Oye, patria, mi aflicci¨®n

Un tema recorre centralmente esta ficci¨®n curiosa, que nos llega con un a?o de retraso, tras ganar el Premio de la Cr¨ªtica en Sevilla 05: la incomodidad de un joven profesional, brillante arquitecto, no ya con la realidad, sino con la Italia en la que le toc¨® vivir; con la mediocridad entronizada, con el enchufismo, con la pereza mental, con la envidia, con el soborno. O sea, por lo visto en el filme, con el mundo de los funcionarios.

Pero m¨¢s all¨¢ de ello, La fiebre funciona como una historia de amor un poco rosa de m¨¢s (en general, D'Alatri, demuestra querer mucho a su protagonista; m¨¢s de lo que debiera, incluso), pero tambi¨¦n efectiva, candorosamente bella. Y como una de esas ficciones en las que la vida de provincias es puesta constantemente a juicio, con sus debilidades, pero tambi¨¦n con su irresistible encanto. Gustar¨¢ a un p¨²blico joven que sepa reconocerse en las ¨¢speras contradicciones entre las que se mueve el personaje (y muy especialmente, una: la que enfrenta la comodidad de la vida con salario fijo a la bohemia creativa y sin ataduras).