Escuela de color
La diversidad crece cada curso. Medio mill¨®n de escolares de primaria y secundaria son de origen extranjero. ?C¨®mo se integran? ?Responde el sistema educativo? Cada caso es un mundo
Marigo Mendes, 12 a?os, aprende espa?ol en el Aula Temporal de Adaptaci¨®n Ling¨¹¨ªstica (ATAL) de un colegio del Poniente almeriense; a sus t¨ªmidas respuestas a¨²n asoma el portugu¨¦s que hace menos de un a?o hablaba en su Guinea Bissau natal. Jinwei se presenta como Paloma, 14 a?os, nacida en Espa?a de padres chinos, excelente estudiante de acento madrile?o; los s¨¢bados se aplica con el mandar¨ªn en el Colegio Chino de Madrid. Ezhara, marroqu¨ª de 16 a?os, desde hace cinco vive en un barrio marginal de Almer¨ªa; ella y otro chico son los ¨²nicos de su clase de 4? de educaci¨®n secundaria obligatoria (ESO) que ir¨¢n a bachillerato; le gustar¨ªa ser maestra o enfermera; probablemente le cueste colocarse porque los hijos de inmigrantes venidos por reagrupaci¨®n familiar obtienen permiso de residencia, pero no de trabajo: el mismo engranaje que con una mano los cualifica les dificulta con la otra su inserci¨®n laboral.
Marigo, Paloma, Ezhara. Las estad¨ªsticas las engloban en el mismo saco. El del m¨¢s de medio mill¨®n de escolares de origen extranjero en ense?anzas no universitarias en Espa?a (2005-2006). Europeos del Este que llegan a primeros de la clase una vez salvado el escollo del idioma. Africanos que a veces vienen sin haber pisado la escuela, analfabetos en su lengua. Suramericanos sin problemas de comunicaci¨®n y, a veces, sin respaldo familiar. ?C¨®mo responde nuestro sistema educativo ante tanta diversidad? Con un necesita mejorar, seg¨²n la mayor¨ªa de los consultados.
"La escuela p¨²blica atiende al 82,1% del alumnado inmigrante; la concertada, al 17,9%". Los sindicatos se?alan la primera llaga. La m¨¢s sangrante. La de una "distribuci¨®n irregular" fomentadora de guetos que ya detect¨® un estudio de 2003 del Defensor del Pueblo. Los borradores de la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n (LOE) apostaban por comisiones de escolarizaci¨®n para garantizar la admisi¨®n en condiciones de igualdad de alumnos necesitados de apoyo (inmigrantes, sobre todo) y por la reserva de plazas para incorporarlos con el curso empezado. Estos compromisos se han matizado hasta "descafeinarse" en el texto final, denuncia la Federaci¨®n Estatal de Trabajadores de la Ense?anza (FETE-UGT). "Otra oportunidad perdida", se lamenta Luis Castillejo, responsable de ense?anza p¨²blica en Comisiones Obreras.
Visita al colegio p¨²blico Ciudad de Badajoz, al sur de Madrid, donde ocho de cada diez alumnos son de origen for¨¢neo. Donde la mezcla de etnias se interpreta como riqueza. Todo gira en torno a la multiculturalidad. Y funciona. Para quien mida el ¨¦xito en n¨²meros, su 7,5 en la evaluaci¨®n de 2005, con la que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n examin¨® a los ni?os de 6? de primaria madrile?os. Para quien prefiera un rostro, el de Igor: ucranio de 11 a?os, lleg¨® hace seis sin una palabra de espa?ol, pas¨® sus primeros recreos llorando y este curso no ha bajado del notable. "Hemos querido presentar un ejemplo positivo, hay otros que no acaban tan bien", rebajan la tentaci¨®n triunfalista varios docentes. Faltan medios para una atenci¨®n m¨¢s personalizada. Y no todos tienen la suerte de Igor: una madre como Olga, comprometida. "Si los padres no respaldan, las posibilidades se reducen", enfatiza la maestra de compensatoria. Este claustro de 15 profesores (m¨¢s una pedagoga terap¨¦utica una vez a la semana), con casi 200 escolares a su cargo, dedica los ratos libres a refuerzo. Y asume que los ni?os con retraso, los indisciplinados, los violentos, no nacen por generaci¨®n espont¨¢nea.
