Un dique frente al odio
Ten¨ªa 25 a?os cuando un atentado de ETA le traslad¨® a la madurez de golpe. La bomba dej¨® heridas f¨ªsicas, pero nunca consigui¨® que entrara en el juego del odio. En el a?o del alto el fuego de la banda terrorista, este diputado socialista ha dado ejemplo de c¨®mo luchar por un futuro mejor
Se recuerda a s¨ª mismo con 25 a?os, conduciendo hacia el trabajo, intentando ser feliz en un pa¨ªs lleno de f¨¢bricas de tristeza. Hab¨ªa terminado la carrera de historia contempor¨¢nea, trabajaba, hac¨ªa un m¨¢ster y jugaba al voleibol en Primera Divisi¨®n. Tambi¨¦n ten¨ªa un cargo sin sueldo en las Juventudes Socialistas de Euskadi. Por eso, cada ma?ana ten¨ªa que agacharse y mirar los bajos de su Seat Ibiza. El martes 19 de febrero de 2002 se levant¨® con el tiempo justo. Durante 10 kil¨®metros, todo fue bien, pero a la salida de una rotonda el veh¨ªculo estall¨®. ETA hab¨ªa colocado dinamita suficiente para terminar con su vida, pero su altura se confabul¨® con el destino, y "esos dioses podridos por los que desde hace 40 a?os se mata en Euskadi" s¨®lo pudieron quedarse con su pierna izquierda. Durante cinco a?os, Eduardo Madina ha intentado que la metralla no llegue a su alma. De su tragedia y la de su familia -su madre muri¨® de infarto a los pocos meses- s¨®lo se ha sabido ahora, durante el juicio a los terroristas de ETA que intentaron matarle. Desde las pasadas elecciones, Madina es diputado socialista por Vizcaya.
Es usted una v¨ªctima rara.
S¨ª, yo soy un poco antih¨¦roe.
?Por qu¨¦?
Porque soy una v¨ªctima de ETA, pero no s¨®lo eso. Cualquiera es la suma de muchas cosas; yo, tambi¨¦n. A pesar de que ETA quisiera matarme un d¨ªa. He intentado dejar todo en su sitio para que no sea ETA -o lo que ETA fabric¨® en m¨ª el 19 de febrero de 2002- la que decida mis perspectivas, ponga mis filtros, genere mis cr¨ªticas y construya mis pensamientos pol¨ªticos, sino que sea yo. No de espaldas a eso. Con eso. Pero no exclusivamente con eso.
?C¨®mo era usted antes del atentado?
Yo era una persona distinta claramente. Hac¨ªa deporte en Primera Divisi¨®n nacional de voleibol, entrenaba pr¨¢cticamente todos los d¨ªas, ten¨ªa una sonrisa adolescente instalada en la cara a pesar de mis 25 a?os, una maduraci¨®n tard¨ªa y lenta, como supongo que la mayor¨ªa de la gente de mi generaci¨®n. Y aquello fue una especie de tr¨¢nsito hacia la madurez sin etapas intermedias, de golpe, sin poder elegirlo. Fue una ma?ana de transporte en el tiempo. De repente, ETA me sac¨® de mi ¨¦poca y me llev¨® a otro lado.
?Y cu¨¢l ha sido el proceso hasta ahora?
Sobre todo, ¨ªntimo. He procurado guardar mi intimidad de las miradas ajenas, porque no quiero poner mi condici¨®n de v¨ªctima al servicio de mis tesis pol¨ªticas. Ser v¨ªctima no me parece un valor a?adido a la hora de tener raz¨®n. Y a m¨ª nunca me ha interesado sumar galones de sufrimiento. Ojal¨¢ no tuviera ning¨²n gal¨®n. Dar¨ªa todo lo que pudiera porque aquel d¨ªa no hubiera pasado nunca. Y esos espacios, que eran m¨ªos, la c¨¢mara instalada en la Audiencia Nacional los hizo p¨²blicos porque yo los ten¨ªa que poner delante del juez para que pudiera sentenciar el caso. Nadie me pregunt¨® si yo quer¨ªa que esa c¨¢mara estuviera encendida.
Y si hubiera podido elegir.
