Eldorado colombiano en Ecuador
La tercera ciudad ecuatoriana acoge a 200.000 inmigrantes y refugiados del pa¨ªs vecino
![Fernando Gualdoni](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F9118e994-7102-424f-a3c7-e63107f3ec5e.jpg?auth=a6e72e2fe7f901a3630e056cd6b2c292b7956e839eb81cbc2116dc5691931d16&width=100&height=100&smart=true)
La se?al de la emisora era dif¨ªcil de sintonizar, llegaba llena de est¨¢tica y apenas era audible, pero el mensaje era un sue?o hecho realidad, una llamada a la esperanza... Era como ganar la loter¨ªa. "Vengan a este caser¨ªo, vengan a este lugar de paz y de buena gente y h¨¢ganlo crecer", gritaba a principios de los sesenta H¨®lger Velastegu¨ª con el mismo entusiasmo que lo cuenta hoy, a sus 72 a?os, abriendo los brazos y bailando en su despacho de Radio Zaracay. Su voz, grave y llena de vida, era la invitaci¨®n que muchos ecuatorianos y colombianos hab¨ªan esperado toda la vida, y llegaba de Santo Domingo de los Colorados, por estos d¨ªas la tercera ciudad de Ecuador y una de las de mayor crecimiento demogr¨¢fico de Am¨¦rica Latina. Ocho de cada 10 habitantes son inmigrantes o, bien venidos de otras regiones del pa¨ªs, o bien de Colombia.
"Si no hubi¨¦semos venido, mi hijo estar¨ªa muerto", dice una residente colombiana
"C¨®mo no iba a gritar a la gente que viniese, si yo mismo encontr¨¦ la paz en este lugar. Nac¨ª en Ambato, estudi¨¦ hasta cuarto a?o de Medicina en Guayaquil y empec¨¦ en la radio en Quito. Llegu¨¦ aqu¨ª con 26 a?os, atra¨ªdo por la belleza y la riqueza de esta regi¨®n, y fund¨¦ la emisora. Sab¨ªa ya entonces que Santo Domingo estaba destinada a ser una ciudad importante y lo ser¨¢ a¨²n m¨¢s en los pr¨®ximos a?os", cuenta Velastegu¨ª. La gente comenz¨® a llegar y de 30.000 almas que se contaban hace 45 a?os, hoy se cuentan m¨¢s de medio mill¨®n, de las cuales casi 200.000 son colombianas. Para muchos ecuatorianos, Santo Domingo ya no es de los Colorados, sino "de los Colombianos".
Las hermanas Marina y Luceli Restrepo llegaron hace cinco a?os, la primera desde Quind¨ªo y la segunda desde Medell¨ªn, y ya son propietarias de una panader¨ªa de delicias colombianas frente al recientemente inaugurado megacentro comercial El Paseo, el "s¨ªmbolo" que le faltaba a Santo Domingo para ser una "gran ciudad". Huyeron de la violencia del narcotr¨¢fico y de la guerra sin cuartel que la guerrilla, los paramilitares y el Ej¨¦rcito colombiano libran desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Las hermanas, "como siempre", dicen, tienen sintonizada Radio Zaracay para animar el local, donde, adem¨¢s de vender bollos, sirven comidas y meriendas.
"Si no hubi¨¦semos venido, se?or, mi hijo ya estar¨ªa muerto", dice Marina con gesto triste. "Aqu¨ª nos tratan bien, tenemos paz, y el colombiano maleante que viene se entera rapidito de que tiene que enderezarse o irse", dice tajante. El polic¨ªa municipal Cristian Zambrano, bajito y tan fornido que el cuello es pr¨¢cticamente la continuaci¨®n del torso, certifica: "Los colombianos no dan problemas, no m¨¢s que cualquier local. A veces hay alg¨²n ajuste de cuentas entre ellos, alg¨²n sicario act¨²a y aparece alg¨²n muerto. Pero la mayor¨ªa viene ac¨¢ a trabajar y eso hacen, como hacemos todos".
