Con la boca grande
El refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Estatuto para Andaluc¨ªa, que est¨¢ fijado para el pr¨®ximo 18 de febrero, nace con el temor de que se produzca una alta abstenci¨®n. As¨ª lo anuncian los l¨ªderes de los cuatro partidos con representaci¨®n parlamentaria en Andaluc¨ªa en un acto que ha organizado CC OO en Sevilla y en el que se han dado a conocer los avances que se contienen en la reforma. Y, realmente, no entiendo demasiado bien este temor. No, ya, porque no se vaya a producir una relativa abstenci¨®n -que puede producirse- sino porque refleja desconfianza hacia el electorado andaluz. Dan la impresi¨®n de que a una mayor¨ªa de andaluces les importa muy poco el mayor autogobierno que se establece en el nuevo Estatuto. Es, pues, un anuncio que no deber¨ªa admitirse por los grupos pol¨ªticos con este fatalismo nada m¨¢s arrancar la campa?a.
Las razones son muchas. Unas por cuanto no se hace honor a la transici¨®n; a la voluntad generalizada de las fuerzas pol¨ªticas que quer¨ªan dejar atr¨¢s el modelo franquista. Una dictadura que hab¨ªa impuesto un modelo territorial centralista y autoritario, desconociendo la pluralidad y la diversidad del Estado. Una situaci¨®n que ten¨ªa que cambiar y que cambia para adaptarse a la realidad constitucional del Estado, cuidando, en sus primeros a?os, que las demandas auton¨®micas no pusieran en peligro la transici¨®n.
Hoy, cuando han pasado 30 a?os, estos miedos no existen por mucho que algunos, con sus nostalgias, nos los quieran hacer recordar. Hoy, cuando ha pasado el tiempo; cuando se ha demostrado que el sistema auton¨®mico funciona; cuando aquella Constituci¨®n abierta en lo auton¨®mico ha demostrado su eficacia, generando una descentralizaci¨®n pol¨ªtica que la aleja de los sistemas totalitarios, era natural que se siguiera avanzando y profundizando en el sistema auton¨®mico. Tan natural como obligado por la fuerte aceptaci¨®n social de una realidad auton¨®mica agotada y que quiere seguir avanzando. Y en este sentido es en el que, fundamentalmente, pienso que los grupos pol¨ªticos pueden incentivar la mayor participaci¨®n.
La reforma del Estatuto para Andaluc¨ªa es un avance en el sistema democr¨¢tico al tiempo que una huida de todo lo que represent¨® un Estado unido por la fuerza y la gracia de dios como se acu?aba en las monedas de la ¨¦poca. Tambi¨¦n ha supuesto que se alcancen cotas de progreso social y econ¨®mico a trav¨¦s de un mayor autogobierno. ?sta es su importancia. No es poca. De ah¨ª la necesidad del mayor autogobierno que se establece en la reforma estatutaria.
Es verdad, y no podemos llamarnos a enga?os que, durante la tramitaci¨®n del nuevo Estatuto, se dijo que era un Estatuto poco respetuoso con la Constituci¨®n que no conten¨ªa el mismo grado competencial que el de Catalu?a. Pues bien, hoy, al igual que ayer, hay que decir que todo el desarrollo estatutario tiene como l¨ªmites los establecidos en el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n. Hoy, al igual que ayer, tambi¨¦n sabemos que la indisoluble unidad de la naci¨®n espa?ola no se quiebra con el Estatuto para Andaluc¨ªa y hay que tener la honestidad de decirlo con la boca grande para alejar miedos y temores.
Es lo que dice Javier Arenas que va a hacer. Se ha postulado p¨²blicamente como el mejor ap¨®stol en favor de la participaci¨®n. Este es el compromiso que ha contra¨ªdo en la mesa convocada. Un compromiso coherente. Si ha sido el representante pol¨ªtico que m¨¢s se ha opuesto a la reforma, ahora que su grupo se ha sumado a la reforma es razonable que con el mismo esfuerzo, y con la misma boca grande con la que se opuso, se emplee en defender un s¨ª masivo a la reforma.
En cualquier caso no estar¨ªa de m¨¢s que los grupos pol¨ªticos fueran conscientes de su deber de volcarse en¨¦rgicamente a favor de la participaci¨®n. La abstenci¨®n s¨®lo favorece -salvo las cuentas de la lechera del PA- a aqu¨¦llos que siguen so?ando con una patria nost¨¢lgica que no es leal con la Constituci¨®n ni con el Estado auton¨®mico que establece.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.