"Son malhablados"
T¨®picos que utilizan los extranjeros para describir a los madrile?os
?Y c¨®mo son los madrile?os? Se creen el ombligo del mundo, fuman hasta por los codos, casi siempre est¨¢n enojados, s¨®lo piensan en salir de copas, son malhablados... Los prejuicios han sido dictados, esta vez por inmigrantes. Si bien suelen ser las v¨ªctimas de los estereotipos, ellos tambi¨¦n tienen ideas preconcebidas. ?sta es una consulta a inmigrantes de diferentes nacionalidades para que confiesen sus prejuicios sobre Madrid y Espa?a.
Para el colombiano Esteban Cancelado, de 68 a?os, los madrile?os b¨¢sicamente son "malhablados". Le hierve la sangre cada vez que oye un taco. "Me parece ofensivo. En mi pa¨ªs indica que te vas a pelear. Con el tiempo me he dado cuenta de que s¨®lo es una forma de hablar y que en todas partes hay gente maja", comenta. En el caso de la b¨²lgara Donka Kalcheva, de 50 a?os, la alfombra de servilletas y colillas que cubre algunos bares le hace dudar de la higiene de los nativos. "Aunque me sorprenden las mujeres mayores. Deben gastarse una fortuna en arreglarse", dice.
Un prejuicio, sin embargo, lo ha asumido como una realidad: "Da igual que trabajes bien o mal. Conozco personas que saben seis idiomas y lo mejor que encuentran es un trabajo de recepcionista. Tengo una hija en Londres que comenz¨® a trabajar en una empresa de limpieza hace cuatro a?os. Ahora es la jefa". Ella tambi¨¦n trabaja en la limpieza y lleva seis a?os en Madrid.
El camerun¨¦s Jean Pierre Karmeni, de 29 a?os, salt¨® la valla de Ceuta con la idea de llegar a una tierra de libertad y prosperidad. "?Nunca me imagin¨¦ que existiese la corrupci¨®n!", exclama. La libertad de hablar sin temor la ha encontrado. De momento, lucha para llegar a fin de mes, como tambi¨¦n hacen muchos madrile?os: "Crees que vas a conseguir todo pero es un sue?o falso. De los 1.000 euros que ganas al mes s¨®lo te quedan 100 o 200 para ahorrar".
A pesar de todo, el estereotipo sobrevive. Muchas veces el senegal¨¦s Idrissa Badji, de 40 a?os, ha intentado disuadir a amigos y conocidos que quieren cruzar el Estrecho. "Cuando les hablas de los peligros y de que lo m¨¢s posible es que terminen dedicados a las ventas ambulantes, simplemente no te creen", comenta este estudiante de Filolog¨ªa. En cuanto a los madrile?os, siente que muchos de ellos le miran como si ¨¦l fuera un extraterrestre.
"Incluso entre intelectuales, parece que por tu color y por tu origen tu opini¨®n vale menos", agrega. Y recuerda que una vez en el metro una mujer se acerc¨® a su esposa para tocarle la piel. Quer¨ªa saber si su textura era diferente. "Pero he aprendido mucho de los madrile?os, como la gesti¨®n que hacen del tiempo. Y tambi¨¦n a cocinar. Me gusta que aqu¨ª el hombre se involucre en la cocina", se?ala.
Al ecuatoriano, Neftal¨ª V¨¢squez, de 42 a?os, el ritmo de los madrile?os es precisamente lo que m¨¢s nervioso le pone. "Me parece que viven para trabajar y no trabajan para vivir", comenta. Adem¨¢s, agrega, "saben poco de Am¨¦rica Latina. Da igual de qu¨¦ pa¨ªs seas. Para ellos es como si fuese el mismo".
Los prejuicios del chino Gong Zhang, de 23 a?os, son positivos. Su definici¨®n de los madrile?os podr¨ªa encabezar una gu¨ªa de viaje: "Amables, sinceros y vigorosos". No obstante, es consciente de los estereotipos que despierta la inmigraci¨®n: "Lo importante es lo que aportamos, no la imagen que se da en los medios de comunicaci¨®n".
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