Decenas de ni?os palestinos e israel¨ªes rodar¨¢n con Spielberg
"Quiero que hagan pel¨ªculas, no la guerra", dice el director, que crear¨¢ una escuela de cine
Steven Spielberg opina que "merece la pena intentarlo todo". Por eso prepara un modesto proyecto con el que pretende promover la coexistencia, hoy inexistente, entre israel¨ªes y palestinos. El cineasta estadounidense jud¨ªo tiene previsto repartir 200 c¨¢maras: 100 ir¨¢n a manos de ni?os palestinos y 100 a israel¨ªes. La idea es que cada uno de los chavales documente su vida cotidiana. Retazo a retazo, el material se convertir¨¢ en un largometraje. "Quiero que hagan pel¨ªculas, no la guerra", le explic¨® la semana pasada Spielberg al embajador hebreo ante la ONU, Dan Gillerman.
El director rumia el proyecto hace tiempo. Y tiene claro qu¨¦ es lo que quiere: "Dramas, no, s¨®lo peque?os documentales (realizados por los adolescentes) sobre qui¨¦nes son y en qu¨¦ creen, qui¨¦nes son sus padres, en qu¨¦ colegio estudian, qu¨¦ comen, qu¨¦ pel¨ªculas ven, qu¨¦ CD escuchan", declar¨® a la revista Time hace casi un a?o, d¨ªas antes del estreno de M¨²nich.
Un objetivo casi ut¨®pico el de Spielberg porque la situaci¨®n sobre el terreno es un drama. La sangre, casi toda palestina, corre a borbotones. S¨®lo en lo que va de este mes, el Ej¨¦rcito israel¨ª ha matado a m¨¢s de 100 palestinos en Gaza; alrededor de la mitad eran civiles. Y los cohetes artesanales que a diario disparan los milicianos palestinos desde la franja han segado la vida de dos transe¨²ntes israel¨ªes en Sderot, una ciudad cercana.
Una vez cada chaval haya rodado su material, los de un lado recibir¨¢n lo grabado por alguien del otro lado. Y viceversa. "Creo que el proyecto es una manera de crear coproducciones y relaciones interpersonales entre israel¨ªes y palestinos", le dijo Spielberg al embajador Gillerman, seg¨²n publicaba ayer el diario hebreo Yediot Ahronot.
El contacto humano entre unos y otros es ahora casi excepcional. Al margen de unos pocos miles de palestinos que han logrado que Israel les mantenga los permisos para entrar a trabajar en el Estado jud¨ªo, la mayor¨ªa de quienes viven en los territorios ocupados s¨®lo se topan con israel¨ªes de uniforme, en uno de los muchos controles militares o en una de las pocas puertas del muro de separaci¨®n. Los israel¨ªes tienen prohibido entrar en los territorios palestinos.
Spielberg ya ha comprado las 200 c¨¢maras. La pel¨ªcula final se montar¨¢ a partir de las filmaciones en bruto realizadas por los chavales. Pocos m¨¢s detalles se conocen. Ni c¨®mo se seleccionar¨¢ a los adolescentes camar¨®grafos, ni cu¨¢ndo empezar¨¢n a rodar y ni cu¨¢ndo se estrenar¨¢ el documental.
Spielberg conf¨ªa en que su proyecto, peque?o en envergadura pero de objetivos ambiciosos, genere cambios de actitud. Cree que el intercambio entre los adolescentes de los v¨ªdeos que rueden "es el tipo de cosa que es eficaz para, simplemente, hacer entender a la gente que no hay tantas diferencias que separan a israel¨ªes y palestinos. No, en todo caso, como seres humanos".
Cerrar la brecha
Pero los planes de Spielberg para contribuir a cerrar la brecha entre los bandos de este largo conflicto no acaban en el estreno de esta pel¨ªcula. "Quiero que esos 200 camar¨®grafos formen el n¨²cleo de algo m¨¢s grande". El cineasta estudia crear una academia de cine palestino-israel¨ª con sedes en Tel Aviv y Ramala -donde s¨®lo hay un cine- que promueva producciones conjuntas.
Asegura el Yediot que el director de La lista de Schindler viajar¨¢ pronto a Israel a presentar su proyecto. Ten¨ªa previsto hacerlo este verano pero, una vez m¨¢s, qued¨® patente lo vol¨¢til que es Oriente Pr¨®ximo. Spielberg iba a recibir un doctorado honoris causa en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n. Tuvo que cancelarlo por el estallido de la guerra en L¨ªbano.
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