El tirano impune
Ahora que Augusto Pinochet ha muerto, y que la nostalgia ef¨ªmera de una minor¨ªa ha logrado transmitir al mundo im¨¢genes de un tiempo ya pasado, es f¨¢cil advertir que las razones m¨¢s cercanas para la ausencia de una sentencia condenatoria del ex dictador, tan siquiera una sola, se remontan en parte a siete a?os atr¨¢s: el 14 de octubre de 1999.
Ese d¨ªa, el embajador chileno Pablo Cabrera, en nombre del Gobierno de Eduardo Frei, entregaba en el Foreign Office una carta dirigida al ministro del Interior del Reino Unido, Jack Straw. En ella, el Gobierno chileno solicitaba la liberaci¨®n de Pinochet por razones de salud, seg¨²n una iniciativa del entonces ministro de Relaciones Exteriores, Juan Gabriel Vald¨¦s. El ex dictador llevaba un a?o bajo arresto domiciliario en Londres como resultado de una orden de arresto internacional cursada por el juez Baltasar Garz¨®n. Tanto los jueces de la C¨¢mara de los Lores (equivalente al Tribunal Supremo) como el magistrado a cargo del procedimiento de extradici¨®n, ya hab¨ªan sentenciado que la entrega de Pinochet a las autoridades espa?olas era conforme a derecho.
Fue Straw, tras una decisi¨®n pol¨ªtica de Blair, quien dirigi¨® la puesta en escena de la liberaci¨®n de Pinochet
"En todas las luchas pol¨ªticas hay excesos, as¨ª que es posible que yo haya tenido excesos", dijo PinochetEl regreso de Pinochet a Chile reactiv¨® centenares de causas y a jueces a investigar los cr¨ªmenesAl tiempo que atacaba el 'c¨¢ncer marxista', Pinochet se lanz¨® a combatir la inflaci¨®nFriedman dijo que 1982 fue el a?o del 'milagro' chileno, pero ¨¦ste perdi¨® fuelle al caer el precio del cobre
El juez encaus¨® a Pinochet como autor-inductor en los 75 cr¨ªmenes de la Caravana de la Muerte
Un equipo de expertos dijo que Pinochet padec¨ªa un deterioro moderado-severo de funciones
Straw: "Si no hubiese sido por su patente incapacidad, hubiera sido extraditado a Espa?a"
"Yo sospech¨¦ desde el primer momento que Pinochet estaba simulando", dijo el entonces juez Guzm¨¢n
El 8 de agosto de 2000, la Corte Suprema despoj¨® de su fuero, por 14 votos contra 6, a Pinochet
La defensa ten¨ªa capacidad para colocar a la justicia en el laberinto y la edad como recurso final
"El Gobierno de Chile hace presente respetuosamente que la tensi¨®n nerviosa derivada de la comparecencia en un juicio de la naturaleza contemplada en Espa?a tendr¨ªa consecuencias desastrosas sobre la salud del senador Pinochet y, en cualquier circunstancia, ser¨ªa injusto y opresivo ordenar su extradici¨®n con tal prop¨®sito. Por tanto, ser¨ªa apropiado que el ministro, teniendo en cuenta consideraciones humanitarias y de compasi¨®n, ordenara la puesta en libertad del senador Pinochet para que pueda regresar a Chile", dec¨ªa la nota oficial. La misma era acompa?ada por una copia de varios ex¨¢menes m¨¦dicos.
Para reforzar su petici¨®n, el escrito advert¨ªa a Straw de que tuviera en cuenta "la posici¨®n del Reino de Espa?a respecto al tema de la salud del senador Pinochet. El Gobierno espa?ol ha informado al Gobierno chileno que respetar¨¢ cualquier decisi¨®n que determine el proceso legal o que tome el Gobierno brit¨¢nico en consideraci¨®n de razones humanitarias de detener la extradici¨®n a Espa?a y permitir su retorno a Chile".
Esa nota hab¨ªa sido precedida siete d¨ªas antes, el 7 de octubre de 1999, por la entrega de una carta personal del presidente Eduardo Frei al primer ministro brit¨¢nico Tony Blair. "El fallecimiento de Pinochet en Londres podr¨ªa provocar un da?o al proceso de transici¨®n e interferir en el proceso de reconciliaci¨®n", se?alaba el presidente chileno.
