Profesores que echan humo
La secundaria atraviesa por problemas, pero los docentes no creen que sean irremediables
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Profesores quemados. ?Qu¨¦ son? ?Profesores que piden una baja porque no pueden m¨¢s? ?Docentes que est¨¢n hartos de su trabajo, pero siguen ah¨ª? ?Desmotivados? ?Desbordados? Hay muchas categor¨ªas que quiz¨¢ no se matizan demasiado. Los propios profesores niegan que la situaci¨®n sea desesperada, ni mucho menos, aunque reconocen un malestar cierto con unas causas bien definidas. No se quejan de dinero, ni de vacaciones. Pero s¨ª de sus condiciones de trabajo, m¨¢s complicadas que hace a?os, aseguran, porque el alumnado es m¨¢s heterog¨¦neo y permanece escolarizado hasta los 16 a?os, quieran o no. Un solo garbanzo negro puede perturbar una clase entera, y los profesores de instituto no suelen tener una formaci¨®n pedag¨®gica suficiente. En los peores casos, ni la tienen, ni creen que tengan la obligaci¨®n de tenerla. Son licenciados en historia, o en matem¨¢ticas, pero ?les ha ense?ado alguien a ense?ar, a gestionar un grupo de alumnos, a ganarse la autoridad? No. Incluso los que cuentan con la experiencia de los a?os, a veces se ven inermes, sin apoyo suficiente para lidiar con situaciones bien inc¨®modas que ocurren en las aulas.
"Hay un falso mito circulando, ese de que el profesor ha perdido el respeto y la autoridad y no es verdad estrictamente, lo que pasa es que antes la autoridad del profesor era incuestionable porque s¨ª, y ahora hay que gan¨¢rsela porque los alumnos no est¨¢n dispuestos a aceptar algo porque s¨ª", explica Rosa Cano, directora del instituto Europa, de M¨®stoles (Madrid). Ella no cree que los profesores hayan perdido el prestigio social, como se dice. Las estad¨ªsticas avalan su opini¨®n. La ¨²ltima encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) sobre la valoraci¨®n social de los profesionales colocaba a los profesores en los puestos m¨¢s altos.
Aulas del XIX
Lo que s¨ª ocurre, a juicio de no pocos docentes, es que "hay un sistema educativo del siglo XIX para alumnos del XXI". As¨ª opina Francisco Caballero, un profesor de matem¨¢ticas de Sonseca (Toledo), quien nunca ha visto a nadie, en sus 37 a?os de profesi¨®n, que haya abandonado la carrera por estar quemado. Y Rosa Cano tambi¨¦n cree que la sociedad debe "definir con exactitud qu¨¦ tienen que saber los nuevos ciudadanos y qu¨¦ formaci¨®n han de tener los profesores para ello. El programa escolar est¨¢ obsoleto y, por otro lado, se necesitan profesores que sepan trabajar en equipo, innovar, buscar otras v¨ªas para hacer su trabajo", apunta.
Caballero aporta otra raz¨®n para la situaci¨®n que se vive en las aulas: el paso dif¨ªcil y problem¨¢tico de la primaria a la secundaria. "Los alumnos vienen de centros educativos estructurados y se encuentran con institutos que no son centros educativos. En primaria hay un profesorado estable, ciclos de ense?anza cerrados, con un tutor que pasa 18 de sus 25 horas lectivas con su clase; tambi¨¦n los equipos directivos son muy estables", contin¨²a Caballero. Dice que en los institutos, muchos profesores se limitan a dar su clase y no quieren que se les pida nada m¨¢s: "No es f¨¢cil encontrar qui¨¦nes se hagan cargo de las tutor¨ªas. Hay algunos docentes que querr¨ªan hacer otras actividades y no se atreven porque no estar¨ªa bien visto", asegura Caballero.
Rosa Cano avala parte de sus opiniones. "Hay quien se limita a cumplir con su funci¨®n, que no es poco, y hay quien se deja media vida en la ense?anza". Esto ¨²ltimo conduce al asunto de los incentivos profesionales. La carrera docente no tiene ascensos sin cambiar de cuerpo. Es decir, si un maestro quiere ascender, tiene que saltar a profesor, a catedr¨¢tico, a profesor de universidad, pero no hay a¨²n un estatuto del docente que defina la forma en que un profesor puede ascender en su carrera en virtud de unos m¨¦ritos sin abandonar su puesto. Los sindicatos andan negociando con la Administraci¨®n una paga de productividad, 60 euros, que en principio se concibi¨® como un incentivo para aquellos que se dedican intensamente a sus clases, a sus alumnos, para los que organizan actividades m¨¢s all¨¢ de sus estrictas obligaciones. Pero la cosa tiene visos de acabar en caf¨¦ para todos. Negociado en plena campa?a sindical, el ¨²ltimo borrador habla de que ser¨¢n las Administraciones las que dise?en un programa de actividades al que podr¨¢n sumarse todos los profesores y los centros podr¨¢n incorporar algunas otras iniciativas. De aqu¨ª a alg¨²n tiempo puede que se est¨¦ negociando otro extra para los que no se limiten a lo mandado.
El profesor Jos¨¦ Luis S¨¢nchez, del instituto Clara Campoamor de Getafe (Madrid), opina que en la sociedad hay una crisis de valores que est¨¢ afectando a la escuela. "Hay alumnos que suspenden casi todo y vienen a recoger las notas con una moto nueva. Tampoco la Administraci¨®n, por lo menos en algunas comunidades, parecen confiar mucho en el sistema educativo p¨²blico". Aunque reconoce dificultades, a pesar de todo, no se considera un profesor quemado. Pero quiz¨¢ no encuentra el reconocimiento merecido a su labor. Habla de continuos enfrentamientos con los padres y de muy pocas posibilidades de promoci¨®n. "Hay que estimular al profesorado, porque hay gente que vive de esto y gente que se dedica a esto", resume. "No creo en la vocaci¨®n, es cosa de curas, creo en la profesionalidad, a m¨ª mi trabajo me gusta, pero te encuentras con que tu centro funciona bien y te lo quieren cerrar s¨®lo porque es peque?o", lamenta, recordando algunos enfrentamientos con la Comunidad de Madrid.
LOS DOCENTES EXPONEN ALGUNOS PROBLEMAS DE LA SECUNDARIA
- El programa escolar est¨¢ desfasado en muchas asignaturas, y tambi¨¦n la forma de impartirlo
- Los profesores de secundaria no reciben formaci¨®n pedag¨®gica para gestionar una clase
- Las condiciones de trabajo son m¨¢s dif¨ªciles y no hay apoyos ni herramientas adecuados
- No hay una carrera docente definida; los profesores que se desviven por su trabajo no reciben incentivos laborales ni hay posibilidad firme de ascender.
- El paso de la primaria a la secundaria es abrupto; se pasa de centros educativos estructurados a la simple ense?anza de asignaturas de forma aislada.
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