La puerta abierta
"La pelota est¨¢ en el campo de ETA. Si la banda terrorista da un paso adelante, el Gobierno dar¨¢ un paso adelante". Lo ha dicho el presidente Zapatero en Le Figaro. Otra frase dirigida a los terroristas y a su entorno. Las declaraciones de Zapatero sobre el proceso de fin de la violencia responden siempre a este mismo esquema: una se?al para los terroristas, algunas generalidades bien intencionadas, y una respuesta al Partido Popular. Ning¨²n mensaje para el com¨²n de los ciudadanos. Dadas las dificultades evidentes que el proceso vive, ?no deber¨ªa Zapatero, en lugar y forma adecuados, no en los pasillos del Congreso o en una conferencia de prensa con un mandatario extranjero, pronunciar un discurso dirigido exclusivamente a la ciudadan¨ªa, para que ¨¦sta tenga motivos para seguir renov¨¢ndole la confianza? Siempre, pero especialmente en momentos de zozobra, la ciudadan¨ªa necesita comprobar que hay alguien al mando, que sabe d¨®nde est¨¢ y ad¨®nde quiere llegar. En pol¨ªtica, la percepci¨®n es decisiva. No basta que el presidente sepa ad¨®nde va, se necesita que la gente perciba que lo sabe.
Los vicios del proceso se repiten. A cada crisis, Zapatero responde lanzando una se?al a ETA. Contra lo que dice el Partido Popular, es cierto que Zapatero no ha hecho concesiones concretas a ETA. Pero esta necesidad de responder a los momentos de confusi¨®n haci¨¦ndoles saber que ¨¦l sigue ah¨ª, dispuesto a continuar el proceso, abre expectativas excesivas y transmite una ansiedad innecesaria, lo que da motivos a la banda terrorista para ir alargando los tiempos y subiendo las exigencias.
Tiene raz¨®n Zapatero cuando dice que "la pelota est¨¢ en el campo de ETA". Y precisamente por esta raz¨®n, en la confusa fase actual, con ETA rearm¨¢ndose y reorganiz¨¢ndose, mientras su alegre muchachada sigue derrochando violencia por las calles de Euskadi y Batasuna va elevando el list¨®n, s¨®lo cabe un mensaje: "Con violencia, nada, absolutamente nada". Ni siquiera gui?os de buena voluntad. Efectivamente, es ETA la que ha de tomar una decisi¨®n: romper el proceso o continuarlo. Poner en marcha su regreso al pasado o abandonar definitivamente la violencia. El Gobierno ha hecho lo que ten¨ªa que hacer: sentar el marco de un posible di¨¢logo. A partir de aqu¨ª, cualquier se?al que se emita que pueda interpretarse como una matizaci¨®n de la exigencia del fin total de la violencia es equivocada. La puerta est¨¢ abierta en las condiciones establecidas por el Parlamento. Y as¨ª ha de mantenerla el Gobierno. Es ETA la que ha de decidir si acepta entrar en el juego o si la cierra. Ella ser¨¢ la ¨²nica culpable del fracaso.
Los socios del Gobierno no ayudan. Desde el dec¨¢logo del PP, el Gobierno sabe que no hay esperanza alguna de contar con este partido. La mejor manera de ponerse en evidencia es ofrecer una negociaci¨®n con condiciones imposibles. El PP lo ha hecho. Zapatero ya sabe que el PP s¨®lo espera el fracaso del proceso. Y, sin embargo, tendr¨¢ que seguir haciendo lo imposible para tratar de integrarlo. En cuanto al PNV, sigue con dos cabezas, dos pol¨ªticas: la lealtad y la complicidad de Imaz chocan con el eterno juego de Ibarretxe que, con la coartada de la mesa de partidos, est¨¢ tratando de volver a Lizarra, esta vez con los socialistas en medio. Esto es pol¨ªtica y cada cual act¨²a seg¨²n sus c¨¢lculos de p¨¦rdidas y beneficios en cuotas de poder.
Batasuna, en su escalada, dice ahora que ETA es la ¨²nica que ha cumplido porque ella est¨¢ en tregua y el Gobierno, no. El proceso es inevitablemente lento, lo cual favorece estos ejercicios que tratan de deformar la realidad y de cambiar el escenario. El presidente del Gobierno ha repetido una y otra vez que ser¨¢ "largo, duro y dif¨ªcil". De modo que lo m¨¢s importante es conseguir que el tiempo vaya a favor del Gobierno y no de ETA y Batasuna. Las elecciones municipales se acercan. Batasuna necesita estar en ellas. Debe saber -y no caben vacilaciones- que mientras haya violencia no tiene la menor posibilidad de presentarse y que esta vez no habr¨¢ camuflaje que valga. "Con violencia, nada".
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