La reforma del sistema MIR
La formaci¨®n especializada de los profesionales sanitarios necesita, cada vez con mayor urgencia, cambios conceptuales y organizativos que satisfagan las nuevas necesidades y expectativas. Hace unos meses, en estas mismas p¨¢ginas (v¨¦ase EL PA?S del 6 de junio de 2006), alert¨¢bamos de los peligros que acechan al sistema MIR; ahora queremos aportar elementos para el debate sobre algunas actuaciones que deber¨ªan ponerse en marcha para conjurarlos.
En un contexto de r¨¢pido progreso cient¨ªfico y t¨¦cnico, est¨¢ claro que para mantener el equilibrio del perfil de los profesionales es necesario armonizar su especializaci¨®n y la de sus lugares de trabajo con una visi¨®n integral del sistema y con la competencia para atender el conjunto de los problemas de salud m¨¢s habituales en cada ¨¢mbito. Nuestro sistema de salud necesita profesionales especializados, pero con una s¨®lida formaci¨®n integral, lo que les debe permitir ejercer en los distintos tipos de centros sanitarios, sean ¨¦stos los tecnol¨®gicamente m¨¢s sofisticados o los m¨¢s b¨¢sicos o generales.
Para que el sistema MIR sobreviva deber¨¢ adaptarse a los nuevos contextos pol¨ªticos y profesionales
Una formaci¨®n de este tipo, con un componente interdisciplinar cada vez m¨¢s acentuado, generar¨¢ profesionales capaces de prestar una atenci¨®n que responda mejor a las necesidades y expectativas de los pacientes y que contribuya a la mejora de la comunicaci¨®n entre el hospital y la atenci¨®n primaria, una asignatura pendiente que impide que los ciudadanos puedan acceder f¨¢cilmente a unos servicios sanitarios que les garanticen la necesaria continuidad asistencial entre ambos niveles del sistema.
El sistema MIR puede favorecer estos cambios a trav¨¦s de la instauraci¨®n de la troncalidad de los programas formativos. Esta formaci¨®n troncal ayudar¨¢ tambi¨¦n a romper los moldes corporativos que a¨ªslan entre s¨ª las diferentes especialidades generando espacios interdisciplinarios e interprofesionales m¨¢s acordes con las necesidades de una moderna provisi¨®n de servicios sanitarios. Tampoco debe olvidarse la ben¨¦fica influencia que unas pruebas de acceso al MIR dise?adas con una perspectiva troncal y m¨¢s orientadas a discriminar los nuevos valores profesionales exigidos por la sociedad van a tener sobre la ense?anza pregraduada, tan necesitada de cambios profundos en Espa?a.
El mercado laboral sanitario en Espa?a es muy r¨ªgido, con una correspondencia biun¨ªvoca entre cada puesto de trabajo y cada especialidad oficialmente reconocida. Esto incentiva la proliferaci¨®n de especialidades para atender la diversificaci¨®n creciente de plazas ofertadas, al mismo tiempo que impide que profesionales con distintos t¨ªtulos de especialista, pero con competencia curricular demostrada en el campo concreto del puesto de trabajo ofertado, puedan aspirar a ocuparlo. El trabajo en los servicios de urgencias hospitalarios una vez que se reconozca la especialidad de Medicina de Urgencias ser¨ªa un ejemplo.
Esta rigidez tambi¨¦n condiciona la disponibilidad de profesionales m¨¦dicos e incrementa la percepci¨®n de d¨¦ficit cuantitativo global que tienen las entidades proveedoras de servicios sanitarios. Es necesario modificar esta tendencia atomizadora y, en un marco de troncalidad de los procesos de formaci¨®n y evaluaci¨®n de nuestros residentes, promover un an¨¢lisis profundo y decidido de las especialidades en ciencias de la salud en Espa?a. El desarrollo arm¨®nico de la flexibilizaci¨®n del mercado laboral y del an¨¢lisis de las especialidades es un proceso que debe conducir a mejorar la gesti¨®n de los recursos humanos del sistema y a disminuir las tensiones derivadas de la baja disponibilidad y mala distribuci¨®n en el territorio de los efectivos de ciertas especialidades.
Los mecanismos de evaluaci¨®n de los m¨¦dicos en formaci¨®n tambi¨¦n deben ser objeto de profundos cambios, poniendo en marcha estrategias que nos permitan objetivar su progreso en la adquisici¨®n de competencias a lo largo de los programas de especializaci¨®n. Al finalizar el periodo formativo, antes de la concesi¨®n del t¨ªtulo de especialista, debe realizarse una evaluaci¨®n que resuma las anteriores y que proporcione elementos objetivos que garanticen, al menos inicialmente, la calidad y seguridad de las actuaciones del profesional en su ejercicio aut¨®nomo futuro.
Este nuevo sistema MIR ser¨¢ m¨¢s efectivo y se adaptar¨¢ mejor al marco pol¨ªtico y legislativo del Estado si incorpora elementos de descentralizaci¨®n m¨¢s profundos que los actuales tanto en el ¨¢mbito de la planificaci¨®n estrat¨¦gica de las necesidades de los distintos tipos de especialistas como en algunos aspectos m¨¢s operativos relacionados con la acreditaci¨®n de centros, tutores y programas docentes y con la evaluaci¨®n de los residentes, entre otros.
Tal como hemos venido afirmando repetidamente, nuestro sistema MIR debe ser defendido y su pervivencia garantizada, pero para que ello sea posible ha de adaptarse a los nuevos contextos pol¨ªticos y profesionales. Resistirse a los cambios es propiciar su deterioro y, en el peor de los casos, su destrucci¨®n.
Amando Mart¨ªn Zurro (a.martinzurro@gencat.net) y Julio de Nadal (j.denadal@gencat.net) pertenecen al Instituto de Estudios de la Salud de la Generalitat de Catalu?a.
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