Con Diegol basta

El Racing se defendi¨® bien, gobern¨® el partido y lanz¨® el contragolpe con maestr¨ªa. El Zaragoza gan¨®. Le alcanz¨® con la punter¨ªa de Diego Milito, que le desatasc¨® y le otorg¨® el ficticio gal¨®n de grande, del que gana sin hacer aparentemente nada.

Tir¨® de v¨ªdeoteca el Racing, que le plante¨® al Zaragoza el f¨²tbol que m¨¢s le duele, el juego que hurga en sus puntos d¨¦biles. Descarado por naturaleza, este Zaragoza entiende el ataque de dos maneras: por el medio con las diagonales de Aimar y de D'Alessandro o por los costados con las reiteradas incursiones de sus carrileros. Y ah¨ª escarb¨® el aplicado Racing, As¨ª, cuando los laterales blanquillos, Juanfran o Diogo, superaban la divisoria, sin que nadie se encargara de ocupar el hueco, respond¨ªa con un contragolpe de a¨²pa por ese flanco. Scaloni, flem¨¢tico, no lo aprovech¨®. Serrano, correcaminos, un poco m¨¢s. Pero sus incontables centros al punto de penalti se quedaron sin receptor. Entre otras razones, porque a la zaga aragonesa pocos le superan en cent¨ªmetros y porque no estaba el gigante Zigic.

Afeitado el Racing, que no ten¨ªa a sus dos delanteros principales, Zigic y Munitis, expulsados la semana anterior al batirse con el Deportivo, el equipo adoleci¨® sobremanera de mordiente. Portugal dio continuidad a su propuesta, a la versi¨®n del alto y el bajo, del rematador y el revoltoso. Coloc¨®, entonces, a la torre Juanjo y al irreverente Balboa, habituado a desenvolverse con sus caracoleos por la banda derecha. Pero, desasistidos y descolocados, se perdieron por el ¨¢rea sin remisi¨®n. S¨ª que mimaba la pelota el Racing en zonas alejadas, pero al pisar la parcela de los tres cuartos se quedaba sin ideas, sin recursos.

Aseado y bien plantado, el Racing apretuj¨® con tino sus l¨ªneas. Nada mejor para desestabilizar el juego individualista del Zaragoza, representado por Aimar y D'Alessandro. Y la zona de construcci¨®n aragonesa, ante el empalago rival, se atragant¨® sin soluci¨®n. Falt¨® el lesionado Celades, capataz de la medular, y el equipo no se arranc¨® a jugar. Pero Diego Milito s¨®lo necesita media oportunidad. Anoche se la dio Aimar, que lanz¨® un contragolpe perfecto y le cedi¨® el cuero en la frontal. Diegol, de disparo cruzado, firm¨® el partido. Lafita, despu¨¦s, ampli¨® el resultado y Diego Milito se permiti¨® el lujo de errar un penalti que no lo era de Pinillos a Lafita. El Zaragoza ya es resultadista.