Fue Straw quien, tras una decisi¨®n pol¨ªtica de Blair, dirigi¨® la puesta en escena de la liberaci¨®n de Pinochet, ya que correspond¨ªa al ministro del Interior resolver sobre la extradici¨®n. El 5 de noviembre de 1999, Straw comunic¨® a la defensa de Pinochet la solicitud del Gobierno chileno y pregunt¨® si el ex dictador estar¨ªa dispuesto a someterse a un examen riguroso a cargo de un "m¨¦dico o m¨¦dicos de renombre internacional". Al tiempo, en una carta al Gobierno chileno, avis¨®: "Para justificar un curso excepcional [interrumpir el procedimiento y dejar en libertad a Pinochet], el ministro necesitar¨¢ definir la situaci¨®n del estado de salud del senador Pinochet".
Un equipo de expertos designado por el Ministerio del Interior consider¨® que Pinochet padec¨ªa de un deterioro moderado / severo de funciones m¨¢s all¨¢ de lo que correspond¨ªa a su edad. Pero el veredicto final lo dict¨® una consultora que no form¨® oficialmente parte del equipo y cuyo dictamen fue a?adido al informe general como anejo. "No hay pruebas de que el general Pinochet sea capaz de afrontar las complejidades legales de un juicio", concluy¨® la doctora Mar¨ªa Wyke.
El 2 de marzo de 2000, poco despu¨¦s de que el avi¨®n de Pinochet despegase de suelo brit¨¢nico, Straw se dirig¨ªa a la C¨¢mara de los Comunes. "No se me escapa que la consecuencia pr¨¢ctica de rechazar la extradici¨®n del senador Pinochet a Espa?a es que probablemente ¨¦l no ser¨¢ juzgado en ninguna parte, herida que inevitablemente sentir¨¢n aquellos que sufrieron la violaci¨®n de los derechos humanos en Chile durante el pasado, as¨ª como sus familiares. Si no hubiese sido por la patente incapacidad del senador para someterse a juicio, siempre seg¨²n el resultado del recurso de amparo por ¨¦l presentado, hubiera sido extraditado a Espa?a. Pero a la vista de las pruebas sobre sus condiciones de salud he llegado a la conclusi¨®n de que un juicio contra ¨¦l por las acusaciones que se le hacen, aun siendo deseable, simplemente ya no era posible".
"Yo sospech¨¦ desde el primer momento que Pinochet estaba simulando. Por esta raz¨®n, cuatro d¨ªas despu¨¦s de regresar a Santiago, solicit¨¦ la anulaci¨®n del fuero parlamentario que le proteg¨ªa para tomarle declaraci¨®n y eventualmente imputarle por su participaci¨®n en los asesinatos y secuestros del caso Caravana de la Muerte", explic¨® el pasado mi¨¦rcoles 13, en una conversaci¨®n con este peri¨®dico desde Santiago, el entonces juez Juan Guzm¨¢n.
Pero Pablo Rodr¨ªguez, abogado de Pinochet, antiguo dirigente del movimiento fascista Patria y Libertad en los a?os setenta del siglo pasado, sab¨ªa que ten¨ªa un arma letal entre las manos, aquella que le hab¨ªa servido la decisi¨®n del Gobierno brit¨¢nico. Rodr¨ªguez recurri¨® a la Corte de Apelaciones de Santiago para que se sometiera a su cliente a ex¨¢menes m¨¦dicos antes de que se procediera al desafuero. Seg¨²n se?al¨® en su escrito, el equipo m¨¦dico brit¨¢nico sosten¨ªa que el general no estaba en condiciones de ser sometido a juicio. En todo caso, la estrategia de Rodr¨ªguez era ganar tiempo. Y aunque ¨¦sta es una regla de oro en el derecho penal, el caso de su paciente, con 84 a?os de edad, lo ped¨ªa a gritos.
"Es verdad que el juez Guzm¨¢n no se crey¨® desde el comienzo la pel¨ªcula de Pinochet. Pero la defensa utiliz¨® a fondo un argumento que ven¨ªa avalado por el Reino Unido. Pablo Rodr¨ªguez sab¨ªa que en cierto momento, quiz¨¢ no a la primera, pero s¨ª m¨¢s tarde, el argumento terminar¨ªa por calar", explic¨® a este peri¨®dico la abogada de derechos humanos Carmen Hertz, actual embajadora de Chile en Budapest.
Por aquellos mismos d¨ªas, el 11 de marzo de 2000, Ricardo Lagos asum¨ªa la presidencia de Chile. Jos¨¦ Miguel Insulza, su ministro del Interior y actual secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), ten¨ªa una idea precisa de los l¨ªmites en los que se mover¨ªa el flamante caso Pinochet, seg¨²n se lo explic¨® a sus colaboradores. El ex dictador sufrir¨ªa la p¨¦rdida de su fuero parlamentario, y punto. Para Insulza, uno de los pol¨ªticos m¨¢s realistas y pragm¨¢ticos de Chile, ir m¨¢s all¨¢ de ese acto simb¨®lico equival¨ªa a un sacrilegio.
