"Toda mi familia me espera all¨¢"
Un d¨ªa despu¨¦s de la suspensi¨®n de sus vuelos, centenares de pasajeros se agolparon en Barajas y El Prat con la esperanza de viajar
La sobrina de Santa Bar¨¦n ni siquiera sabr¨¢ que estas Navidades su t¨ªa le iba a regalar el malet¨ªn rosa de Barbie Princesa. Santa, su hija Gemma de 11 a?os y un carrito repleto de maletas en el que estaba el malet¨ªn rosa segu¨ªan ayer en Madrid, cuando, seg¨²n el billete emitido por Air Madrid, deber¨ªan haber llegado a Quito en la madrugada. Santa es una de los centenares de pasajeros, en su mayor¨ªa ecuatorianos, que hac¨ªan cola en la terminal 1 del aeropuerto de Barajas con una pregunta escrita en la cara: ?Cu¨¢ndo volamos?
La mayor¨ªa hab¨ªa o¨ªdo en las noticias del viernes que la aerol¨ªnea en la que hab¨ªan confiado suspend¨ªa todas sus operaciones. No quer¨ªan creer que fueran a perder los billetes que tantos meses de trabajo les hab¨ªan costado, y muchos se presentaron en el aeropuerto a las seis de la madrugada a la desesperada, a ver si ten¨ªan suerte y pod¨ªa salir en el vuelo previsto a las 11.00.
Muchos afectados protestaban porque en el tel¨¦fono de Fomento no contestaba nadie
Griselda: "?C¨®mo le dices a una ni?a de seis a?os que va a pasar la Navidad sin su madre?"
A lo largo de la terminal 1 se reconoc¨ªa a los afectados por las hojas verdes y rosas de reclamaci¨®n que llevaban en sus manos. Estos papeles eran el ¨²ltimo recurso que les quedaba, el ¨²nico a quien pod¨ªan contar su frustraci¨®n. De los responsables de Air Madrid nadie sab¨ªa nada en el aeropuerto. Sus oficinas estaban cerradas y hac¨ªa tiempo que se hab¨ªa perdido el rastro de sus empleados. Muchos se quejaban de que en el tel¨¦fono de afectados puesto en marcha por Fomento no contestaban. Y los chaquetas verdes que dan informaci¨®n en el aeropuerto no pod¨ªan responder a sus dudas. Ellos mismos ignoraban si alguien podr¨ªa recolocar a los viajeros y se limitaban a repartir hojas de reclamaci¨®n a diestro y siniestro.
Pero entre los damnificados por Air Madrid tambi¨¦n hay clases: los pasajeros que s¨®lo tienen pendiente el vuelo de regreso a sus pa¨ªses entraban en una lista de "casos prioritarios". ?stos acced¨ªan a una sala reservada, donde se les atend¨ªa de una manera m¨¢s personalizada. Carmen Navarra es una de las afortunadas. Ella logr¨® una plaza que le lleve a su M¨¦xico natal. Pero a costa de volver el d¨ªa 21, en lugar del 31, y de no poder pasar la Navidad con su hija, residente en Madrid. "Yo vine para estar con ella en las fiestas y la ¨²nica opci¨®n que me ofrecen es volver el 21 o que me pague yo el pasaje para otro d¨ªa. ?Con qu¨¦ dinero?", preguntaba Carmen con su acento del D. F.
Fuera de esta sala, las escenas eran peores. Hace dos a?os que Griselda Barrios no ve a su hija, de seis a?os, que vive en Asunci¨®n. Ella ten¨ªa que volar hoy a Paraguay. "A mi madre se lo puedo explicar y lo va a entender, pero ?qu¨¦ le puedo decir a mi hija, una ni?a de seis a?os que ya se hab¨ªa hecho ilusiones de pasar la Nochebuena con su madre?", preguntaba. Al caer la tarde, Silvia ya llevaba 14 horas en el aeropuerto. Ella y su novio llevan un a?o trabajando -como asistenta y ¨¦l como mec¨¢nico- para reunir los 2.240 euros necesarios si quer¨ªan ver a sus conocidos en Ecuador por primera vez en cuatro a?os. "En Espa?a nos tenemos el uno al otro y all¨¢ toda mi familia me esperaba", dec¨ªa Silvia casi resignada.
