Actores a pie de calle
Int¨¦rpretes y productores analizan el auge de las representaciones teatrales al aire libre
Una idea para animar la ciudad y, de paso, hacer publicidad de los servicios municipales: parejas de actores que se infiltran en el transporte p¨²blico para cantar las excelencias de las juntas de distrito. Centenares de viajeros y transe¨²ntes se los han encontrado desde principios de mes en vagones del metro, autobuses de la EMT o junto a las principales marquesinas. Son tres chicas y tres chicos que discuten en voz alta sobre problemas de vivienda, licencias, tr¨¢mites y dem¨¢s gestiones, hasta que uno de ellos convence a su compinche de que en la junta municipal les resolver¨¢n sus cuitas. Al final, el d¨²o se despide de su estupefacta audiencia avisando de que la actuaci¨®n es un mensaje del Ayuntamiento.
"El teatro se ve como una herramienta l¨²dica y comunicativa", dice el promotor de una obra
Las andanzas y desventuras de estos actores de la empresa Marketing en Vivo constituyen un buen ejemplo de c¨®mo las calles, los parques y otros espacios p¨²blicos se est¨¢n transformando en escenarios inesperados para el desarrollo de las artes esc¨¦nicas. Las administraciones encuentran en los actores un veh¨ªculo vivo, din¨¢mico y directo para transmitir su gesti¨®n o los valores de su patrimonio. Y los artistas acceden a un empleo.
As¨ª lo supieron comprender, en 2001, los tres fundadores de la empresa madrile?a Escena Tur¨ªstica. Suyos son los montajes para el Planetario de Madrid o los recorridos por el parque del Capricho, en Barajas, convertido en escenario cortesano y dieciochesco de una obra teatral escrita ad hoc por Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez: Sue?o y capricho. "Hoy el teatro se empieza a ver no s¨®lo como una herramienta l¨²dica, sino tambi¨¦n comunicativa", razona Santiago P¨¦rez, uno de los productores de Escena Tur¨ªstica.
Pontevedr¨¦s de 38 a?os, P¨¦rez ejerc¨ªa como actor en la compa?¨ªa Factor¨ªa Teatro, especializada en p¨²blico infantil, hasta que decidi¨® liarse la manta a la cabeza, "con estas cosas del teatro no convencional". "Al principio nos miraban como marcianos. A los pol¨ªticos les costaba entender que puedes crear un montaje con casi cualquier contenido, aunque sea la gu¨ªa telef¨®nica... Una representaci¨®n es mucho m¨¢s efectiva que un folleto. Hoy, cinco a?os m¨¢s tarde, podemos decir que vivimos de ello", admite con orgullo.
En circunstancias parecidas se encuentra ?scar Rivilla, director y guionista de la productora Calle 11. Suyas son las visitas teatralizadas veraniegas -en castellano o en ingl¨¦s- por el Madrid de los Austrias o las peripecias de la familia Pasamontes, con las que la Consejer¨ªa de Medio Ambiente alerta en los municipios serranos sobre el peligro de los incendios forestales. "Es una dimensi¨®n nueva del oficio teatral", corrobora. "Los actores tienen que estar muy concentrados, atentos ante cualquier imprevisto. Disponen de un gui¨®n, pero hay muchos factores que se escapan: el m¨®vil que suena en el momento m¨¢s inoportuno, un mendigo que te aborda en plena representaci¨®n...".
P¨¦rez recuerda el d¨ªa que uno de sus int¨¦rpretes tuvo que lanzarse en plancha para evitar que un ni?o se cayera al lago del Capricho. "A los actores les insistimos siempre en que sean muy d¨²ctiles. Tienen al p¨²blico encima y puede suceder cualquier cosa".
Dos premios Max contemplan a Fernando Soto, un madrile?o del 68 que pertenece al elenco de actores de La Abad¨ªa. Alterna las representaciones "al uso" con su condici¨®n de director de escena "fuera de la norma". Ha concebido espect¨¢culos en el castillo de Cu¨¦llar (Segovia) o, m¨¢s recientemente, en las murallas de Lugo, decisivos para que la capital gallega obtuviese este a?o el segundo Premio Patrimonio de la Humanidad que concede el Ministerio de Cultura. Soto no cree que se pueda hablar de "auge" del teatro a cielo abierto, pero s¨ª de "evoluci¨®n" en los par¨¢metros del arte esc¨¦nico. "Trabajar en un castillo o una muralla milenaria es una experiencia tan enriquecedora que la cuento en bajito para que no se apunte mucha gente", anota con gesto travieso. "Luego llegan los problemas: pol¨ªticos, presupuestarios... Pero trabajar con el patrimonio es un privilegio".
Y luego est¨¢n y estar¨¢n siempre, claro, los n¨®madas. Como Nacho Rey, un argentino jovenc¨ªsimo que se deja caer por Madrid, Galicia y Portugal sin fecha ni rumbo fijos. Naci¨® en Mar del Plata hace 20, pero se le escapa la risa cuando le preguntamos d¨®nde vive. "No lo s¨¦. Cada d¨ªa, en un sitio distinto". Su ¨¢lter ego, Manic Freak, despliega en los rincones m¨¢s inesperados un arsenal de humor sin palabras, paseos en bicicletas de miniatura o equilibrios con torres de sillas.
"Es un oficio duro, no exento de riesgos y malos momentos", admite empapado en sudor, pero sin perder la sonrisa. Sus pelos alborotados le delatan: pese a todo, ha disfrutado como un ni?o. Y los peque?ajos que, embobados, aplauden desde primera fila, a¨²n m¨¢s. "Es incomparable el encanto de reunir a docenas de espectadores all¨ª donde, s¨®lo un momento antes, no estaba sucediendo nada de nada", resume.
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