China cumple el rodaje en la OMC
El n¨²mero de denuncias contra el pa¨ªs asi¨¢tico por ventas por debajo del coste se ha disparado y supone el 30% del total
Cuando el 11 de diciembre de 2001 China accedi¨® a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), las autoridades del pa¨ªs asi¨¢tico aceptaron someterse a una serie de reglas internacionales, que fijaban en buena medida lo que Pek¨ªn podr¨ªa hacer o no en adelante dentro de sus fronteras. La adhesi¨®n (que China hab¨ªa buscado durante 15 a?os) supuso cierta entrega de soberan¨ªa en nombre del comercio, como le hab¨ªa ocurrido a quienes le precedieron en la OMC.
A cambio, entr¨® a formar parte de un sistema, que le ha permitido colocar sus productos por todo el planeta. Cinco a?os despu¨¦s, cuando expira el periodo de transici¨®n, el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo ha multiplicado su comercio por m¨¢s de tres, pero se enfrenta al reto de continuar abriendo su econom¨ªa y cumplir todos los compromisos adquiridos. La Uni¨®n Europea y Estados Unidos ya han advertido que intensificar¨¢n la presi¨®n para que los respete.
La entrada en la OMC fue un paso trascendental para un pa¨ªs que (hasta que Deng Xiaoping inici¨® el proceso de apertura y reforma en 1978) hab¨ªa vivido de espaldas al mundo. Las ventajas y los inconvenientes de su integraci¨®n son patentes.
En lo que respecta a las primeras, por ejemplo, los consumidores chinos tienen ahora acceso a autom¨®viles importados m¨¢s baratos, o pueden acudir a los hipermercados de grandes grupos de distribuci¨®n como Carrefour, Ikea o Metro, que no dejan de abrir centros, atra¨ªdos por la liberalizaci¨®n econ¨®mica.
Inconvenientes
En lo que respecta a los inconvenientes, cientos de miles de trabajadores (100.000 s¨®lo en el sector bancario, seg¨²n el Banco Mundial) han perdido sus empleos en el proceso de reestructuraci¨®n puesto en marcha para adaptarse a la competencia extranjera. Y la reducci¨®n de aranceles a los productos agr¨ªcolas amenaza el sustento de los campesinos en las zonas rurales, donde viven dos tercios de los 1.300 millones de habitantes.
La mayor transformaci¨®n se ha producido en el comercio. Si en 2001 el volumen total de intercambios como porcentaje del PIB (una medida ampliamente utilizada para determinar el grado de apertura de un pa¨ªs) era del 44%, actualmente representa el 72%; esto, en una econom¨ªa que ha crecido desde entonces por encima del 9% anual. El ratio en Estados Unidos es del 21%, pero su PIB es mucho mayor.
Una vez el periodo de transici¨®n evaporado, Bruselas y Washington han advertido a Pek¨ªn de que, a partir de ahora, debe esperar un mayor escrutinio sobre el acceso que otorga a las empresas extranjeras. "China ha alcanzado un punto en su desarrollo en el que debe esperar m¨¢s exigencias por parte del resto del mundo", asegur¨® el mes pasado Peter Mandelson, comisario de Comercio europeo.
Susan Schwab, representante de Comercio de la Administraci¨®n estadounidense, ha dicho que mirar¨¢ con atenci¨®n posibles nuevos casos de fricci¨®n, salvo que China cumpla con sus compromisos.
El n¨²mero de casos antidumping contra el pa¨ªs asi¨¢tico se ha disparado desde que accedi¨® a la OMC, y ya representan m¨¢s de un 30% del total. De las 87 investigaciones iniciadas por sus 149 miembros en los seis primeros meses del a?o, 32 fueron dirigidas contra China, frente a 23 el a?o pasado. Seg¨²n algunos observadores, estas iniciativas no son m¨¢s que los ¨²ltimos movimientos de defensa en los pa¨ªses ricos de sectores condenados a sucumbir al potencial chino.
Sin embargo, donde estadounidenses y europeos se han mostrado inflexibles es en la necesidad de poner fin a las continuas violaciones de los derechos de propiedad intelectual por parte de las empresas chinas.
DVD falsos, tel¨¦fonos falsos, cartuchos de impresora falsos, relojes falsos, ropa de lujo falsa, medicamentos falsos. La lista de productos piratas que inundan los mercados asi¨¢ticos es infinita. Y aunque Pek¨ªn lanza ocasionalmente campa?as de persecuci¨®n y eliminaci¨®n de estos art¨ªculos, la situaci¨®n no ha mejorado, seg¨²n las compa?¨ªas extranjeras. La fabricaci¨®n de estos productos -muchos de cuyos compradores son turistas for¨¢neos- proporciona trabajo a decenas de miles de personas, por lo que los gobiernos locales son reacios a clausurar los talleres y factor¨ªas implicados.
Las diferencias sobre el sector textil han llevado a la UE y Estados Unidos a imponer aranceles a los productos chinos. Los zapatos tambi¨¦n han sido gravados. Y existe un fuerte contencioso sobre los aranceles a los componentes de automoci¨®n extranjeros.
Algunos expertos, sin embargo, consideran que estos choques son normales y forman parte del proceso de integraci¨®n en el comercio mundial de un pa¨ªs que ha tra¨ªdo cambios monumentales al flujo de mercanc¨ªas.
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