Esa c¨¢mara hubiera estado apagada. Yo estaba hablando para el juez. Le cont¨¦, s¨®lo a ¨¦l, las conclusiones de cinco a?os de intimidad, de mi ¨ªntimo proceso de construcci¨®n y de comprensi¨®n de lo que me pas¨® aquel d¨ªa. Cuando te ponen una bomba y te intentan matar, el proceso para salir de ah¨ª es muy largo y muy dif¨ªcil. Y es importante construir un dique interno para que no te inunden los odios que ETA busca, las pasiones que ETA genera o que busca generar en las personas a las que visita. Porque busca eso. Inyecciones de odio. As¨ª que hay que poner diques internos para que haya zonas libres para el pensamiento, para el desarrollo humano. Llevo casi cinco a?os construyendo dentro de m¨ª diques contra el odio.
?Y de qu¨¦ se construyen esos diques? Porque el odio, la rabia, hasta el deseo de venganza son pasiones naturales, inherentes al ser humano?
S¨ª, lo m¨¢s normal es que se desencadenen esas pasiones cuando te pasa algo as¨ª. Pero con sus inyecciones de odio, ETA busca reacciones de odio. Y si ETA quiere buscar en m¨ª a un jugador en ese juego, conmigo que no cuente. Que jueguen ellos y al que le d¨¦ la gana jugar con ellos. Pero no ver¨¢n en m¨ª ni una sola muestra de nada m¨¢s que de absoluta indiferencia hacia los que intentaron asesinarme y hacia quienes el otro d¨ªa estaban dentro de la jaula en la Audiencia Nacional. No han conseguido que juegue ni a un 10% del juego de odio, de violencia, de malas sensaciones que me propusieron el 19 de febrero de 2002. Jugar¨¦ a lo que yo quiera. Y de forma libre.
?En ning¨²n momento estuvo tentado de jugar a ese juego?
Al principio, en la UCI, todo eran llantos, todo eran odios, todo eran pasiones, incomprensiones. La racionalizaci¨®n de lo que ha ido pasando ha sido el proceso al que me he ido dedicando. Y no, no ser¨¢ ETA quien decida ninguno de los carriles por los que va a ir mi vida, m¨¢s all¨¢ de lo que ya decidi¨® sin que yo pudiera elegirlo la ma?ana aquella del atentado.
?C¨®mo reaccion¨® su entorno, sus amigos de la universidad, del voleibol, a su atentado?
Hubo alguien que me dijo una frase enorme, sin duda con la que m¨¢s me identifiqu¨¦: "No tienes que andar busc¨¢ndole respuestas a algo que ni siquiera tiene preguntas". Es una frase propia de alguien que tiene una perspectiva muy grande de la vida. Porque tan s¨®lo ponerle un porqu¨¦, ya casi presupone la posibilidad de una justificaci¨®n. Buscar preguntas del tipo ?por qu¨¦ a m¨ª?, es ego¨ªsta, porque hay mucha m¨¢s gente que ha pasado por lo mismo, y segundo, es presuponer que puede existir un porqu¨¦, y los asesinatos de ETA tienen pasiones, no razones. En Euskadi, durante 40 a?os, se han estado haciendo sacrificios humanos, tributos de sangre a dioses podridos y enfermos. Esas teolog¨ªas no son racionalizables, son otra cosa. Y hubo tambi¨¦n quien lleg¨® al hospital y me dijo: "Qui¨¦n te mandar¨ªa a ti matarte en pol¨ªtica?".
Ser¨¢ "meterte en pol¨ªtica"?
Eso, meterte; qu¨¦ equivocaci¨®n m¨¢s curiosa. Nunca se me hab¨ªa ocurrido, pero es hasta m¨¢s acertado. "Matarte en pol¨ªtica?". El caso es que me hizo mucha gracia porque es como presuponer que un atentado es pol¨ªtica, cuando un atentado de ETA no es pol¨ªtica, y ojal¨¢ los peri¨®dicos hubiesen enviado cada uno de los atentados de ETA a las p¨¢ginas de sucesos y no a las de pol¨ªtica. Nos hubiese ido bastante mejor. Y adem¨¢s presupone que, estando en pol¨ªtica, la posibilidad de un atentado pertenece a una especie de l¨®gica, de juego de posibilidades, que te va casi en el sueldo, aunque yo no ten¨ªa ni sueldo? Pero en general recib¨ª solidaridad plena. Todo me ayud¨® para salir de all¨ª.
Hay v¨ªctimas que tuvieron problemas para volver a la vida.
Hay mucha gente que le ha costado, s¨ª. A m¨ª tambi¨¦n me cost¨® bastante. Sobre todo en lo relacionado con la movilidad. Las heridas hicieron que tuviera que reformular mis din¨¢micas de movimiento?
