Prejuicios que levantan fronteras
La inmigraci¨®n es la mayor preocupaci¨®n de los espa?oles. El desconocimiento est¨¢ detr¨¢s de muchos clich¨¦s
"?Y para qu¨¦ vienen? Para conseguir todo el dinero que puedan y mandarlo fuera del pa¨ªs. No les interesa otra cosa... Nos quitan los puestos de trabajo, nos quitan nuestras viviendas... Se apoderan de calles enteras y viven 20 en una casa. Dicen que les explotamos, pero el casero suele ser compatriota suyo".
No hay duda. Son inmigrantes. Pero no subsaharianos, marroqu¨ªes o latinoamericanos, sino espa?oles. As¨ª era la imagen que ten¨ªan en el centro de Europa en los a?os setenta y que recoge el escritor brit¨¢nico John Berger en su libro Un s¨¦ptimo hombre. Los mismos prejuicios se vuelven a escuchar, esta vez en el pa¨ªs que hasta hace poco mandaba trabajadores a otros pa¨ªses. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), la inmigraci¨®n es ya la principal preocupaci¨®n de los espa?oles. Uno de cada cuatro inmigrantes vive en Madrid.
M¨¢s de la mitad de los madrile?os no ha conversado nunca con un inmigrante
"Sin embargo, cuando el CIS pregunta a la gente por los problemas que le afectan directamente, la inmigraci¨®n desciende varios puestos. Por debajo de la vivienda y del paro. Los medios de comunicaci¨®n y hechos como la llegada de cayucos o la quema de coches en Par¨ªs influyen en la percepci¨®n negativa de la inmigraci¨®n. Hace m¨¢s ruido un ¨¢rbol que cae que uno que crece", comenta la consejera de Inmigraci¨®n, Luc¨ªa Figar.
Detr¨¢s de esa percepci¨®n existe una valla de im¨¢genes e ideas borrosas: los prejuicios. El poeta y contable ecuatoriano, Neftal¨ª V¨¢squez, de 42 a?os, se estrell¨® contra ellos cuando su primer jefe en Madrid le pregunt¨® si com¨ªa hojas y utilizaba taparrabos. Trabajaba como empleado del hogar para un militar jubilado.
"Tomaba el tel¨¦fono y me preguntaba si sab¨ªa c¨®mo utilizarlo. Vine a Espa?a por cuestiones econ¨®micas y porque quer¨ªa conocer mis ra¨ªces. Fue un choque cultural", recuerda V¨¢squez. En Ecuador se dedicaba al comercio exterior y participaba en concursos de poes¨ªa. Quiz¨¢s por ello comparaba la mente de su empleador con una roca maciza. A veces, harto de los comentarios, le respond¨ªa en ingl¨¦s porque sab¨ªa que no le iba a entender. ?l tambi¨¦n hab¨ªa fabricado un estereotipo del madrile?o. "Los prejuicios no son patrimonio de los nativos. Lo que reflejan es desconocimiento y temor. Todos podemos ser racistas", se?ala el portavoz de la ONG SOS Racismo, Javier Ram¨ªrez.
Durante la elaboraci¨®n del estudio Las dos caras de la inmigraci¨®n, que recoge los resultados de unas 20.000 entrevistas, el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense Juan D¨ªez Nicol¨¢s, lleg¨® a la conclusi¨®n de que Espa?a, junto con Suecia, es uno de los pa¨ªses menos xen¨®fobos de la Uni¨®n Europea. Y dentro de las comunidades aut¨®nomas, Madrid es una de las m¨¢s tolerantes.
"No obstante, desde 1998 se detecta un incremento lento pero continuado de la xenofobia. La tendencia comienza con el aumento de inmigrantes y con el debate entre el PSOE y el PP sobre la Ley de Extranjer¨ªa", explica el experto. Un factor determinante ha sido la percepci¨®n del fen¨®meno que tiene la sociedad espa?ola. Las im¨¢genes y titulares que salen en los medios de comunicaci¨®n suelen tomarse como el principal referente.
Un dato revelador de la investigaci¨®n es que la mayor¨ªa de madrile?os nunca ha mantenido una conversaci¨®n con un inmigrante. Algo que no ayuda a acabar con los estereotipos. En el caso del poeta ecuatoriano y el ex militar, el primero decidi¨® romper el hielo. "Me di cuenta de que me escuchaba", comenta V¨¢squez. Despu¨¦s de tres a?os de arduas discusiones y pacientes explicaciones sobre la geograf¨ªa de su pa¨ªs, un d¨ªa su jefe le dijo: "Usted no me golpea con los pu?os, sino con las palabras". Al fin, el muro de los prejuicios hab¨ªa sido derribado. Juntos emprendieron un viaje a Ecuador. Ahora el jubilado vive en el pa¨ªs andino. V¨¢squez, por su parte, sigue en Madrid. Trabaja pintando casas.
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