El buscador de conceptos
El ¨¦xito de una agencia de publicidad radica en el ¨¦xito de su primer cliente, sostiene Stanley Bendelac, uno de los publicistas de mayor prestigio en las ¨²ltimas d¨¦cadas. No es idea original (el primer verso te lo dan los dioses, dijo el poeta), pero sirve para imaginar el v¨¦rtigo del emprendedor sentado a la mesa en su primer d¨ªa de tes¨®n empresarial, y la historia de sus triunfos y decepciones hasta jubilarse despu¨¦s de 35 a?os de intensa carrera. Bendelac, licenciado en Empresariales y en Derecho por la Universidad de Par¨ªs, ha fundado o reorganizado agencias publicitarias en el mundo entero; trabaj¨® para clientes como Seat, Citro?n, Mahou, Telef¨®nica, la ONCE o Mercedes, y fue jurado en innumerables festivales publicitarios internacionales. Dice haber escrito Nunca tires la toalla para compartir lecciones aprendidas en esa larga experiencia.
Nunca tires la toalla. Cosas que aprend¨ª en publicidad y que, en realidad, valen para (casi) todo en la vida
Stanley Bendelac
Maeva Editorial
ISBN: 84-96231-75
"Hay veces en que las ideas parece que andan solas", proclama en una p¨¢gina cualquiera del libro, como quien no quiere la cosa. No es la imagen que se tiene de los publicitarios, ansiosos por el concepto exacto y la frase genial. En 1972, la agencia de Bendelac (Delpire Advico, despu¨¦s Delvico) gan¨® el encargo de lanzar en Espa?a un coche imposible: el Dyane 6, de Citro?n. Pronto lo hizo famoso con el eslogan Para gente encantadora y peque?as historias donde aquel extravagante autom¨®vil, heredero del 2Caballos, parec¨ªa tan importante como la gente que lo conduc¨ªa.
Hab¨ªa, hace a?os, un programa de madrugada en televisi¨®n sobre anuncios famosos. Espect¨¢culo para exquisitos. Nunca he entendido la despreocupaci¨®n con que se asume la publicidad y, en cambio, se malicia casi todo sobre la propaganda e, incluso, contra los medios de comunicaci¨®n en su faceta informativa -qu¨¦ periodistas, qu¨¦ due?os-, cuando la verdad es que el primer peri¨®dico del mundo naci¨® para distribuir anuncios y avisos, no noticias. Donde hay publicidad resplandece la verdad, se dice. Pero tantos abusos, mentiras y manipulaciones, tambi¨¦n. Si hay motivos para desconfiar de los periodistas, una profesi¨®n merecidamente maltratada, abundan tambi¨¦n para execrar de los publicitarios y de su (supongo que aparente) impunidad social.
Bendelac relata quince buenas historias del mundo de las multinacionales de la publicidad -en Madrid, Nueva York, Sevilla, Buenos Aires, Par¨ªs, Londres...-, con ¨¦l mismo de protagonista, pero tiene tiempo tambi¨¦n para sucedidos ajenos. As¨ª, a prop¨®sito del primer cliente, recuerda que el de los hermanos Saatchi fue un anuncio de contraceptivos donde se ve¨ªa a un hombre embarazado y este texto: "Tendr¨ªas m¨¢s cuidado si fueras t¨² el que quedara embarazado".
La tesis de Bendelac es que hay que hacer caso a las emociones, como si estuvieras escribiendo poes¨ªa. Cuando est¨¢s en un momento en que te la juegas y tu raz¨®n no sabe aconsejarte, deja que tu intuici¨®n funcione, por encima de sistemas, m¨¦todos y personas. Es lo que le ocurri¨® ante el creativo Rafael Balad¨¦s, fichado justo a tiempo para lanzar Diario 16 a finales del convulso 1976.
Balad¨¦s propon¨ªa dos l¨ªneas de trabajo; una convencional, esa que uno piensa que es la que espera el cliente; y otra rupturista, como el esp¨ªritu de cambio de la ¨¦poca. El creativo puso una frase sobre la mesa: Libertad sin ira. "Tuve un subid¨®n", recuerda Bendelac. "Estaba excitad¨ªsimo con una frase que reflejaba tan bien el momento que quer¨ªamos para la vida de Espa?a, y que podr¨ªa apropiarse Diario 16 como su grito de guerra". Hecho. Rafael Balad¨¦s escribi¨® la letra de la canci¨®n y el grupo Jarcha compuso la m¨²sica. Fue mucho m¨¢s que un ¨¦xito publicitario. Todav¨ªa siguen cobrando sustanciosos derechos de autor.
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