Apaga y v¨¢monos
La compa?¨ªa el¨¦ctrica avisa con antelaci¨®n y presenta sus excusas por un corte de suministro de cinco horas motivado por las obras de mejora, se supone, de la red, emprendidas en la plaza cercana a mi domicilio. Avisan pero no cortan y esto s¨ª supone una mejora, en las ¨²ltimas semanas cortaban pero no avisaban. Las vallas y las zanjas de Uni¨®n Fenosa forman parte del paisaje habitual del barrio. A¨²n no hab¨ªan cicatrizado los zafios costurones del ¨²ltimo levantamiento sobre las sufrientes aceras cuando las horr¨ªsonas m¨¢quinas percutoras y perforadoras, las palas y los martillos neum¨¢ticos volvieron a tomar la plaza y las calles adyacentes. "Deben haberse olvidado algo dentro y han vuelto a buscarlo" comentaba una vecina del barrio mientras saltaba y sorteaba obst¨¢culos detr¨¢s de su perro, bastante perplejo por este nuevo cambio de paisaje que le impide acceder a sus alcorques favoritos pero le ofrece a cambio peligrosos orificios inexplorados. Un lev¨ªsimo retoque gr¨¢fico en las vallas de la compa?¨ªa el¨¦ctrica refiere la opini¨®n de los viandantes acosados. Un chiste obvio pero ineludible: "Uni¨®n Penosa".
Madrid amanece a una nueva semana que se presenta cargada de emociones fuertes. El lunes la huelga de los autobuses perif¨¦ricos atrapa a los viajeros del intercambiador de Moncloa. En el horizonte otro paro, ¨¦ste de m¨¢s alivio, el de las grandes gr¨²as de las grandes obras. Empresarios y trabajadores del sector protestan por sus problemas de movilidad, tardan un mes en conseguir las licencias para moverse por la ciudad y cuando lo hacen tienen que llevar una escolta policial. En Madrid operan, al parecer, m¨¢s de 400 gr¨²as y no debe haber guardias para todas.
Madrid sigue rizando el rizo del caos, al borde del colapso total que anuncian profetas vestidos de Pap¨¢ Noel. Bajo las fastuosas luminarias de la Navidad, derroche de kilovatios en v¨ªsperas de una fastuosa subida de tarifas, los taxistas anuncian movilizaciones o paros, seg¨²n se mire, para reivindicar su derecho a llevar anuncios en sus carrocer¨ªas, derecho negado por el Ayuntamiento por razones de est¨¦tica que no parecen de recibo en un paisaje urbano invadido por todo tipo de soportes publicitarios, m¨®viles o est¨¢ticos.
Madrid en el filo de todas las navajas, perseverantemente enfermo, obturadas sus arterias por el colesterol del tr¨¢fico, siempre en el quir¨®fano, el bistur¨ª perpetuamente hurgando en sus entra?as. Los bomberos advierten que est¨¢n a punto de sumarse al generalizado conflicto, piden algunos cambios en su reglamento para que los miembros veteranos del cuerpo no tengan que arriesgarse en las misiones m¨¢s duras y propias de los j¨®venes.
No ser¨¢n los ¨²ltimos de la desbandada, los profesionales de Telemadrid, colonizada por el esperancismo militante, silenciados y perseguidos por su desafecci¨®n a este r¨¦gimen personal¨ªsimo, convocan huelga para el martes, y su director y m¨¢ximo adalid, Manuel Soriano, concede el lunes una entrevista al diario El Mundo en la que afirma sin que se le caigan las gafas de verg¨¹enza: "Ninguna cadena p¨²blica nos gana en pluralidad". En su opini¨®n, esta vez se trata de una huelga pol¨ªtica alentada por los sindicatos, CC OO, UGT y CGT, sin que exista ninguna justificaci¨®n laboral para ella. No le falta una parte de raz¨®n, aunque los casos de acoso, amenazas, despidos y no renovaciones de contrato, sean moneda corriente en la empresa, en el origen de la huelga hay motivos pol¨ªticos como se?alan los convocantes del paro que en su manifiesto "Salvemos Telemadrid" afirman que "la actual direcci¨®n ha protagonizado una persecuci¨®n pol¨ªtica, una manipulaci¨®n sin complejos, una propaganda exagerada en toda la programaci¨®n y una ca¨ªda de audiencia que ha llevado a Telemadrid a una situaci¨®n cr¨ªtica". Para darles la raz¨®n, sin d¨¢rsela, a los huelguistas, en los servicios m¨ªnimos, Soriano ha colado entre los informativos imprescindibles dos de sus c¨¦lebres y "plurales" debates de opini¨®n que no deb¨ªan estar all¨ª. En sus espacios de noticias, la huelga de su propia casa es minimizada y manipulada con ese talento especial que tiene el Gobierno regional para engordar o adelgazar las cifras de las convocatorias; todav¨ªa nos estamos preguntando los madrile?os d¨®nde ocult¨® Esperanza Aguirre a ese mill¨®n de manifestantes desaparecidos el d¨ªa de la concentraci¨®n de las v¨ªctimas del terrorismo, un mill¨®n de manifestantes que s¨®lo vieron la presidenta y sus ac¨®litos.
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