Cartuja
"AL PRINCIPIO la idea no era rodar una pel¨ªcula sobre la vida en un monasterio", afirma Philip Gr?ning (D¨¹sseldorf, 1959), el director de El gran silencio (2005), que ahora se exhibe con impredecible ¨¦xito popular en nuestras pantallas, "sino sobre el tiempo". Pero el genial descubrimiento de este cineasta alem¨¢n fue comprender que la aut¨¦ntica vivencia del tiempo, hoy y quiz¨¢ tambi¨¦n ayer, s¨®lo era posible en aquel necesariamente remoto lugar donde se pugnara por suspender la acci¨®n, o, si se quiere, donde el tiempo fluyera espont¨¢neamente, sin m¨¢s historias, sin Historia; esto es: en aquel lugar donde se re¨²nen quienes se han conjurado para dar la espalda al mundanal ruido, con sus entretenidas distracciones. Este hipot¨¦tico lugar ha de ser, en efecto, remoto, no porque est¨¦ f¨ªsicamente muy lejos de nuestro alcance, sino porque nos obligue a viajar a nuestro interior.
Este lugar lo descubri¨® Gr?ning en la Gran Cartuja de Grenoble, emplazada en los Alpes franceses, y, como marcando la pauta temporal de esta radical inmersi¨®n en el tiempo, supo esperar los tres lustros que necesitaron los miembros de dicha comunidad mon¨¢stica para decidirse a permitir que pudiera filmar su vida cotidiana, que est¨¢ marcada por su voto de silencio. Fundada por San Bruno de Colonia en 1084, durante los casi diez siglos de su historia, esta orden de los cartujos, muy en consonancia con su voluntad de situarse al margen de la historia, ha sufrido tan pocos cambios que si, por ejemplo, se observa la serie de cuadros que Zurbar¨¢n pint¨®, en pleno siglo XVII, sobre los mismos en nuestro pa¨ªs y se compara este testimonio visual con lo que nos muestra el filme de Gr?ning, apenas hay diferencias.
El t¨¦rmino "cartuja" es una derivaci¨®n del nombre del monte donde est¨¢ situado el primer monasterio de la Orden, que es precisamente en el que se ha rodado la pel¨ªcula que comentamos, pero la palabra, seg¨²n Sebasti¨¢n de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o espa?ola (1611), es, a su vez, un compuesto que significa "vocaci¨®n de soledad", que es lo mismo que "vocaci¨®n de silencio". Se explica, por tanto, que, durante las casi tres horas de metraje, que dura el documental, no se oigan m¨¢s sonidos que los de la propia naturaleza, el de las campanas y los cantos gregorianos, y el del crujir de las maderas con el pautado paso de estos ascetas. Y es este gran silencio, sintetizado mediante la filmaci¨®n del transcurso de las cuatro estaciones del a?o, el que nos permite, a nosotros los espectadores, m¨¢gicamente sobrevenidos a este lugar donde no pasa nada, por primera vez, o¨ªr. O¨ªr, habr¨ªa que a?adir, como s¨®lo pueden hacerlo quienes se han entregado radicalmente a la contemplaci¨®n, donde los sonidos exteriores e interiores se confunden.
?Una vida entera dedicada a contemplar y escuchar? Desde luego, cuesta trabajo imaginarlo desde nuestra trepidante sociedad de la informaci¨®n, en la que se suceden mil noticias estruendosas, ninguna de las cuales alude al significado de las cosas. ?Qu¨¦ perdida de tiempo!
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