci¨®n para hacer p¨²blico su deseo de morir "dignamente y sin dolor". En el sal¨®n de actos del hospital San Rafael de Granada le esperaban decenas de micr¨®fonos y c¨¢maras ante los que, nerviosa y con apenas un hilo de voz, intent¨® hacer entender por qu¨¦ su vida "no merece la pena". "Es una vida de soledad y opresi¨®n", resume.
Por la ma?ana, en su habitaci¨®n, no pod¨ªa disimular cierta ilusi¨®n por la repercusi¨®n que ha tenido su caso. "Me han llamado muchas personas. Va a venir la televisi¨®n, a ver si sirve para algo". Aunque enseguida le vence el pesimismo: "Todo son buenas palabras y al final... Nadie me ayuda". Su amigo Federico Oloriz, que le acompa?¨® ayer en su comparecencia p¨²blica, no tuvo reparos en reconocer que no comparte los deseos de la enferma, pero que no le queda m¨¢s remedio que respetarlos. "Le he echado muchas broncas. Porque es mi amiga y me hace da?o, me duele lo que quiere. Pero hay que aceptarlo". Oloriz, que conoce a Inmaculada desde hace 16 a?os ("entonces todav¨ªa pod¨ªa dar alg¨²n pasito", recuerda), advierte de que el caso de esta mujer es un "grand¨ªsimo drama humano" que nadie que no sea ella puede llegar a comprender.
El drama de Inmaculada empez¨® hace cuatro d¨¦cadas, cuando ella ten¨ªa 11 a?os. Hasta entonces, cuenta, disfrutaba de la vida. "Me gustaba hacer rabiar a mis padres y perderme por ah¨ª". Viv¨ªa en Navarra y quer¨ªa ser m¨¦dica y karateka. Pero los primeros s¨ªntomas de la distrofia muscular pararon su vida en seco. "S¨®lo recuerdo que ten¨ªa ilusi¨®n de los 11 a?os para abajo", insiste. A partir de ah¨ª, empez¨® un peregrinaje "de hospital en hospital".
Los primeros a?os de enfermedad los pas¨® en casa con su familia. El padre, asturiano, muri¨® cuando ella ten¨ªa 17 a?os. La madre, nacida en Santander, falleci¨® ocho a?os despu¨¦s e Inmaculada, con 25, se qued¨® sin nadie que se pudiera hacer cargo de ella. Tiene un hermano que vive en Logro?o, pero con el que no mantiene contacto. "Ni yo se nada de ¨¦l, ni ¨¦l sabe nada de m¨ª", explica. Y cuatro a?os despu¨¦s de morir su madre, Inmaculada lleg¨® a Granada para vivir en una residencia de monjas. "Fue donde me encontraron plaza", explica. Su traslado a Andaluc¨ªa, con 29 a?os, coincide con la fecha en la que ella marca su deseo de no seguir viviendo. "Desde entonces lo tengo claro", afirma.
Hizo el primer intento hace nueve a?os, cuando le trasladaron al hospital de San Rafael para hacerle una traqueotom¨ªa y conectarle el respirador. Insiste en que fue "en contra" de su voluntad porque sab¨ªa que ese aparato le iba a mantener con vida. Ayer, cuando se dispon¨ªa a explicar en p¨²blico sus deseos, con el ajetreo de salir de la habitaci¨®n y el nerviosismo de toparse con las c¨¢maras, la m¨¢quina se resinti¨®, Inmaculada empez¨® a tener problemas para respirar y tuvo que posponer por unos minutos su comparecencia. "Estos aparatos son muy sensibles y cualquier cambio en su emoci¨®n puede alterarlos", explic¨® un m¨¦dico que, junto a otros compa?eros, se acerc¨® al sal¨®n de actos para escuchar las explicaciones de Inmaculada. El hospital pertenece a la orden de San Juan de Dios y ella sabe que su intenci¨®n no est¨¢ all¨ª bien vista. Uno de los facultativos, que dejaba ver su h¨¢bito bajo la bata de m¨¦dico, se lamentaba ante el tumulto de flashes: "Esto es un circo".
El hospital hizo p¨²blico un comunicado en el que recordaba su "confesionalidad cat¨®lica", pero garantizaba el cumplimiento de la legislaci¨®n vigente. Una legislaci¨®n que ampara a Inmaculada si pide que le retiren el respirador. Ella lo sabe y es consciente de que as¨ª dejar¨ªa de vivir, pero se resiste porque cree que ser¨ªa "una muerte muy cruel". "Yo quiero morir, pero sin dolor. Y me tienen que respetar porque es mi vida y no quiero que me la alarguen".
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