Las cerca de 200 personas que aguardan por una respuesta de Air Madrid, de Fomento o de quien fuera hac¨ªan cola pacientemente. Apoyados en sus carritos repletos de maletas o sentados en los bancos medio dormidos no protestaban ni gritaban. S¨®lo ped¨ªan respuestas. A las cuatro de la tarde, un centenar de ellos subi¨® a la zona de salidas e intent¨® bloquear uno de los controles de acceso al ¨¢rea de embarque. Trataban de impedir la entrada de viajeros de otras rutas al grito de "queremos volar". Tuvieron que intervenir m¨¢s de una decena de agentes.
Mientras, en el aeropuerto de Barcelona, donde estaban previstos tres vuelos que fueron anulados, unas 50 personas se agrupaban frente al mostrador cerrado de la compa?¨ªa. "Nadie puede desaparecer de esta forma. Si no fu¨¦ramos suramericanos, ?pasar¨ªa lo mismo? Somos un cero a la izquierda para las autoridades y para AENA", dec¨ªa con rabia Mary Sac¨®n. La paciencia lleg¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n al l¨ªmite y tuvieron que aparecer los Mossos d'Esquadra para contener la reacci¨®n de los m¨¢s airados.
El director de la Agencia Catalana de Consumo, Ciriaco Hidalgo, que se present¨® en el aeropuerto de El Prat para dar explicaciones a los usuarios, dijo que ya han recibido medio centenar de quejas. Hidalgo recomend¨® a los clientes de Air Madrid que no se movieran del aeropuerto, al contrario de lo que ped¨ªa el trabajador de AENA: "Los acontecimientos van evolucionando y, si se van, pueden perder la oportunidad de coger un avi¨®n".
Para vencer la impotencia, algunos escribieron mensajes que colgaron en el cristal del mostrador, con frases como: "Quiero regresar a mi pa¨ªs. Carlos.", "Que nos devuelvan la ilusi¨®n de estar en casa esta Navidad", "Air Madrid, devuelve la pasta. Carrillo [presidente de Air Madrid] delincuente".
Los que s¨ª volaron con Air Madrid
Sus caras sonrientes contrastaban con los gestos de los que estaban al lado. A las 14.30 llegaban a Barajas los pasajeros del vuelo 1512, procedente de Bogot¨¢ y Cartagena. Mientras sus familiares les besaban y les preguntaban qu¨¦ tal el viaje, los 200 pasajeros del vuelo fantasma a Quito segu¨ªan esperando que alguien les dijera cu¨¢ndo podr¨ªan volar.
Los que acababan de llegar de Colombia eran las ¨²ltimas personas que tomar¨¢n un avi¨®n operado por la compa?¨ªa que el viernes suspendi¨® sus operaciones. Y entre ellos hab¨ªa opiniones para todos los gustos. Algunos dec¨ªan que hab¨ªan tenido un vuelo perfecto, pero las historias que contaban la mayor¨ªa llevaban el sello de Air Madrid 100%. Como Giovanni: "Ten¨ªa que haber salido el jueves a las 19.00 y lo hice el viernes a las 21.00. Ten¨ªa un vuelo directo entre Cartagena y Barcelona, y me han hecho pasar por Bogot¨¢ y Madrid. Y encima, he perdido mi conexi¨®n con Mil¨¢n, que es donde me espera mi familia". Nada m¨¢s llegar a Madrid, Giovianni se uni¨® al resto de damnificados para preguntar por su conexi¨®n a Italia.
O como Deyis: "Ha sido un caos. Hasta ¨²ltima hora no sab¨ªamos si sal¨ªamos y en la agencia no hab¨ªa nadie que nos informara. Menos mal que es su ¨²ltimo vuelo". Al menos, ellos pueden decir que llegaron.
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