?Y ah¨ª no hay rabia??
Hay, pero me la quedo yo, no se la ense?o a ETA.
Algunas televisiones alternaron las im¨¢genes suyas en el juicio con otras, de cinco a?os atr¨¢s, jugando al voleibol?
Im¨¢genes que ya no se volver¨¢n a ver?
?Y ni siquiera eso le provoca??
Claro que provoca, pero lo he canalizado hace tiempo ya? Y sobre todo, cuando lo sent¨ªa de una forma muy efervescente, nunca le di el gusto a ETA de ense?¨¢rselo. Lo gestion¨¦ yo para m¨ª, con mi gente, y lo canalic¨¦ y lo convert¨ª en otra cosa? He procurado positivar la locura. El viaje al fin de la noche que es un atentado de ETA. Y bueno, hace alg¨²n tiempo que empez¨® a hacerse de d¨ªa. Todav¨ªa no est¨¢ del todo clara la cosa, pero cada vez hay m¨¢s luz.
?Por qu¨¦ todav¨ªa no ha amanecido del todo?
Porque es un proceso largo, duro y dif¨ªcil, que son tres t¨¦rminos que est¨¢n muy de moda. Es un hecho de importancia trascendental, y su fabricaci¨®n lenta, su cocci¨®n a fuego lento asegura m¨¢s ¨¦xito que un proceso r¨¢pido y artificial?
Dec¨ªa antes que le cost¨® entrar en la vida?
Me cost¨® en lo f¨ªsico, pero volv¨ª pronto a obligarme a hacer todas las cosas que hac¨ªa antes y que pod¨ªa seguir haciendo: trabajar, estudiar? Aquel a?o complet¨¦ un m¨¢ster de recursos humanos, hice la tesina, volv¨ª pronto a las Juventudes Socialistas? Y en lo que se refiere al verbo ser, que para m¨ª est¨¢ antes que el verbo hacer, volv¨ª pronto a estar con mis amigos, a salir por donde sol¨ªa, a tener las conversaciones que ten¨ªa, a sentir las cosas que sent¨ªa? Todo eso me ayud¨® para ver que muchas facetas de mi vida s¨ª segu¨ªan siendo posibles. A ellas me agarr¨¦ y por ellas fui volviendo a rehilar todos los trozos de mi vida. Procur¨¦ volver pronto a los sitios donde estaba?
Pero con escolta?
S¨ª, claro, con escolta y sin libertad. Euskadi es una sociedad llena de escoltas. Ojal¨¢ hubiera un d¨ªa internacional de la gente que protege a gente en Euskadi; se merecen un d¨ªa y muchas m¨¢s cosas porque han hecho un trabajo bien peligroso. Y ojal¨¢ ese d¨ªa todos ellos fueran con un chaleco de colores chillones para que los biempensantes y los del jersey sobre los hombros del centro de Bilbao vieran el n¨²mero de colores chillones que dan la nota en su propia ciudad y en su propio pa¨ªs. Ese d¨ªa a lo mejor empezar¨ªan a tener una perspectiva m¨¢s ajustada de lo que sucede. Yo, despu¨¦s de sufrir el atentado, no fui ajeno a eso, y me toc¨® ir con escolta. Y eso tiene una interferencia tremenda en tu vida, sobre todo en un chaval de 25 a?os. Pero ojal¨¢ me hubieran puesto escolta antes. Un a?ito antes?
?Le hab¨ªan ofrecido protecci¨®n?
No, el gobierno vasco no me ofreci¨® nunca escolta hasta que tuve el atentado.
?Intu¨ªa que pod¨ªa pasar?
Sab¨ªa que hab¨ªa algo ech¨¢ndome el aliento en la nuca que se llamaba ETA y que en cualquier momento me pod¨ªa visitar. Recuerdo que era un tiempo en el que ETA intentaba matarnos -atent¨® tres veces contra miembros del PSE en tan s¨®lo un mes, entre ellos yo- y a la vez el PP nos negaba la identidad espa?ola; nos dec¨ªa que ¨¦ramos unos traidores, unos pronacionalistas, que con Patxi L¨®pez y Jes¨²s Eguiguren nos ¨ªbamos a convertir al independentismo? Y a la vez ETA nos mataba. Yo sab¨ªa que ETA buscaba pol¨ªticos sin escolta y dar duro contra el PSE en un momento de reflexi¨®n tras la dimisi¨®n de Nicol¨¢s Redondo. Ten¨ªa cuidado, miraba debajo del coche y por la ventanilla cada vez que sal¨ªa del portal; pero aquel d¨ªa no pude mirar, llegaba tarde al trabajo, y justo el d¨ªa que no miras hay algo debajo. Pero esto da igual?, estaba muy escondida.