Tirando del hilo asoman las carencias afectivas, de aprendizaje, la familia desestructurada, el entorno hostil. Estos ense?antes han ampliado competencias y, sin ayudas, tratan de responder a las demandas. "Nos hemos hecho una agenda con los recursos sociales del barrio, a los que derivar los casos que se nos presentan". Servicios sociales, ONG, C¨¢ritas, la parroquia. D¨®nde conseguir ropa, d¨®nde obtener comida. "Est¨¢n muy implicados", dice Francisca Paule, directora del Ciudad de Badajoz durante 13 a?os. Y nos ense?a su colegio. La biblioteca, con su apartado de religiones, as¨ª, en plural. Los planes de atenci¨®n a la diversidad y de apoyo a las familias. El de acogida, que convierte en tutores a los compa?eros del que llega asustado. Cuando el reci¨¦n llegado es peque?o, como Igor, este colegio apuesta por que se integre directamente, sin pasar por un aula de enlace, un espacio de transici¨®n para el aprendizaje del idioma. En Madrid funcionan desde 2003, y hay m¨¢s de 200, un 40% en centros concertados.
Entre ellos, las Escuelas P¨ªas, adonde va Paloma, en el mismo distrito del Ciudad de Badajoz. M¨¢s de 1.000 alumnos de infantil a bachillerato, casi un 19% inmigrante, 23 nacionalidades. Y dos aulas de enlace. "El tiempo oficial es de seis meses, pero pedimos pr¨®rroga hasta un a?o", informa su director. Despu¨¦s toca escolarizarse.
En Andaluc¨ªa cambia la nomenclatura, Aulas Temporales de Adaptaci¨®n Ling¨¹¨ªstica, y tambi¨¦n la filosof¨ªa. Aqu¨ª, el inmigrante de m¨¢s de siete a?os (2? de primaria) queda matriculado en un colegio con ATAL desde el primer d¨ªa. Con un continuo trasiego entre el grupo que le corresponde por edad (donde aprende las asignaturas en que el idioma no es fundamental) y la clase en la que brega con el castellano mientras sus compa?eros prosiguen con matem¨¢ticas o lengua. "Una evaluaci¨®n inicial me da idea de sus conocimientos", apunta Trini Cuenca, la responsable del aula puente del colegio p¨²blico Llanos de Mar¨ªn, en Roquetas de Mar (Almer¨ªa). La que atendi¨® a Marigo desde el nivel 0, la hizo progresar al 1 y ahora la acompa?a en el 2, una especie de lanzadera hacia su integraci¨®n total en 1? de ESO.
Su labor es dura, pero le apasiona.
Quiz¨¢ porque a los 11 a?os fue inmigrante en Alemania. Ahora es la profe de una caterva multirracial. Desde 1997, antes incluso, la provincia ha sido pionera en ¨¦sta y otras medidas por una escuela mestiza. Nada extra?o, trat¨¢ndose del territorio andaluz con m¨¢s alumnado inmigrante no comunitario: 15.124 en 2005-2006, un 15,81% del global en infantil, primaria y secundaria. En el top cinco nacional junto a Murcia, Madrid, Barcelona y Girona. "La inversi¨®n ha aumentado un 130%. Pero queda por hacer".
El delegado de Educaci¨®n, Francisco Maldonado, y sus responsables de compensaci¨®n educativa y de educaci¨®n intercultural aportan datos. El plan de familia, lengua y cultura materna; la coordinaci¨®n con los pa¨ªses de origen; el programa de apoyo a los centros; las actividades extraescolares; la mediaci¨®n intercultural; la formaci¨®n del profesorado. En 1998, los docentes del Poniente almeriense ten¨ªan mil estudiantes no nacionales. No sab¨ªan qu¨¦ hacer, no ten¨ªan experiencia ni herramientas. Ocho a?os despu¨¦s, ese millar se ha multiplicado por 15.
"Los profesores demandan recursos y una recualificaci¨®n profesional para no verse desbordados", diagnostica el secretario de FETE-UGT, Carlos L¨®pez Corti?as. El sindicalista conmina a no identificar inmigraci¨®n con problema y a considerar que los nuevos alumnos llegan con un punto de partida diferente. "Hay que redefinir el concepto de ¨¦xito y fracaso escolar", espeta. Jos¨¦ Rom¨¢n, director del colegio R¨ªo Andarax (Almer¨ªa), repite esta m¨¢xima cuando se le pregunta por resultados acad¨¦micos. "Primero vamos a situar d¨®nde nos encontramos". En un peque?o colegio de primaria reconvertido en centro de ESO. Al que acude Ezhara despu¨¦s de atravesar El Puche, donde a la tradicional poblaci¨®n gitana se le est¨¢n sumando miles de marroqu¨ªes. Los chavales no se dejan los problemas en el perchero, viene a decir el equipo directivo. 255 chicos y chicas, 30% de gitanos, 30% marroqu¨ªes, 40% payos. El instituto es uno de los pocos sitios del barrio en el que las etnias conviven m¨¢s o menos arm¨®nicamente. Y eso es un logro. Otros: se ha reducido el absentismo; madres marroqu¨ªes participan en las actividades extraescolares y el pr¨®ximo curso vuelve al curr¨ªculo f¨ªsica y qu¨ªmica (eliminada para reforzar lengua y matem¨¢ticas). "La comparaci¨®n es con nosotros mismos, y vamos a m¨¢s", concluye Rom¨¢n.