El 7 de abril de 2000, la Corte de Apelaciones de Santiago rechaz¨® por 11 votos contra 10 ordenar ex¨¢menes m¨¦dicos antes de definir si cab¨ªa o no cancelar el fuero de Pinochet. Y el 23 de mayo, la Corte, por 13 contra 9, resolvi¨® cancelar el fuero de Pinochet. La defensa recurri¨® inmediatamente ante la Corte Suprema y redobl¨® la solicitud de ex¨¢menes m¨¦dicos.
El 25 de julio, los supremos, como se les llama en Santiago, rechazaron la petici¨®n por 11 votos contra 9. Y el 8 de agosto, la Corte Suprema hizo p¨²blico el fallo sobre el fondo: Pinochet era despojado de su fuero por 14 votos contra 6.
Los jueces lores hab¨ªan anulado en el Reino Unido su inmunidad; los jueces chilenos le quitaban ahora el fuero parlamentario. Pero esta ¨²ltima decisi¨®n s¨®lo afectaba a un caso: la Caravana de la Muerte. Habr¨ªa que repetir el mismo procedimiento en las m¨¢s de 300 causas que aguardaban al ex dictador, y luego, ya en la instrucci¨®n de las mismas, resolver las apelaciones sobre procesamientos y otras decisiones, en la Corte de Apelaciones y m¨¢s tarde en la Corte Suprema. En otras palabras, la defensa de Pinochet ten¨ªa capacidad para colocar a la justicia en el laberinto y la edad como recurso final. Era el proceso de Kafka al rev¨¦s. El ex dictador y sus abogados se garantizaban la extinci¨®n de facto, en vida, de las responsabilidades penales.
El juez Guzm¨¢n, dada la avanzada edad de Pinochet, estaba obligado por ley a ordenar ex¨¢menes m¨¦dicos antes de tomarle declaraci¨®n. Por fin, despu¨¦s de un auto de procesamiento anulado, los ex¨¢menes tuvieron lugar a mediados de enero de 2001. El dictamen pactado por los m¨¦dicos oficiales y los peritos adjuntos designados por el juez acordaron un diagn¨®stico de "demencia subcortical de origen vascular de grado leve a moderado". Pero en el dictamen escrito elevado al juez, elaborado a espalda de los peritos adjuntos, la demencia hab¨ªa pasado a ser de "severidad moderada".
El 23 de enero de 2001, el juez Guzm¨¢n pudo comprobar que sus sospechas no eran infundadas. Pinochet estaba en condiciones de seguir las preguntas, responderlas y consultar con sus abogados. Y tras la declaraci¨®n decidi¨® que Pinochet hab¨ªa participado, en calidad de autor-inductor, en los 75 cr¨ªmenes de la Caravana de la Muerte.
Aqu¨ª, en este campo, se jugar¨ªa, aparentemente, el partido. El abogado Pablo Rodr¨ªguez solicit¨® en un recurso el sobreseimiento temporal. Si bien, razonaba, el C¨®digo de Procedimiento Penal chileno considera razones eximentes de la responsabilidad la demencia o locura de una persona, al tiempo no establece el grado de demencia. Era necesario, pues, considerar el concepto de demencia en sentido "t¨¦cnico".
Los rumores apuntaban a un fallo de dos en contra del recurso y uno a favor, lo que ser¨ªa anunciado el 3 de julio de 2001. Pero dos d¨ªas antes, Pinochet fue internado en el Hospital Militar. La sala de la Corte de Apelaciones aplaz¨® su veredicto. Finalmente, los jueces lo anunciaron el lunes 9 de julio. Sorpresa, sorpresa. Dos a favor de Pinochet, uno en contra. La magistrada Amanda Valdovinos cambi¨® su decisi¨®n y form¨® mayor¨ªa con Cornelio Villaroel, contra el juez Hugo Dolmestch.
A partir de este fallo, en todos los procedimientos contra Pinochet se repiti¨® el mismo patr¨®n de conducta. Pinochet ya las ten¨ªa todas consigo. El 4 de julio de 2002, con ocasi¨®n de un viaje del ex dictador a Iquique, una periodista del diario El Nortino pregunt¨® a Luc¨ªa Hiriart, la esposa de Pinochet:
-?El general ha viajado a Iquique por decisi¨®n personal?
-Por supuesto, pues, linda. ?C¨®mo no va a ser por decisi¨®n personal si ¨¦l es due?o y se?or de decidir? ?Usted no creer¨¢ esa estupidez de que est¨¢ loco o demente?
La gente ley¨® en la capital chilena la informaci¨®n, que fue objeto de comentarios jocosos, y los jueces fueron avisados, pero no tuvo efectos. Con todo, la omnipotencia jug¨® una mala pasada al general.