Manuel Montero, ex rector de la UPV, cont¨® que un d¨ªa un grupo de proetarras intent¨® lincharlo y sus guardaespaldas terminaron en el hospital. En la radio de su coche le andaban llamando equidistante, colaboracionista? ?Le suena esa situaci¨®n?
S¨ª, y es una locura. Una barbaridad. Si yo y otra gente no estamos de acuerdo con la normativa que el PP ha establecido sobre lo que una v¨ªctima tiene que hacer, decir y apoyar -y yo no estoy en eso ni voy a estar nunca-, entonces, casi por un silogismo aristot¨¦lico, nos convertimos en personas con s¨ªndrome de Estocolmo. ?C¨®mo voy a tener yo algo que ver con quienes intentaron matarme si han cambiado mi vida y casi me matan?
El otro d¨ªa apresaron en Francia a otro de los que participaron en su atentado, y segu¨ªa pidiendo guerra?
S¨ª, a grito pelado.
Y al d¨ªa siguiente, ya hab¨ªa carteles en San Sebasti¨¢n de solidaridad con ¨¦l. ?Qu¨¦ es lo que sucede para que a una v¨ªctima le cueste tanto entrar en la vida y a los terroristas se les sigan dando homenajes a su regreso de prisi¨®n?
Supongo que son ceremonias tribales. La tragedia en Euskadi es que hay gente manipulada por otros para terminar convirti¨¦ndose en unos asesinos. S¨®lo la ceremonia salva la insoportable levedad de los pretendidos argumentos que sujetan a quienes se meten en esa locura. Pero es verdad que en Euskadi se ha dejado campar a sus anchas a los que hacen ese tipo de ceremonias, al tiempo que se humillaba a sus v¨ªctimas. Nadie ten¨ªa ning¨²n problema con tener de vecino a un chaval que llevara una camiseta de "Gora ETA", pero todo el mundo ten¨ªa miedo de que en su escalera viviera un guardia civil. Eso ha pasado.
Y sigue pasando.
Nada que ver con los a?os ochenta, pero sigue pasando. Ha sido una especie de construcci¨®n pol¨ªtica del extra?o. Cuando quien vive a tu lado no es tu vecino o tu conciudadano de Bilbao o de San Sebasti¨¢n, sino que es de otro sitio, o un guardia civil, o un periodista. Se construye al extra?o. Y despu¨¦s se fabrica indiferencia pol¨ªtica y distancia social. Ha pasado en Alemania y en otros sitios. No es nuevo. No hemos inventado nada nuevo.
?Y por qu¨¦ esas persianas cerradas al sufrimiento de los dem¨¢s?
Algunos sectores del nacionalismo pol¨ªtico, por equilibrismo, y en la calle, o por miedo, o por desidia, o por indiferencia. Pero el caso es que yo s¨ª he estado en sitios, como mucha otra gente, llevando f¨¦retros por pueblos donde las persianas se bajaban en el momento en que pasaba la comitiva. Gente que ha dicho: eso no va conmigo. Ser¨¢n o no conscientes, pero su conciencia jam¨¢s estar¨¢ tranquila. Y me preocupa que algunos partidos de Euskadi jam¨¢s hayan sido considerados por ETA como un obst¨¢culo a su proyecto totalitario. Nunca se han puesto enfrente de un modelo que pretende imponer exterminando al que considera que no tiene sitio all¨ª. Porque eso somos las v¨ªctimas, la poblaci¨®n sobrante del sue?o por el que ETA mata. Estos partidos ?no se preguntan a s¨ª mismos por qu¨¦ no han sido considerados un obst¨¢culo para un proyecto fascista? Hace poco escuch¨¦ a Josu Jon Imaz decir: "ETA ha enviado a una cuadra de fascistas?". Cuadra de fascistas. Un t¨¦rmino que nunca Arzalluz utiliz¨® y que nunca utilizar¨¢ Egibar. Y me gust¨®. Orienta bien al que a m¨ª me parece un gran pol¨ªtico, como Imaz, en la direcci¨®n en que su partido debiera haber estado mucho tiempo antes, pero que no estuvo. Si el ciento por ciento de la clase pol¨ªtica hubiera estado unida contra el terrorismo, las cosas hubieran sido bien distintas.