La decisi¨®n de Ezhara de continuar estudios es una gran noticia para un sistema donde el porcentaje de extranjeros que abandonan tras la ESO es muy alto. En el curso 2005-2006, los no nacionales pesaban un 9,2% en primaria, pero adelgazaban hasta el 3,4% en bachillerato, seg¨²n Educaci¨®n. Los que prosiguen se encuentran al terminar con un d¨¦j¨¤ vu: han de sacarse el permiso de trabajo, como sus padres, para lo cual necesitan un precontrato. "Tenemos una auxiliar de cl¨ªnica con una menci¨®n especial del hospital donde hizo pr¨¢cticas: sus compa?eros de promoci¨®n ya est¨¢n colocados, ella no. Otra ha hecho hosteler¨ªa y lleva tres a?os buscando ocupaci¨®n: s¨®lo le ofrecen empleos en negro, a los que se niega, no ha estudiado para eso", ilustran las orientadoras del R¨ªo Andarax.
Mano de obra joven, en algunos casos cualificada, crecida en el pa¨ªs al que emigraron sus padres, se siente ciudadana de segunda, discriminada por la sociedad de acogida, se encierra en su grupo. El germen del conflicto en la periferia francesa. "A¨²n es pronto para decirlo, pero, sin ¨¢nimo de alarma social, estamos activando una bomba de tiempo", advierte Ra¨²l Jim¨¦nez, portavoz de la asociaci¨®n ecuatoriana Rumi?ahui. El responsable de educaci¨®n de ATIME declin¨® la invitaci¨®n para hablar de la juventud magreb¨ª en Espa?a.
A Rumi?ahui le preocupa la "deserci¨®n" latina de las aulas y enumera posibles factores: ganar dinero pronto, actitudes racistas, responsabilidad familiar (los mayores se hacen cargo de los peque?os cuando los padres trabajan fuera de casa), el retraso que arrastran, la apat¨ªa. Fuera de los institutos esperan las bandas. "Muchos se han criado con sus abuelos en Ecuador, un pa¨ªs conservador en cuanto a drogas o sexo. El choque es terrible y pueden caer en extremos: o se asustan o se desmandan", comenta Jim¨¦nez.
Vuelta al Llanos de Mar¨ªn, centro de compensatoria con un 30% de inmigrantes en el Poniente almeriense, donde los colegios privados proliferan como los invernaderos. Muchos espa?oles llevan all¨ª a su prole. "Otros me vienen a ver, preocupados", cuenta Miguel Romero, director. "Lo entiendo, pero aqu¨ª, el alumno bueno sale adelante igual que antes". Otra cosa es el nivel general: "Lo de abrir el libro por la p¨¢gina 20 ha pasado a la historia. La curva de Gauss con algunos que destacan, otros con retraso y el grueso en la media tiene ahora m¨¢s lomos que un reba?o de dromedarios".
Nunca hab¨ªan sido tan heterog¨¦neas las clases, ni tan personalizado el trabajo del maestro. Para favorecerlo, hay que bajar las ratios: "Empiezo el curso con grupos de 25, pero acabo con 28". Una exigencia: "Quiero para la escuela p¨²blica los medios de la concertada, que haya una discriminaci¨®n positiva para corregir desequilibrios". "Imagine que soy una madre recelosa de la concentraci¨®n de inmigrantes y me estoy planteando llevar a mi hijo a la privada. ?Qu¨¦ me dir¨ªa?", se le propone al director del Llanos de Mar¨ªn. "Le preguntar¨ªa d¨®nde quiere que viva su hijo. Si lo va a tener en una burbuja, vale. Pero si va a vivir en una sociedad intercultural, que es el futuro, lo mejor es la p¨²blica".
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