El esp¨ªritu de la realidad
Con su aprobaci¨®n por el Senado, ya es definitivo el texto de la propuesta de nuevo Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa sobre la que los andaluces tendremos que pronunciarnos en refer¨¦ndum el pr¨®ximo 25 de febrero. Hasta este momento, a pesar de que ya se ha difundido alguna que otra publicaci¨®n oficial, el Estatuto pod¨ªa haber sufrido nuevas enmiendas, como las que sufri¨® con ocasi¨®n del tr¨¢mite parlamentario ante el Congreso de los Diputados.
Efectivamente, el Estatuto de Andaluc¨ªa que sali¨® del Congreso no es, ni mucho menos, el que se le envi¨® desde el Parlamento de Andaluc¨ªa. A Madrid se envi¨® un texto mucho m¨¢s autonomista, donde Andaluc¨ªa asum¨ªa m¨¢s competencias, que quedaban mejor garantizadas frente a cualquier posible invasi¨®n estatal. El presidente de la Comisi¨®n Constitucional del Congreso dir¨ªa que han cepillado el Estatuto, y lo han hecho a fondo.
En el terreno de las competencias, Andaluc¨ªa ha perdido la competencia sobre la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Guadalquivir como organismo, qued¨¢ndose tan s¨®lo con la competencia sobre las aguas del r¨ªo que no afecten a otra comunidad. Ha perdido la posibilidad de tener una polic¨ªa auton¨®mica con car¨¢cter integral, equivalente a las de Navarra, Catalu?a o El Pa¨ªs Vasco. Se ha quedado tambi¨¦n sin la gesti¨®n de las tierras propiedad del Estado en Andaluc¨ªa y ha desparecido la pol¨¦mica referencia a la transferencia por el Estado, a trav¨¦s de leyes de las previstas en el art. 150.2 CE, de competencias sobre puertos y aeropuertos, tr¨¢fico y museos. Se reducen las competencias andaluzas en materias tan variadas como la protecci¨®n de datos, la administraci¨®n de justicia, la seguridad privada, las consultas populares. M¨¢s all¨¢, se suprimen las garant¨ªas destinadas a que la legislaci¨®n b¨¢sica estatal no pueda ir m¨¢s all¨¢ del m¨ªnimo com¨²n normativo requerido en todo el territorio nacional.
Sin embargo, no son todos estos recortes los que han llevado al principal partido de la oposici¨®n a apoyar el nuevo texto que sale del Congreso. Atentos a otros debates, desde ese partido se han contentado con trufar el texto estatutario, hasta lo farragoso, de referencias a la unidad de Espa?a y a la Constituci¨®n que nada aportan desde el punto de vista jur¨ªdico y resultaban desde el punto de vista t¨¦cnico absolutamente prescindibles.
El escollo de la alusi¨®n que hace el pre¨¢mbulo a Andaluc¨ªa como realidad nacional, se ha salvado con una frase alambicada y ambigua que viene a decir que el proceso andaluza de autogobierno recoge el esp¨ªritu de la realidad nacional de Andaluc¨ªa. Parece que ah¨ª, el esfuerzo legislativo ha venido guiado por la idea de "cuanto menos se entienda, m¨¢s consenso hay".
Todo sea para bien si, pese a tanta deficiencia, pese a tanto pacto de lo absurdo, se consigue el consenso suficiente en torno a algo que sin duda excede el ¨¢mbito propio de Andaluc¨ªa. Si este Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa se aprueba en refer¨¦ndum y entra en vigor, el sistema pol¨ªtico territorial espa?ol habr¨¢ dado un paso irreversible hacia el federalismo m¨¢s homologado. Las bases te¨®ricas del nuevo reparto competencial estatutario son, al igual que las del Estatuto catal¨¢n, propias de un estado federal. El Estatuto andaluz, sin embargo, se aprobar¨¢ por consenso y sin las objeciones que se realizaron al catal¨¢n. Por eso abre una v¨ªa que, sin duda alguna, va a seguir m¨¢s pronto que tarde todo el resto de Comunidades Aut¨®nomas. Con ello todos estaremos dando un paso trascendental hacia la soluci¨®n de los problemas de configuraci¨®n territorial que lleva tanto tiempo arrastrando Espa?a. Si esa misi¨®n requiere aceptar el esp¨ªritu de la realidad, no parece que sea un precio excesivo.
Joaqu¨ªn Ur¨ªas es profesor de Derecho Constitucional
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