Dependencia: derecho de ciudadan¨ªa
A principios de los a?os cincuenta del siglo pasado, el soci¨®logo de la London School of Economics T. H. Marshall defini¨® el concepto de ciudadan¨ªa. Un ciudadano lo es cuando tiene derechos civiles, pol¨ªticos y econ¨®micos: civiles, los derechos para la libertad individual (expresi¨®n, pensamiento, propiedad, justicia,...); pol¨ªticos, el derecho a elegir y ser elegido; y econ¨®micos, el derecho a la seguridad y a un m¨ªnimo de bienestar, a compartir la herencia social y vivir la vida de un ser normal conforme a los est¨¢ndares predominantes en la sociedad en que se habita (por ello no se entiende lo mismo ser pobre en Espa?a que en Somalia).
Cuesta mucho introducir los derechos sociales y econ¨®micos al mismo nivel que los pol¨ªticos y civiles en los ¨ªndices que definen la calidad democr¨¢tica de los pa¨ªses. Los neoliberales no los quieren y los degradan porque -dicen- atentan contra la eficiencia econ¨®mica. Por ejemplo, no est¨¢n incorporados en el nuevo indicador de democracia que acaba de hacer p¨²blico la revista The Economist. Este ¨ªndice divide a los pa¨ªses del mundo entre democracias plenas, democracias con fallos, reg¨ªmenes h¨ªbridos y reg¨ªmenes autoritarios. Tan s¨®lo hay 28 democracias plenas en el planeta, entre las cuales est¨¢ Espa?a, en el puesto 16. La democracia cuasi perfecta es Suecia.
La instituci¨®n que m¨¢s ha hecho por ampliar los derechos sociales y econ¨®micos de los ciudadanos ha sido el Estado del Bienestar europeo. Recuerda Tony Judd en su extraordinario libro Postguerra. Una historia de Europa desde 1945 (Editorial Taurus) que el welfare fue fruto de la ecl¨¦ctica combinaci¨®n de las pol¨ªticas socialdem¨®cratas y democratacristianas, y que este modelo europeo se hab¨ªa convertido a principios del siglo XXI en paradigma para los pa¨ªses aspirantes a entrar en la UE "y en un desaf¨ªo global para EE UU y el competitivo atractivo del estilo de vida americano". La Europa del welfare no naci¨® del proyecto ambicioso y progresista que muchos hoy imaginan, sino que fue el fruto de una insegura ansiedad; acosados por el fantasma de la historia, sus l¨ªderes llevaron a cabo reformas sociales y fundaron nuevas instituciones como medida profil¨¢ctica para mantener a raya el pasado.
La Ley de la Dependencia aprobada por el Congreso de los Diputados conecta con ese Estado del Bienestar que consiguieron nuestros antepasados directos. Supone una nueva generaci¨®n de derechos para los ciudadanos espa?oles, que llegaron tarde al welfare por culpa del franquismo. Varias generaciones quisieron ser parte de Europa no s¨®lo por sus libertades civiles y pol¨ªticas, sino tambi¨¦n por las econ¨®micas y sociales. Aunque la renta per c¨¢pita de los espa?oles est¨¢ a punto de instalarse en la media de la UE de 25 miembros (en parte como consecuencia del crecimiento econ¨®mico, en parte por el efecto estad¨ªstico de haber ampliado la Uni¨®n de 15 a 25 miembros, en general m¨¢s pobres, con lo que la media ha bajado), el gasto social per c¨¢pita de un espa?ol a¨²n se encuentra cinco o seis puntos por debajo de la media europea.
La Ley de Dependencia justifica una legislatura, y conecta con los mejores momentos del mandato de Rodr¨ªguez Zapatero en los que se ampliaron los derechos civiles de algunas minor¨ªas y se sacaron las tropas espa?olas de la ominosa e ilegal invasi¨®n de Irak. Ahora se desarrollan los derechos de las personas dependientes por raz¨®n de sus minusval¨ªas f¨ªsicas o ps¨ªquicas: todas las personas que precisen de ayuda en la vida cotidiana tienen "el derecho subjetivo de ciudadan¨ªa" a recibir atenci¨®n gracias a la puesta en marcha del Sistema para la Autonom¨ªa y Atenci¨®n a la Dependencia. Pendiente de muchos detalles, lo aprobado en el Parlamento es s¨®lo el primer escal¨®n de algo que no estar¨¢ a pleno rendimiento hasta el a?o 2015.
Con la Ley de Dependencia, el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero cierra el c¨ªrculo de protecci¨®n social que iniciaron los Ejecutivos de Felipe Gonz¨¢lez; entre 1982 y 1996, los socialistas lideraron la universalizaci¨®n de la sanidad, las pensiones y la educaci¨®n p¨²blica; a partir de 2004, los herederos de aquellos socialistas han puesto la pica del cuarto pilar del Estado del Bienestar. Muy importante.
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