Fue con ocasi¨®n de cumplir los 88 a?os, el 25 de noviembre de 2003. Ese d¨ªa concedi¨® una entrevista al canal de televisi¨®n WDLP-22 de Miami, donde contest¨® con normal lucidez las preguntas de la periodista.
"En todas las luchas pol¨ªticas del mundo hay excesos y hay gente que no se controla, as¨ª que es posible que yo haya tenido excesos", explica Pinochet. "Perd¨®n, ?de qu¨¦?, ?de qu¨¦ ¨ªbamos a pedir perd¨®n?, ?de que ¨ªbamos a transformarnos en otra Cuba? Perd¨®n deber¨ªan pedirme ellos a m¨ª... La justicia no ha sido justa. Ahora estoy esperando que la justicia divina act¨²e", agreg¨®, no sin antes admitir que gozaba de buena salud.
La entrevista fue una provocaci¨®n. Los jueces de la Corte de Apelaciones y de la Corte Suprema revisaron en los nuevos casos contra Pinochet sus decisiones sobre el estado de salud. Los procesamientos comenzaron a multiplicarse. Pero las dilaciones procesales aplazaban las sentencias.
"Creo que el juez Alejandro Sol¨ªs, que instruye el caso de los detenidos del campo de concentraci¨®n de Villa Grimaldi, era quien m¨¢s cerca de condenar a Pinochet estaba. Sol¨ªs conden¨® a Manuel Contreras [ex jefe de la DINA, la polic¨ªa secreta del dictador] y se aprestaba a hacerlo despu¨¦s de procesar a Pinochet por su participaci¨®n en el delito de torturas. Pero le falt¨® tiempo. Pinochet deb¨ªa haber vivido un a?o m¨¢s como m¨ªnimo para una sentencia condenatoria de primera instancia del juez Sol¨ªs", explica a EL PA?S Alfonso Insunza, un abogado de 62 a?os que ha pasado 30 en diferentes causas, la del asesinato del espa?ol Carmelo Soria, entre otras. "Le falt¨® un a?o...", insiste.
El juez Guzm¨¢n estima que las dilaciones procesales explican s¨®lo una parte de la incapacidad para condenar a Pinochet. "Falt¨® voluntad jurisdiccional. Los jueces fueron c¨®mplices de Pinochet durante la dictadura, al rechazar m¨¢s de 10.000 h¨¢beas corpus. Siempre me pareci¨® que Pinochet jam¨¢s ser¨ªa condenado. Cuando lo intent¨¦ y me encontr¨¦ con un muro infranqueable en la Corte de Apelaciones y en la Corte Suprema resolv¨ª, a mediados de 2005, solicitar el retiro".
Con todo, el regreso de Pinochet a Chile en marzo de 2000 reactiv¨® centenares de causas y lanz¨® a varios jueces en la investigaci¨®n de los cr¨ªmenes. "Es verdad que falt¨® una sentencia condenatoria. Pero tampoco es cierto que Pinochet muri¨® como Franco. Durante los seis a?os que pas¨® tras su arresto en Londres, el muro de impunidad pol¨ªtica y social de la que goz¨® siempre se derrumb¨®", asegur¨® a este peri¨®dico C¨¢ndido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, tras su reciente visita a Chile.


'Te recuerdo, Amanda'
UNO DE LOS S?MBOLOS de la ¨¦poca de la Unidad Popular fue el cantautor V¨ªctor Jara. El mismo d¨ªa del golpe militar fue detenido, confinado en el estadio Nacional, sacado cinco d¨ªas despu¨¦s, acribillado a tiros y arrojado su cad¨¢ver a la cuneta. Hab¨ªa nacido 43 a?os antes en el seno de una familia muy modesta. Pas¨® por un seminario, se acerc¨® a la Democracia Cristiana para militar finalmente en el Partido Comunista de Chile. Particip¨® activamente en las campa?as electorales de la UP. Fue nombrado embajador cultural del Gobierno de la Unidad Popular. Durante su detenci¨®n en el estadio, que desde 2003 lleva su nombre, compuso el poema Somos cinco mil.
De su madre Amanda, de origen mapuche, hab¨ªa heredado el gusto por la m¨²sica y la guitarra con la que dio los primeros rasgueos de su carrera musical. Precisamente, su canci¨®n
m¨¢s conocida es Te recuerdo, Amanda, un homenaje a sus padres : "Te recuerdo, Amanda, / la calle mojada, / corriendo a la f¨¢brica / donde trabajaba Manuel. / La sonrisa ancha / la lluvia en el pelo, / no importaba nada / ibas a encontrarte con ¨¦l".
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