Empresas gallegas en venta
Con el feo t¨¦rmino de "desgalleguizaci¨®n" se ha bautizado la concatenaci¨®n de varias iniciativas de venta de empresas de capital gallego. Hablamos de la venta de Fadesa, la abortada enajenaci¨®n de Calvo o los movimientos en los sectores l¨¢cteo y energ¨¦tico. En esta coyuntura, merece la pena detenerse a reflexionar sobre tres cuestiones: por qu¨¦ se est¨¢n produciendo estas operaciones, qu¨¦ costes puede llegar a tener una prolongaci¨®n del proceso, y qu¨¦ se puede hacer para minimizar esos costes.
Los motivos que explican lo que estamos viendo son de naturaleza variada y no incompatibles. En primer lugar, la globalizaci¨®n de los mercados exige, en numerosos sectores, un crecimiento paralelo de las empresas. Y este crecimiento puede basarse en la fusi¨®n o absorci¨®n de empresas que prometen sinergias por la complementariedad de mercados y clientes. En segundo lugar, las grandes plusval¨ªas generadas en el sector inmobiliario y en la bolsa, y el hambre inversora de los fondos de pensiones encuentra en la adquisici¨®n de empresas rentables un destino apetecible. Por ¨²ltimo, los problemas de sucesi¨®n en las empresas familiares son resueltos por una venta a buen precio. Las operaciones antes referidas son razonablemente explicadas por diferentes combinaciones de estos tres factores.
?Qu¨¦ costes puede generar el que las empresas gallegas acaben en manos de inversores lejanos? A mi juicio, podemos hablar de cinco costes potenciales y descartar uno frecuentemente mentado. El posible desplazamiento de parte de la empresa, como los servicios centrales de gesti¨®n o las unidades de dise?o e investigaci¨®n, supone perder empleos de cualificaci¨®n media y alta, bien remunerados. L¨®gicamente, cuantas m¨¢s personas y actividades se desplacen mayor ser¨¢ el coste para la econom¨ªa gallega. En segundo lugar, los propietarios gallegos son personas que van a estar m¨¢s comprometidos con la marcha econ¨®mica de su territorio. Sobre todo si se trata de pocos y bien identificados accionistas, por la presi¨®n social o por compromiso, va a costarles m¨¢s cerrar las plantas productivas situadas en Galicia que a un ejecutivo finland¨¦s o chino que vive a varios miles de kil¨®metros y que probablemente nunca haya estado en Galicia. En tercer lugar, resulta m¨¢s f¨¢cil para el Gobierno gallego comunicarse con propietarios oriundos e integrarlos en proyectos y programas. En cuarto lugar, es evidente que existen sectores m¨¢s o menos estrat¨¦gicos para la econom¨ªa gallega. Por ¨²ltimo, no hay que olvidar que muchas empresas, por obligaci¨®n o devoci¨®n, dedican parte de sus beneficios a financiar actividades culturales y cient¨ªficas o a promover a emprendedores, dentro de sus iniciativas de acci¨®n social. Baste un ejemplo: ?Qu¨¦ ser¨ªa del panorama cultural gallego sin las fundaciones de las dos cajas y del Banco Pastor? El coste total derivado de la "desgalleguizaci¨®n" de una empresa va a depender de c¨®mo se concrete todo lo anterior y, por tanto, puede ser mucho mayor o menor en cada caso.
En todo caso, cabe hacer dos matizaciones. Primero, existen empresas de capital no gallego m¨¢s comprometidas de facto con Galicia que otras en manos de gallegos: Citro?n es un buen ejemplo. Segundo, y este es el coste conceptualmente descartable, el simple cambio de domicilio fiscal de una empresa es pr¨¢cticamente irrelevante. Porque el Impuesto sobre Sociedades se lo queda la Administraci¨®n central, el IVA que cobran las empresas acaba en las arcas auton¨®micas en proporci¨®n al consumo que se hace en cada territorio y las retenciones que las empresas aplican a sus trabajadores se remiten a sus comunidades aut¨®nomas de residencia. La capacidad del Gobierno auton¨®mico de influir en el proceso es muy limitada. Pero algo puede hacer. Animar a que las operaciones de compra-venta de empresas especialmente relevantes para Galicia se realicen entre capitalistas gallegos; mantener una comunicaci¨®n y relaci¨®n fluida con los nuevos propietarios, sin obsesionarse con su identidad; y, sobre todo, rearmar su pol¨ªtica econ¨®mica para impulsar la creaci¨®n de nuevas empresas y "galleguizar" otras for¨¢neas, enamor¨¢ndolas con unas espl¨¦ndidas condiciones para funcionar.
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