?Qui¨¦n va a escribir la historia?
La historia ya est¨¢ escrita. Algunos, como dec¨ªa Albert Camus, han querido estar siempre al lado de los que han escrito la historia y otros hemos preferido quedarnos al servicio de quienes la han sufrido. Me parece una gran frase que para Euskadi es muy ajustada. Por eso ahora nos tocar¨¢ a nosotros. Obligatoriamente, nos va a tocar.
La pregunta que muchos se hacen en torno al proceso de paz es cu¨¢nto se le va a pagar a ETA por dejar de matar.
Pero la gran pregunta no es ¨¦sa. La gran pregunta es: ?qu¨¦ vamos a cobrar de todo este tiempo tr¨¢gico de violencia terrorista? No es qu¨¦ vamos a pagar para que dejen el terrorismo, es c¨®mo vamos a cobrar el haber pagado tanto durante 40 a?os. Por eso es absurdo pensar que la historia la van a escribir ellos. Quien pretenda adornar de causas hist¨®ricas 40 a?os de sangre tiene un problema de psiquiatra.
Pero la percepci¨®n es distinta. Muchas v¨ªctimas, incluso algunas muy cercanas al socialismo vasco, dicen que viven en el desasosiego desde que el Gobierno abri¨® la posibilidad del di¨¢logo con ETA.
La historia se escribir¨¢ sobre el testimonio del dolor. Y quienes acusan a mi partido de haberse olvidado de todo esto es precisamente quienes no saben que mi partido es especialista en sufrir fascismos de todo tipo, y que el PSOE enterraba a militantes asesinados por ETA a?os antes de que a Fraga se le ocurriera jugar al juego democr¨¢tico. El problema es que hay una permanente tendencia hacia la monopolizaci¨®n de las cosas. Es decir, el ¨²nico que asegura la respuesta al terrorismo es el PP, el ¨²nico que tiene la llave de la definici¨®n de la identidad espa?ola es el PP.
Pero algo debe de estar haciendo mal el PSOE para que esa idea cunda?
Seguro, desde luego. Aunque desde el punto de vista del PP, casi todo. Lo que creo que hay es un profundo desconocimiento de los mecanismos de control que una democracia tiene con respecto a lo que el Gobierno hace. Ellos piensan que el Gobierno del PSOE est¨¢ siempre traicionando a todo el mundo. Y en esta democracia, uno no puede traicionar a todo el mundo. Porque hay mecanismos de control que lo impiden. Segundo, no comprenden bien el significado de las instituciones del Estado. Siempre piensan que se est¨¢n resquebrajando, que no son s¨®lidas. No comprenden bien el sistema constitucional espa?ol. Creen que lo puede tirar abajo un presidente del Gobierno o un partido pactando con unos terroristas. Zapatero, aunque quisiera, no puede tirar abajo las esencias constitucionales de este pa¨ªs. Porque el Estado tiene l¨ªmites, tiene frenos, tiene mecanismos de control, tiene l¨ªneas rojas que ning¨²n Gobierno puede pasar.
?Y cu¨¢l es el papel de las v¨ªctimas?
Hay que incorporarlas a la Constituci¨®n como uno de los valores de nuestro sistema democr¨¢tico. Es decir, constitucionalizar el hecho de que tuvimos v¨ªctimas, de que hubo un proyecto que pretendi¨® acabar con el sistema democr¨¢tico matando gente, para imponer su modelo.
Y que no lo consiguieron porque esa gente aguant¨®?
Claro, por eso ese debate de vencedores y vencidos no tiene sentido. Ya hay vencedores y vencidos. Hemos vencido nosotros. Y han sido vencidos los que pretendieron imponer un modelo que nunca va a ser real.
?Y tienen que pedir perd¨®n? ?Le servir¨ªa a usted que le pidieran perd¨®n los que intentaron asesinarle?
Cuando uno pide perd¨®n, supongo que es una acci¨®n hacia s¨ª mismo, para curar su conciencia. No es una din¨¢mica que me interese. All¨¢ ellos con su conciencia y con sus formas de limpiarla.
?Qu¨¦ les dir¨ªa?
