'Pelopincho'

He le¨ªdo siempre con inter¨¦s y provecho a Francesc Massip cuando escribe sobre el Misterio de Elche y otros temas esc¨¦nicos, pero no puedo aceptar los reproches que dedica en su carta del d¨ªa 23 a mi art¨ªculo Cristianos, moros y un grupo de jud¨ªos con gre?as, donde, precisamente, se defend¨ªa la idea de poner l¨ªmites y no sucumbir a lo "pol¨ªticamente correcto" tambi¨¦n en el ¨¢mbito de las fiestas y representaciones. Partiendo de esa idea, juzgaba yo adecuada la eliminaci¨®n de ciertos apuntes groseros y detalles vejatorios en los Moros y Cristianos valencianos, as¨ª como el aseo de la ropa de los jud¨ªos del Misteri, quit¨¢ndoles las pelucas hirientes y otros detalles estereot¨ªpicos. Y pon¨ªa como ejemplo comparativo el cambio (a mejor) que se ha dado desde el siglo XVII en la encarnaci¨®n teatral del prestamista Shylock en El mercader de Venecia, hoy retratado en los escenarios como un personaje entre la luz y la sombra pero sin la bufonesca nariz aguile?a, la risa diab¨®lica y las monedas en la faltriquera. Absolutamente improcedente, pues, el s¨ªmil que ve el se?or Massip entre la reforma vestimentaria del Misteri ilicitano operada en 1994 y el ponerse a repintar los retablos de Huguet o Berruguete. No hay que quitarle ni una letra a Shakespeare o al Misteri, pero s¨ª proyectarles nuestra mirada contempor¨¢nea, desbrozar la maleza a?adida y limpiar el polvo del tiempo. As¨ª se hace con los cuadros de los antiguos maestros, con las viejas traducciones de los cl¨¢sicos. Para adecentarlos, no para corregirlos.