Van Nistelrooy, por arte de magia
El holand¨¦s firma los cuatro goles del Madrid ante Osasuna en una exhibici¨®n de efectividad y clase
Qui¨¦n le iba a decir al Madrid que iba a vivir en su campo de batalla m¨¢s temible la tarde m¨¢s placida de la Liga, hasta el punto de parecerse por momentos a aquel equipo de jugones que parec¨ªa finiquitado con la presencia de Fabio Capello en el banquillo. Qui¨¦n le iba a decir que se iba a encontrar a un Osasuna tan blandito, con tantos errores en la defensa y tan desacertado y delgado en el ataque; que iba a vivir la tarde m¨¢s feliz de Van Nistelrooy, que toc¨® cuatro balones en la primera mitad y uno en la segunda y todos acabaron en la red, aunque uno fue anulado por fuera de juego. En fin, que cualquier parecido con la reciente historia de los enfrentamientos entre ambos equipos en el antiguo Sadar era pura fantas¨ªa. Nada que ver que no fuera el habitual incidente en la grada de los ultras osasunistas, que golpearon a Casillas lanz¨¢ndole un mechero en la jugada anterior al tercer gol de Van Nistelrooy. Es curioso. Tanto excita el Madrid a ese reducido sector de la afici¨®n de Osasuna que se olvida totalmente de su equipo, ninguneado en favor de los reproches al contrario.
OSASUNA 1 - REAL MADRID 4
Osasuna: Ricardo; J. Fla?o, Josetxo, M. Fla?o, Corrales; Pu?al, Nekouman; Valdo, Ra¨²l Garc¨ªa (David L¨®pez, m. 46), Delporte (H¨¦ctor Font, m. 58); y Web¨® (Milosevic, m. 46). No utilizados: El¨ªa; Cuellar, Cruchaga, Juanlu y Romeo.
Real Madrid: Casillas; Ramos, Cannavaro, Helguera, Roberto Carlos; Emerson, Diarra; Ra¨²l, Guti (Beckham, m. 83), Robinho (Reyes, m. 64); y Van Nistelrooy. No utilizados: L¨®pez; Pav¨®n, Mej¨ªa, Salgado y Cassano.
Goles: 0-1. M. 11. Disparo de Robinho desde fuera del ¨¢rea, Ricardo despeja y Van Nistelrooy empuja a la red. 0-2. M. 26. Bal¨®n interior de Guti a Robinho, cuyo tiro rebota en un defensa y cae a pies de Van Nistelrooy. 0-3. M. 44. Contragolpe de Ra¨²l, que asiste a Van Nistelrooy y el holand¨¦s se saca un zurdazo raso que sorprende a Ricardo. 1-3. M. 63. Saque de esquina de Pu?al y cabezazo de Valdo. 1-4. M. 83. Van Nistelrooy, de nuevo.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Corrales, Delporte, J. Fla?o, M. Fla?o, Helguera, Josetxo y H¨¦ctor Font.
17.753 espectadores en el Reyno de Navarra
As¨ª, mientras los ultras iban desgranando sus c¨¢nticos, la sociedad Robinho-Van Nistelrooy comenzaba a funcionar. Se dudaba de la presencia del brasile?o, un hombre que no gozaba al principio del favor de Capello y que se presum¨ªa que pod¨ªa sucumbir en una pelea tan racial como la prevista en el Reyno de Navarra. Pero Robinho ocup¨® el costado izquierdo aportando un valor fundamental. M¨¢s que su almac¨¦n de bicicletas, Robinho es un arma letal en el contragolpe por su velocidad y su precisi¨®n en la conducci¨®n de la pelota. Vamos, lo que espera Van Nistelrooy, un delantero de ¨¢rea grande que necesita que los dem¨¢s le asistan o lleguen a su altura. Robinho hizo ambas cosas. El primer gol fue precedido de un disparo seco del brasile?o que Ricardo despej¨® m¨¢s hacia dentro, es decir, hacia el holand¨¦s, que, trat¨¢ndose del ¨¢rea, siempre anda cerca del bal¨®n. El segundo gol lo condujo Guti, que encontr¨® de nuevo a Robinho como mejor socio para culminar la jugada. Su disparo golpe¨® en la defensa y fue a los pies de Van Nistelrooy, que de nuevo andaba por ah¨ª. El tercero fue un asunto privado entre Ra¨²l y el holand¨¦s, que esta vez no necesito de rebotes ni rechaces para fabricarse un gol magistral.
Osasuna es, hoy por hoy, un equipo muy flaco: ni aguerrido, ni t¨¦cnico, ni defensivo, ni ofensivo. Apenas tuvo diez minutos de acoso a la defensa del Madrid, que flaque¨® con exceso, pero se limit¨® a firmar un tiro a puerta en un libre indirecto de Pu?al que Casillas repeli¨® con acierto. Eran los momentos subsiguientes al primer gol de Van Nistelrooy cuando el Madrid comenz¨® a asomar sus carencias habituales: dificultades para sacar el bal¨®n y mantenerlo. Era el Madrid que se arrugaba habitualmente en Pamplona y se refugiaba en su portero y en la ruleta de la fortuna.
Osasuna no aprovech¨® su momento -dos cabezazos fuera de Web¨® fueron todo su balance- cuando domin¨® el partido y cuando tuvo en Delporte un quebradero de cabeza para Sergio Ramos, habitualmente superado. El espejismo se rompi¨® con el segundo gol, el que pareci¨® dormir a Osasuna y tranquilizar al Madrid, que se otorg¨® media hora de felicidad y una dosis interesante de autoestima. No era un Madrid brillante, pero si autosuficiente en el partido y cercano a lo que quiz¨¢s quiera ser. Diarra y Emerson segu¨ªan teniendo un papel muy testimonial, pero, a cambio, Guti y Ra¨²l, aunque intermitentes, se bastaban para construir contragolpes o concederse triangulaciones como en aquellos tiempos.
A Osasuna le quedaba la heroica y los cambios, tras el descanso, anunciaron alg¨²n trompetazo. El Madrid se refugi¨® en la ley del m¨ªnimo esfuerzo. La entrada de Milosevic le dio un referente en el ataque y un quebradero de cabeza a Cannavaro, que ya no viv¨ªa con aquella placidez. El gol de Valdo lleg¨® a bal¨®n parado y por alto, la cruz del Madrid, pero tampoco eso encendi¨® al Sadar. Fue una an¨¦cdota, una gota de agua en la tarde m¨¢gica de Van Nistelrooy. El holand¨¦s, con el recogimiento de su equipo, se hab¨ªa pasado casi toda la segunda mitad paseando por el campo, mirando a su porter¨ªa y, seguramente pasando fr¨ªo. Era como si su turno ya se hubiera cumplido sobradamente. Pero, por arte de magia, el bal¨®n volvi¨® a caer a sus pies -otra vez la defensa osasunista le hab¨ªa concedido la espalda- y, con su poderosa zancada, dio dos pasos y con la derecha, midiendo al cent¨ªmetro el disparo, tras levantar la cabeza para ver la posici¨®n exacta de Ricardo, la clav¨® en la escuadra de la porter¨ªa con un tiro enroscado. Era el colof¨®n a una noche de gloria en la que el Madrid gan¨® todas las batallas: la de Pamplona y la del f¨²tbol, la de la autoestima y en la que Van Nistelrooy se convirti¨® en algo as¨ª como el mago de Oz.
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