Zambrano es una de las pocas autoridades con las que estos d¨ªas se puede hablar en Santo Domingo, puesto que el alcalde, el socialcristiano Kleber Paz y Mi?o, est¨¢ pr¨®fugo desde el viernes pasado. Lo buscan por un delito de prevaricaci¨®n, pero la fiscal¨ªa regional le tiene guardadas otras 40 causas, entre ellas algunas por corrupci¨®n. "Est¨¢ perdido", sentencia Velastegu¨ª, que fue alcalde de 1996 a 2000, y es correligionario del edil pr¨®fugo.
A pesar de que en los ¨²ltimos a?os el poder pol¨ªtico local ha estado en manos del Partido Social Cristiano (PSC) del ex presidente y cacique pol¨ªtico Le¨®n Febres-Cordero, Santo Domingo vot¨® mayoritariamente por el conservador y magnate bananero ?lvaro Noboa en la primera vuelta de las presidenciales. La segunda vuelta se celebra este domingo y la presidencia se dirimir¨¢ entre Noboa y el izquierdista Rafael Correa.
Santo Domingo de los Colorados, que toma su nombre de la tribu de los colorados (llevan el pelo tintado de ese color), chamanes famosos y respetados que curan muchos males, tiene una gran vocaci¨®n comercial. Est¨¢ casi a mitad de camino entre Quito y Guayaquil y casi no hay vestido, calzado o alimento que no pase por all¨ª de camino a las grandes urbes. Velastegu¨ª vio hace muchos a?os una "Fenicia Andina" y en eso se ha convertido la ciudad. Muchos aqu¨ª quieren libertad mercantil y un tratado de libre comercio con EE UU, bien negociado, les parece fenomenal. Noboa respalda ese acuerdo mientras que Correa, en principio, se opone.
Los colombianos, llegados mayoritariamente de las provincias de Nari?o, Quind¨ªo, Putumayo y Caquet¨¢, "son comerciantes natos", dice el taxista C¨¦sar V¨¢zquez. "Si entras a preguntar por un par de zapatos, te ense?an decenas de pares y hasta te da verg¨¹enza irte sin al menos comprar uno". Las ecuatorianas Lorena Guevara y Olga Ram¨ªrez, dependientas en una zapater¨ªa, reconocen las cualidades mercantiles de sus vecinos del norte: "La competencia no nos molesta, ac¨¢ hay lugar para todos", dicen con una sonrisa p¨ªcara.
D¨®lares para la familia
Las tiendas de colombianos son f¨¢cilmente identificables en las calles del centro; son coloridas, mejor decoradas que las de sus rivales locales y, sobre todo, exhalan el popular ritmo del vallenato a decenas de decibelios.
La m¨²sica se impone al atronador ruido del tr¨¢fico y hasta hace olvidar el olor a fruta podrida y a pollo frito. "Mis paisanos no s¨®lo vienen a Santo Domingo huyendo de la guerra; tambi¨¦n porque con la dolarizaci¨®n ganan m¨¢s dinero que pueden enviar a sus familias all¨¢ en Colombia. Ecuador es para nosotros lo que para los ecuatorianos es Espa?a, donde ahora que el euro es m¨¢s fuerte que el d¨®lar, ganan lo suficiente para mandar algo ac¨¢", explica Iris Morante, rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia, un centro que comenz¨® en 1995 siendo una filial de la Universidad Nacional colombiana y que desde hace ocho a?os es cien por cien ecuatoriana.
Jos¨¦ Acevedo cuenta que lleg¨® de Medell¨ªn hace unos a?os, cansado de vivir del dinero que le mandaban sus hijos, comerciantes en la "ciudad colorada". Se encoge de hombros y dice que les va bien y repite el gesto una y otra vez, sin importar la pregunta que se le haga.
Dentro del puesto estaba Narciso Reyes, venido de Armenia, en Quind¨ªo, como refugiado. "Lo de vender discos piratas es temporal, para ir tirando", se justifica Reyes. "Ver¨¢, ac¨¢ hay muchos refugiados que vienen, les gusta y se quedan. Yo lo que quiero es ir a otro pa¨ªs, a Espa?a o a EE UU. Apenas he empezado los tr¨¢mites con la ayuda de la ACNUR
[la agencia de la ONU para los refugiados]".
La oficina de Naciones Unidas calcula que cada a?o unos 7.000 colombianos piden asilo en Ecuador y que la cifra de refugiados ya alcanza los 250.000. La mayor¨ªa de ellos est¨¢n en Santo Domingo.
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