El Bar?a y su gran desaf¨ªo
Un equipo azulgrana plet¨®rico persigue frente al Internacional el ¨²nico t¨ªtulo que le falta en sus vitrinas
La final de la Copa Mundial de Clubes que hoy disputan en el estadio Internacional de Yokohama el Internacional de Porto Alegre y el Barcelona (11:20, La Sexta y TV-3) busca ganador in¨¦dito y algo m¨¢s. Se cruzan, antes que dos equipos en busca de la gloria, dos conceptos radicalmente diferentes de entender el juego. Por un lado, y aunque sorprenda, el equipo espa?ol encarna la idea m¨¢s brasile?a del partido, la que apuesta por el jogo bonito, la globalizaci¨®n de una apuesta constante por la victoria que une a portugueses, espa?oles, brasile?os, islandeses, italianos o africanos y holandiza la identidad catalana.
El Bar?a representa la voluntad de ganar d¨¢ndole al juego un sentido est¨¦tico que valora tanto como a los trofeos. Una identidad de club recuperada desde la llegada de Laporta a la presidencia, en 2003, que traspasa fronteras. Ayer, as¨ª se lo record¨® una periodista japonesa a Frank Rijkaard cuando le coment¨® que los equipos de la Liga de su pa¨ªs est¨¢n copiando el modelo de cantera y el culto al estilo Bar?a. Ser¨¢ la segunda oportunidad que se le presenta al equipo azulgrana para conquistar el ¨²nico t¨ªtulo ausente de sus vitrinas. Perdi¨® en 1992 contra el excelso equipo de Tel¨¦ Santana, un S?o Paulo inolvidable liderado por Ra¨ª, y est¨¢ por ver qu¨¦ pasa con este Internacional de Porto Alegre, de corte radicalmente diferente.
Equipo modesto, sorprendente campe¨®n de la Copa Libertadores del a?o pasado, su primer t¨ªtulo continental en 97 a?os de historia -en la que apenas pod¨ªa presumir de tres campeonatos brasile?os bajo el liderazgo de Fal?ao en los 80-, el Internacional viene a reivindicar el f¨²tbol del arrabal, ese que habla de que querer es poder, la vieja historia de David contra Goliat. Representante del sur de Brasil, comparece en la fiesta de los poderosos, coto privado hasta la fecha para los clubes de R¨ªo (Flamengo, 1981), predispuesto como est¨¢ a ganar el t¨ªtulo con la misma alegr¨ªa con la que los ni?os bajan de las favelas a jugar a las playas de Copacabana. Como lo hizo el Santos de Pel¨¦ cuando el f¨²tbol era pura diversi¨®n (1962 y 1963). Como lo hicieron, m¨¢s tarde, equipos como el S?o Paulo, en 1992 y 1993, o su vecino y eterno rival, el Gremio de Porto (1983).
Buscan los colorados del Estado de R¨ªo Grande del Sur, tan cerca del vecino Uruguay, donde tambi¨¦n los gauchos arrean a caballo al ganado y comparten mate al final de la jornada, el t¨ªtulo de su vida. Para ello, han construido un equipo a retales, con un portero de 38 a?os, Clemer; con Iarley, un buscavidas que malvivi¨® en la Liga espa?ola en ataque; con un fiel de toda la vida como el capit¨¢n Fernandao y con un cr¨ªo talentoso, apodado Pato, que futbol¨ªsticamente se presenta como una figura en ciernes.
Por otro lado, los hombres de Rijkaard, profesionales que acaparan t¨ªtulos, llegaron a Jap¨®n se?alados como los mejores, y como tales se comportaron ventil¨¢ndose a los campeones de la Liga m¨¢s poderosa de toda Am¨¦rica, la de M¨¦xico. Ahora, s¨®lo falta que lo demuestren tambi¨¦n en la final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.