No les dir¨ªa nada. Si acaso, que leyeran. Mario Onaindia dec¨ªa que en sus a?os de c¨¢rcel ley¨® todo lo que pudo, y que eso le hizo darse cuenta de las cosas en las que hab¨ªa estado metido. Su vida despu¨¦s estuvo orientada a todo lo contrario. Que lean dentro, que se den cuenta de lo que han hecho, y que alg¨²n d¨ªa, cuando salgan, se dediquen a viajar, para ver lo grande y enormemente bello que es todo.
?Son recuperables para la convivencia?
No lo s¨¦. Habr¨¢ de todo. Desde gente como Yoyes, que pretendi¨® serlo y no la dejaron, hasta gente que no lo ser¨¢ nunca. Lo que me interesa m¨¢s es que el espectro social que ha puesto m¨²sica de fondo a todo eso sea recuperable, no los Txapote, I?aki Bilbao o Asier Arzalluz. Y ¨¦sa es la labor de Otegi. Si no lo consigue habr¨¢ fracasado.
?Y por qu¨¦ Otegi no se desmarca del pasado?
Porque Otegi lleg¨® como el futuro Gerry Adams vasco en 1998 y no se ha convertido en un Gerry Adams.
?Tiene tiempo todav¨ªa?
Yo creo que est¨¢ ante su ¨²ltima oportunidad. Lleg¨® para solucionar un "conflicto armado", como ¨¦l dice, un conflicto terrorista, y si no consigue acabar con todo eso y reconducirlo para que su gente tenga un referente institucional en el futuro de Euskadi habr¨¢ fracasado. Ante su gente y ante la historia. Y tendr¨¢ que preguntarse qu¨¦ sigue haciendo dando ruedas de prensa todos los d¨ªas. Convendr¨ªa que hablara menos y que hiciera m¨¢s.
?Se imagina una vuelta atr¨¢s?
Se me hace dif¨ªcil, porque psicol¨®gicamente estoy en otra cosa. Yo creo que ya no hay sitio. Hubo un sitio por la v¨ªa de la muerte. Yo creo que ya no hay sitio. Me cuesta pensar en la posibilidad de ETA otra vez generando titulares de asesinatos por atentados terroristas. Estamos en otro escenario. Y estamos con la cabeza en otra cosa.
?Alcaraz representa el sentir mayoritario de las v¨ªctimas?
Alcaraz representa a la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, que creo que tiene censadas, entre asociados y v¨ªctimas directas, a unas 3.000 personas de un c¨®mputo total en los censos del Ministerio del Interior de 18.000. No m¨¢s, pero no menos.
?Le doli¨® que no estuviera en el juicio?
No, porque no lo esperaba. Nunca he recibido una llamada de solidaridad ni de este se?or, ni de nadie de la direcci¨®n de su asociaci¨®n. Sin embargo, unos d¨ªas despu¨¦s, alguien me envi¨® una imagen por Internet de Alcaraz d¨¢ndole la mano a Ynestrillas en la puerta de la Audiencia Nacional, y entonces s¨ª me dio pena que Alcaraz prefiriera la compa?¨ªa de Ynestrillas a la m¨ªa. Pero bueno, no me doli¨®. De todas formas, tampoco he conseguido que Mariano Rajoy, que era ministro del Interior cuando ETA intent¨® matarme, pregunte qu¨¦ tal estoy. Ni Acebes, ni Zaplana.
?No le preguntaron?
No.
?Ni le llamaron en su d¨ªa??
No, ni vino a verme nadie del PP al hospital. Nadie. Nadie entr¨® en mi habitaci¨®n y me dijo: hola, soy fulanito de tal, miembro, dirigente, cargo o lo que sea del PP; ?c¨®mo est¨¢s?, vengo a traerte la solidaridad de mi partido. Yo s¨¦ que la tengo, seguro, la solidaridad del PP, porque no puede ser de otra manera, pero nadie me la llev¨® a la habitaci¨®n del hospital.
?Hasta d¨®nde estar¨ªa dispuesto a llegar? ?Estar¨ªa dispuesto a que quienes pretendieron asesinarle salieran antes de la c¨¢rcel?
Yo estar¨ªa dispuesto a llegar a un futuro escrito exclusivamente sobre justicia y sobre memoria. Que todo lo que se haga sea justo y se construya sobre el recuerdo. Ni una sola injusticia, ni un solo ladrillo colocado sobre el olvido. Y sobre esos dos carriles creo que hay mucho por construir. Estar¨ªa dispuesto a llegar hasta la ¨²ltima l¨ªnea de ese relato. Pero exclusivamente sobre justicia y exclusivamente sobre memoria.
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