EE UU inaugura una era de cohabitaci¨®n
El control dem¨®crata del Congreso obligar¨¢ al presidente Bush a una pol¨ªtica de consenso
El entusiasmo por el indudable m¨¦rito de haber ganado el control de ambas C¨¢maras del Congreso no parece haber confundido al Partido Dem¨®crata sobre una realidad irrefutable: George W. Bush sigue siendo el presidente de Estados Unidos y continuar¨¢ al frente de una Administraci¨®n republicana dos a?os m¨¢s. El presidente tampoco ha cerrado los ojos al nuevo escenario pol¨ªtico y, tras ofrecer la cabeza de Donald Rumsfeld, se prev¨¦n otras concesiones. Ambas partes, en definitiva, se han comprometido a trabajar juntos, pese a las tensiones de una campa?a electoral en la que se cruzaron insultos despiadados y pese a las diferencias de programas pol¨ªticos que, hasta ayer, parec¨ªan en las ant¨ªpodas.
Bush podr¨ªa todav¨ªa sacrificar alguno m¨¢s de sus colaboradores de l¨ªnea dura
Ambas partes escenificaron ayer esta pragm¨¢tica reconciliaci¨®n con una comida a la que asisti¨® el propio Bush, la pr¨®xima presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, y otras destacadas figuras del Congreso y de la Administraci¨®n. Fue la primera toma de contacto formal de lo que tiene que ser en el futuro una dif¨ªcil pero inevitable cohabitaci¨®n.
Poco antes de esa reuni¨®n, Bush hab¨ªa pedido a todos que "hay que dejar atr¨¢s las elecciones y trabajar juntos". "El pueblo americano", dijo Bush, "espera de nosotros que nos sobrepongamos a las diferencias partidistas; mi Administraci¨®n cumplir¨¢ su parte". El presidente ha comenzado ya a actuar en el papel de ¨¢rbitro y moderador que va a intentar mantener hasta 2008 con el doble objetivo de revitalizar a su partido y salvar su prestigio. No ser¨ªa extra?o que el Bush brusco y marcadamente ideol¨®gico de estos seis ¨²ltimos a?os se hubiese retirado para siempre de la escena.
En ese horizonte, Bush podr¨ªa todav¨ªa sacrificar alguno m¨¢s de sus colaboradores de l¨ªnea dura -en primera fila est¨¢ el embajador ante Naciones Unidas, John Bolton- y hacer concesiones en materias como el aumento del salario m¨ªnimo o la inmigraci¨®n.
Bush mencion¨® ayer, no obstante, algunos de los primeros asuntos en los que ser¨¢ necesario conseguir consenso y que se antojan de dif¨ªcil negociaci¨®n: "Disciplina fiscal, guerra contra el terrorismo, energ¨ªa, pol¨ªtica exterior".
Nancy Pelosi tambi¨¦n ha prometido que su partido colaborar¨¢ con la Administraci¨®n "sin mirar al pasado", y ha asegurado, para tranquilidad del presidente, que los dem¨®cratas no van a pedir el impeachment de Bush por la err¨®nea informaci¨®n facilitada a la opini¨®n p¨²blica para justificar la guerra de Irak. El l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Harry Reid, ha garantizado asimismo que su grupo trabajar¨¢ para devolverle a la C¨¢mara alta "un esp¨ªritu bipartidista". "El senador Reid es un gran dem¨®crata pero tambi¨¦n es un gran institucionalista", dijo su portavoz.
Los l¨ªderes dem¨®cratas han anticipado, sin embargo, que su partido impulsar¨¢ en los cien primeros d¨ªas del nuevo Congreso, a partir de enero, su agenda de cambio. Entre las medidas que los dem¨®cratas intentar¨¢n sacar adelante est¨¢n las de reformas de las leyes migratorias, impulso a la investigaci¨®n con c¨¦lulas madres, aumento del salario m¨ªnimo, reducci¨®n del precio de los medicamentos, est¨ªmulos fiscales a las empresas que quieran trasladar sus plantas al extranjero y pol¨ªticas fiscales m¨¢s exigentes con las compa?¨ªas petroleras.
Aunque Bush ya ha pronosticado que puede haber espacio para el acuerdo en algunas de esas propuestas, ser¨¢ inevitable vivir tensiones y algunos enfrentamientos. Bush insisti¨®, por ejemplo, en que "Irak es el frente central en la guerra contra el terrorismo". Asegur¨® que est¨¢ "abierto a cualquier idea o sugerencia que nos ayude a conseguir nuestros objetivos de derrotar a los terroristas y asegurar el triunfo de un Gobierno democr¨¢tico en Irak". Pero advirti¨®, al tiempo, que "seamos del partido que seamos, todos tenemos la responsabilidad de asegurar que nuestras tropas disponen de los medios y el apoyo que necesitan para triunfar".
Planteado as¨ª, ?qui¨¦n en el Partido Dem¨®crata le va a negar al presidente esos medios y ese apoyo? Es dif¨ªcil que los nuevos l¨ªderes o sus pr¨®ximos candidatos presidenciales lo hagan. Pero, as¨ª como el Partido Republicano es una dif¨ªcil convivencia de conservadores tradicionales, halcones fiscales, fan¨¢ticos religiosos y visionarios imperialistas, el Partido Dem¨®crata es tambi¨¦n la amalgama de diferentes tendencias, que van desde Joe Liberman y todos los que apoyaron la guerra en Irak, hasta el representante de Montana, Keith Ellison, antiguo colaborador del grupo radical Naci¨®n del Islam. Tampoco faltan quienes, como el nuevo senador Bob Casey, un declarado antiabortista, contradice los principios del partido en asuntos de valores y moral.
"Somos el grupo parlamentario m¨¢s diverso del mundo y nosotros creemos que ¨¦sa es la gran fuerza del Partido Dem¨®crata", asegura el presidente de ese grupo en la C¨¢mara de Representantes, John Larson. Ninguna de esas tendencias quiere ahora quedarse fuera de la victoria del martes. "Todo tipo de dem¨®crata gan¨®, los del norte, los del sur, los izquierdistas, los conservadores, los moderados y otros cuya ideolog¨ªa se escapa a cualquier definici¨®n. ?C¨®mo van a conseguir Reid y Pelosi el consenso sobre Irak o sobre el presupuesto?", se pregunta Simon Rosenberg, presidente de un centro de estudios dem¨®crata.
El liderazgo dem¨®crata cree poder hacerlo. Michael Davies, que ha presidido uno de los comit¨¦s de la campa?a dem¨®crata, asegura que los legisladores dem¨®cratas "se van a arremangar y van a trabajar con sentido com¨²n para impulsar temas como los de la estructura fiscal, la educaci¨®n y la salud, y para evitar los asuntos que dividen a los ciudadanos, como el matrimonio homosexual".
La voz cantante del Partido Dem¨®crata la van a tener, en efecto, los propiciadores del sentido com¨²n y del consenso, como el senador Charles Schumer, uno de los principales arquitectos de la exitosa campa?a dem¨®crata. "Tenemos que conseguir hacer las cosas bien. La grandeza de este pa¨ªs", advierte Schumer, "se ver¨¢ comprometida si no somos capaces de avanzar en asuntos como educaci¨®n, energ¨ªa o Irak".
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